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¡Atentos! Todo lo que debes saber sobre las dietas antiinflamatorias

Las dietas antiinflamatorias son regímenes alimenticios que prometen a las personas enfermarse mucho menos y hacerlos sentir mejor con su cuerpo. Pero, ¿qué hay de verdad en dichas dietas? ¿qué alimentos de la dieta habitual pueden ayudarnos realmente a controlar la inflamación? Omega 3 y omega 6 Tanto una sardina como una nuez son alimentos […]

Por Allan Brito
¡Atentos! Todo lo que debes saber sobre las dietas antiinflamatorias
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Las dietas antiinflamatorias son regímenes alimenticios que prometen a las personas enfermarse mucho menos y hacerlos sentir mejor con su cuerpo. Pero, ¿qué hay de verdad en dichas dietas? ¿qué alimentos de la dieta habitual pueden ayudarnos realmente a controlar la inflamación?

Omega 3 y omega 6

Tanto una sardina como una nuez son alimentos ricos en ácidos grasos poliinsaturados (PUFAs). Es decir, los populares Omega 3 y Omega 6. Se trata de grasas saludables, micronutrientes del metabolismo de lípidos a los que se atribuyen, entre otras, propiedades antiinflamatorias, reseñó un artículo de El Nuevo Herald.

Existen numerosos estudios que hacen referencia a cómo el consumo de alimentos ricos en Omega 3 y Omega 6, como el pescado azul y ciertos frutos secos, pueden prevenir o mejorar enfermedades de origen metabólico. Concretamente la diabetes tipo 2, ciertas enfermedades inflamatorias intestinales y algunos tipos de cáncer.

Cinco porciones de frutas al día

Las autoridades sanitarias y entidades afines de todo el mundo de recomiendan consumir un mínimo de 5 raciones o porciones de frutas y hortalizas cada día. Sin embargo el mensaje no termina de calar, y el consumo actual diario en el mundo occidental está muy por debajo de esas cantidades.

Las frutas y vegetales no sólo son primordiales en la dieta por su óptimo contenido en macro y micronutrientes. También ayudan a prevenir múltiples enfermedades gracias a su contenido en compuestos bioactivos. Compuestos con un enorme potencial antiinflamatorio y protector del metabolismo, así como de la oxidación a nivel celular.

Alimentos y microbiota

La proporción de microorganismos beneficiosos y perjudiciales de la microbiota intestinal está directamente relacionada con los hábitos dietéticos. Así, dependiendo de los alimentos que ingiramos, estos favorecerán el crecimiento de las poblaciones de las bacterias beneficiosas o de las perjudiciales para la salud.

Por ejemplo, una dieta rica en fibra promueve el crecimiento de bacterias beneficiosas que usan dicha fibra como fuente de alimento. Sin embargo, las dietas ricas en grasas saturadas y en productos ultraprocesados reducen la proporción de las poblaciones microbianas beneficiosas y potencian el crecimiento de especies más patogénicas.

Importancia de ingerir yogurt

El yogur es un alimento beneficioso para la salud porque aporta microorganismos (probiótico) que modulan nuestra microbiota intestinal. Así es como ayuda a mantener la homeostasis y reduce los procesos inflamatorios.

No obstante, hay que tener en cuenta que estos productos lácteos pueden dar lugar a problemas digestivos en ciertas poblaciones, como es el caso de los individuos intolerantes a la lactosa. Además de que conviene evitar el consumo de aquellos que presentan un alto contenido en azúcar refinado.

Cereales integrales

Debido a su alto contenido en fibra, los cereales integrales son beneficiosos tanto para aliviar el estreñimiento como para mantener una microbiota sana en el tracto gastrointestinal.

En general, las dietas ricas en fibra vegetal se relacionan con una menor incidencia de obesidad y enfermedades metabólicas asociadas como la diabetes y el hígado graso, e incluso una menor prevalencia de varios tipos de cáncer.

El consumo de dietas ricas en fibra también se ha asociado con un potencial efecto antiinflamatorio. Por ejemplo, un estudio realizado en pacientes con enfermedad renal crónica demostró que un aumento en la ingesta de fibra está asociada con una disminución de los niveles de proteína C reactiva (un marcador de inflamación) y un menor riesgo de mortalidad.

Conclusiones

En definitiva, las dietas antiinflamatorias positivas serían aquellas que favorezcan la homeostasis de la microbiota comensal del organismo. Eso implica que debe incluir probióticos como el yogur y prebióticos como la fibra. Pero también pescado azul y productos frescos de origen vegetal que proporcionen una serie de compuestos bioactivos con funciones antiinflamatorias, antioxidantes y promotoras de una correcta salud metabólica.

 

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