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10 cirugías faciales salvaron la vida a niña con rara necrosis bacteriana

Saline Atieno, es una niña de Kenia que había desarrollado una peligrosa y desfigurante necrosis bacteriana facial llamada “Noma”. Pero su vida cambió gracias a varios cirujanos de Long Island que lograron operarla para cambiar su vida, reportó News Break. Leon Klempner, DDS, ortodoncista jubilado y profesor de Medicina Dental de Stony Brook, conoció a […]

Por Allan Brito
10 cirugías faciales salvaron la vida a niña con rara necrosis bacteriana
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Saline Atieno, es una niña de Kenia que había desarrollado una peligrosa y desfigurante necrosis bacteriana facial llamada “Noma”.

Pero su vida cambió gracias a varios cirujanos de Long Island que lograron operarla para cambiar su vida, reportó News Break.

Leon Klempner, DDS, ortodoncista jubilado y profesor de Medicina Dental de Stony Brook, conoció a Saline en 2010 en un viaje médico de divulgación. A través de su organización benéfica, Smile Rescue Fund for Kids, la trajo a Estados Unidos en 2013.

En aquel momento, Atieno, de 13 años, fue descrita entonces como una niña tímida que no hablaba inglés.

El Dr. Klempner y el Dr. Alexander Dagum, Jefe de Cirugía Plástica y Reconstructiva, y sus colegas de Stony Brook establecieron un plan para reconstruir su cara y su boca para mejorar sus funciones y su aspecto.

“Esta bacteria ataca la piel, afectaba a su respiración, si comía algo se le derramaba la comida”, dijo Klempner.

Diez cirugías y más de un año después, la vida de Saline se transformó y regresó a Kenia en 2014.

“El Fondo de Rescate de Sonrisas me salvó la vida”, dijo Atieno.

El Dr. Klempner organizó el regreso de Saline a Long Island en 2019.

Desde febrero de 2019 hasta finales de enero de 2020, el Dr. Dagum realizó cinco procedimientos reconstructivos más para reducir el riesgo de futuras infecciones y cicatrices alrededor de sus labios, cara y frente, y eliminó un quiste en desarrollo de su mejilla.

Entonces, llegó la pandemia de COVID-19. Saline tuvo que quedarse en Long Island con su familia de acogida, la familia Tame, ya que no se le permitía viajar a Kenia.

Gracias a esta prolongada estancia durante más de un año, la vida de Saline se transformó en muchos otros aspectos.

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