Opinión

Beatriz de Majo: Patadas de ahogado

Una nueva arremetida de Nicolás Maduro en contra de Iván Duque, el presidente de Colombia, lo que hace es agregarle conflictividad a una relación que viene deteriorándose de manera visible. La acusación esta vez es tan grave que es necesario pensar que algo especial espera el dictador venezolano lograr, al afirmar que desde Colombia se […]

Por Allan Brito
Beatriz de Majo: Patadas de ahogado
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Una nueva arremetida de Nicolás Maduro en contra de Iván Duque, el presidente de Colombia, lo que hace es agregarle conflictividad a una relación que viene deteriorándose de manera visible. La acusación esta vez es tan grave que es necesario pensar que algo especial espera el dictador venezolano lograr, al afirmar que desde Colombia se dirigen planes militares contra su gobierno.

Por Beatriz de Majo

Y no hay que hilar mucho para percatarse de que lo que tiene al gobierno contra las cuerdas es la cercanía de la fecha en la que se deslegitimará su gobierno, la que está a la vuelta de menos de dos semanas y su incapacidad para contrarrestar el aislamiento que se producirá, a raíz del desconocimiento de su gobierno por las más importantes naciones y organismos internacionales.

Una situación como la que se producirá deja al país solo en medio del desierto. ¿Cómo operar una nación sin relaciones comerciales, financieras, diplomáticas con los grandes centros de producción y financieros del mundo, con sus vecinos más cercanos, con las instituciones políticas más relevantes, con los países más importantes de nuestro hemisferio?

El panorama se le torna opaco a la revolución, porque el gobierno de Venezuela, aunque desee comportarse como una isla de cara al mundo, lo que podrá ofrecerle a sus administrados es más crisis, más penuria, menos soluciones a los problemas de la ciudadanía, que muestra ya signos de agotamiento por verse obligada a una calidad de vida insostenible e inhumana. ¿Pero si la revolución en Cuba en su hora logró mantenerse y lo ha seguido haciendo por más de medio siglo, por qué Venezuela no? Si esa es la manera en que piensan nuestros gobernantes, tendrían que mantenerse con un cascarón vacío entre las manos, hasta que sea la propia ciudadanía la que los eche por la fuerza, o —peor aún— sus propios correligionarios. Poco heróico este panorama y lamentable salida para sus líderes. ¿Alguien escuchó el soliloquio de José Vicente Rangel deplorando el drama humano que se vive en el país?

Así que lo que le viene quedando al gobierno es negociar una salida que le permita hacer las más tibias concesiones, mientras busca cómo quedarse en el poder, realizar elecciones, mantener a sus alfiles en cargos de relevancia. Pero para ello es necesario presentarse a una mesa negociadora con activos a su favor y al gobierno de Maduro ya no le quedan ases bajo la manga. Está siendo calificado por el mundo entero como dictatorial, autoritario, corrupto, insensible ante la penuria social, vinculado con las guerrillas y el narcotráfico, colaborador del terrorismo yihadista, violador de los derechos humanos y promotor de la violencia. Sentarse con todo esto en su morral a negociar una salida honrosa no le garantiza un buen resultado. Presentarse como la víctima de una componenda internacional, mostrarse como como el objetivo de un perverso golpe armado proveniente de Colombia con aliados el imperio Americano mejoraría su imagen de cara a terceros.

De allí que el líder de Miraflores la semana pasada le haya dado cuerda a la tesis de una eventual ayuda militar rusa y ahora el as dentro de la manga es la agresión del nuevo moderno colombiano.

La jugada está demasiado descubierta, pero ello no le impide insistir en ella, pues las salidas no son muchas. Ya han puesto a rodar las tesis de acuerdos que se estarían fraguando entre el gobierno con parte de la oposición, con el fin de generar desconcierto y confusión.

Más de lo mismo, de la misma estrategia desteñida de los cubanos revolucionarios que cada día funciona menos. El implacable el paso del tiempo y el 10 de enero marcará un hoy y un mañana que pudiera no eyectar al madurismo de la noche a la mañana, pero que horadará un hueco aún más grande en sus actuaciones al frente del país.


Beatriz de Majo
Internacionalista

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