Economía, Estados Unidos

Búsqueda de votos republicanos para elecciones legislativas tiene mucho que ver con aranceles de Trump a China

Con la orden de activar la política de aumento de aranceles a las importaciones de $250,000 millones en bienes chinos en un lapso de tres meses, el presidente Donald Trump cumple con su promesa electoral de que pondría a raya al gigante asiático. No obstante, los daños colaterales de la política del Presidente podrían no […]

Por Allan Brito
Búsqueda de votos republicanos para elecciones legislativas tiene mucho que ver con aranceles de Trump a China
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Con la orden de activar la política de aumento de aranceles a las importaciones de $250,000 millones en bienes chinos en un lapso de tres meses, el presidente Donald Trump cumple con su promesa electoral de que pondría a raya al gigante asiático. No obstante, los daños colaterales de la política del Presidente podrían no ser alentadores con miras a los comicios legislativos de noviembre ni para el sector comercial interno y una interconexión realmente favorable de los empresarios con su entorno.

Por: Redacción Miami Diario

En tal sentido analiza un trabajo publicado por El País de España,  que ni Wall Street ni Main Street comprenden que el Presidente se niegue a dar marcha atrás sin considerar las consecuencias negativas de su estrategia.

Ratifican los entendidos en la materia que el escenario en el que se está librando esta batalla comercial,  está completamente viciado por las elecciones legislativas de noviembre. Hasta el punto de que se asume que la tensión con China no se reducirá hasta que pasen las elecciones.

La escalada plantea un verdadero riesgo político para los republicanos, que tratan de contener a los demócratas para que no recuperen la mayoría en la Cámara de Representantes y en el Senado.

https://youtu.be/4dGsouAZjYk

Trump,  trató este martes de responsabilizar a China –tras el anuncio de represalias que formuló la nación asiática–, a la que acusó de tratar de “impactar” y “cambiar” el curso de los comicios estadounidenses al dirigir su respuesta hacia las regiones en las que los republicanos exhiben mayor vulnerabilidad. “Lo que no entienden es que estas personas son grandes patriotas”, dijo refiriéndose a los agricultores y empleados de las industrias más afectadas. Es exactamente la misma táctica que siguieron México y Canadá cuando la Casa Blanca incluyó a ambos países en la lista de exportadores de acero y aluminio gravados.

Estos señalamientos fueron desmentidos en horas de esta tarde por Pekín cuyos representantes insistieron en que tomarán las decisiones necesarias para defender el país, su economía y la fortaleza de sus productos.

También negaron que estén pensado en devaluar el Yuan, como se ha ventilado en el corro internacional.

En torno al tema de las motivaciones de Trump en este conflicto, David Wessel, representantes de la Brookings Institution, tiene claro que Trump busca “crédito entre sus electores”. La Casa Blanca parte de la premisa de que la fortaleza de la economía, junto a la rebaja de impuestos, le dan margen para asumir este riesgo. En paralelo, para compensar daños, movilizó un plan de ayudas a los agricultores más afectados por las represalias chinas, especialmente los productores de soja, para así garantizarse su lealtad en las elecciones.

Wall Street se toma, entretanto, la situación con bastante calma. El principal índice de la Bolsa de Nueva York, el S&P 500, cerró la sesión de este martes con una subida ligeramente superior al medio punto porcentual, ajeno a la escalada comercial entre las dos mayores economías del planeta. La Casa Blanca, dicen en el parqué, lleva tiempo telegrafiando esta nueva maniobra, que interpretan como una táctica para que Pekín vuelva lo antes posible a la negociación. “Es posible que lleguemos a un acuerdo en algún momento”, dice Trump, “estamos siempre abiertos a hablar”.

El secretario de Comercio de EE UU, Wilbur Ross, saltó rápidamente a la palestra para decir que los aranceles no son el fin y explicar que la elección de los productos sometidos a aranceles se hizo “para que no sean intrusivos en el consumidor”. De la lista final activada se cayeron finalmente 297 grupos de productos, entre ellos los relojes inteligentes de Fitbit y Apple, y los auriculares inalámbricos. Lo que no aún no son capaces de medir los analistas es lo que ocurrirá si China va más allá de los aranceles y opta por devaluar más su moneda para defenderse.

Tim Cook, el consejero delegado del gigante de la manzana, lleva tiempo tratando de hacer ver a Trump que el comercio -como dictan los cánones de la economía contemporánea- es positivo para las dos partes. En el caso de Apple, los analistas de la agencia de calificación de riesgos Moody’s creen que la guerra comercial le afecta en dos sentidos: por el impacto en la cadena de suministro que le permite fabricar sus productos en China y por los sobrecostes que le encarecen el precio final y que pueden dañar sus ahora abultados márgenes.

Multinacionales golpeadas

Algo similar le ocurre a otras multinacionales como Harley-Davidson, Whirpool, Intel o Campbell Soup, que ya están ajustando a la baja sus previsiones de negocio para la segunda mitad del ejercicio en anticipación a los sobrecostes derivados del litigio comercial. El efecto de los aranceles chinos se suma, además, a las medidas restrictivas impuestas al acero y el aluminio o las lavadoras.

La firma especializada en el análisis de intercambios comerciales Panjiva explica que el impacto de los aranceles dependerá de hasta qué punto las corporaciones puedan encontrar una cadena de suministro alternativa. Los productos de consumo más expuestos, añaden, son los electrodomésticos, con el 59% del producto final importado de China. En el caso de los ordenadores, esa cifra asciende al 70%.

Fred Smith, consejero delegado de Fedex, es uno de los ejecutivos que mejor conoce cómo se tejen las relaciones comerciales. La historia, dice, “es muy clara”: “El mercantilismo no funciona”, reiteraba este lunes durante la conferencia con analistas posterior a la presentación de resultados. “Hay un ejemplo tras otro que lo demuestra”, agrega. Las economías más prósperas, “son las más abiertas”.

Shane Oliver, economista jefe de AMP Capital, apunta que es necesario  imprimir contexto a las tarifas impositivas. Con la entrada en vigencia de la segunda fase, el 12% de los productos que importa Estados Unidos experimentarán un incremento en los aranceles. Y el aumento promedio, añade, será del 1,6% para el conjunto de la cesta, una cifra que califica de “asumible”.

Información El País 

https://elpais.com/internacional/2018/09/19/estados_unidos/1537319068_065263.html

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