Cuba, Viajes y turismo

Clubes privados cubanos para obreros serán pronto para extranjeros

Los Círculos Sociales para Obreros, que ocuparon los principales clubes privados de Cuba  luego de que Fidel Castro tomara el poder en la Isla, el 16 de febrero de 1959, ahora se encuentran abandonados y deteriorados. Es esa una de las razones por la que esos antiguos clubes privados confiscados por el gobierno de Castro […]

Por Allan Brito
Clubes privados cubanos para obreros serán pronto para extranjeros
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Los Círculos Sociales para Obreros, que ocuparon los principales clubes privados de Cuba  luego de que Fidel Castro tomara el poder en la Isla, el 16 de febrero de 1959, ahora se encuentran abandonados y deteriorados. Es esa una de las razones por la que esos antiguos clubes privados confiscados por el gobierno de Castro “para el disfrute de los trabajadores”, podrían pasar a manos de firmas extranjeras que buscan ofrecer un producto ‘de lujo’ en Cuba, según los planes del Ministerio del Turismo, esto, según reporte publicado en el portal Martí.

Debido a lo interesante e importante del tema, por su trascendencia, Miami Diario se hace eco de esta información.

Por: Redacción Miami Diario

En el reportaje se afirma que una información de la agencia oficialista cubana Prensa Latina revela que los hasta ahora llamados Círculos Sociales Obreros (CSO),“muchos de los cuales se encuentran en condiciones precarias debido al abandono por parte de las instituciones competentes, podrían pasar a manos de firmas extranjeras que buscan ofrecer un producto ‘de lujo’ en Cuba para los visitantes foráneos”.

Los CSO eran antiguos clubes sociales privados de recreación y deportes náuticos fundados por sus socios en el litoral del Oeste de La Habana, desde el final de El Vedado hasta Jaimanitas.

La mayoría de estos clubes-balnearios ofertaban áreas deportivas y equipamiento para la práctica de deportes, playa, piscina, baños con duchas, taquillas para guardar las prendas personales, servicios sanitarios, cafetería, restaurante, área de juegos de mesa y salones de bailes y de fiestas.

Fueron intervenidos en la primera mitad de la década del 60 por el gobierno de Fidel Castro y asignados a los distintos sindicatos (oficialistas) para el supuesto disfrute de todos sus trabajadores.

​Así el primero de ellos, el Havana YachtClub (1886) se transformó en el Circulo Social Obrero “Julio Antonio Mella”; “La Concha” (1929), se convirtió en el CSO “Braulio Coroneaux”; el Club Naútico (1937), en el CSO “Felix Elmuza”; el Casino Español de La Habana en el CSO “José Ramón Rodríguez; el antiguo Circulo Militar y Naval, en el CSO “Gerardo Abreu Fontán”; Hijas de Galicia, en el CSO “José Luis Tassende”; el Miramar Yacht Club, en el CSO “Patricio Lumumba”, ahora Casa Central de las FAR; el Vedado Tennis, en el CSO “José Antonio Echeverría”; y el Casino Deportivo en el CSO “Cristino Naranjo”, en poder del Ministerio del Interior.

Un reportaje sobre el tema publicado en Diario de Cuba en septiembre de 2017 precisa que aunque “supuestamente, todos los trabajadores cuentan con acceso a ellos, los cupos son asignados en base al cumplimiento de criterios establecidos por los sindicatos y a la disponibilidad de cupos en los centros sociales. Entre los criterios de los sindicatos se cuenta la antigüedad del trabajador, su pertenencia a las organizaciones políticas (UJC, PCC) y la condición de obrero destacado”.

Sin embargo, como señala este reportaje de Cubanet fechado en octubre de 2015, “el gobierno revolucionario, tras cumplirse más de media centuria en el poder, jamás se ha preocupado por implementar un mantenimiento sistemático, y mucho menos de ocuparse en serio por la reconstrucción de dichas instalaciones, que a estas alturas ya muestran distintos niveles de depauperación”.

La pieza destaca las ruinas en que se encuentran varios de ellos (no incluye a la citada Casa Central de las Fuerzas Armadas Revolucionarias ni al “Cristino Naranjo”, del MININT).

Precisa que el otrora lujoso Havana Yacht Club se encuentra clausurado por peligro de derrumbe.

La excepción sería el Havana Biltmore Yacht and Country Club (cerca de Jaimanitas) que fue intervenido y convertido en los años 60 en sede de la Escuela Superior de Perfeccionamiento Atlético, y desde 1999 es el selecto Club Havana, administrado por el estatal Grupo Palco.

Este club es frecuentado hoy día por empresarios, periodistas y diplomáticos extranjeros. Los socios pagan una cuota de unos 1500 CUC al año para acceder a instalaciones hípicas, campo de golf, piscina, playa, guardería infantil, club naútico, pistas de tenis, gimnasio, salón de masajes, varios restaurantes, un centro de negocios, piscina y playa privada.

El pase de un día cuesta 20 CUC.

Diario de Cuba reportaba mientras tanto el año pasado que “la prensa oficial ha anunciado a lo largo de la etapa estival la rehabilitación de muchos de estos centros tras décadas de abandono”.

Ahora se sabe para qué…

El cable de Prensa Latina sobre un ambicioso plan gubernamental de construcciones en el turismo destaca que “La Habana tiene especial atención con inversiones en Círculos Sociales Obreros (CSO) que presentan deterioros, y hasta existe una licitación para el centro Julio A. Mella (antiguo Havana Yacht Club) donde compañías como Marriott y Four Seasons aspiran a ofertar un producto de ‘Primer Mundo’”.

 

(En junio de 2016 Starwood Hotels & Resorts Worldwide, que se fusionó en septiembre de ese año con Marriott, se convirtió en la primera compañía hotelera estadounidense en décadas en gestionar una instalación en Cuba, el antiguo hotel Quinta Avenidaconvertido en un “Four Points by Sheraton“, aunque la propiedad se la reservó el grupo militar empresarial cubano Gaviota.)

El título III de la Ley Helms-Burton de 1996 permitiría a todos los estadounidenses, incluidos los cubanoamericanos, entablar un litigio civil en las cortes contra aquellos que trafiquen o se beneficien de las propiedades que les arrebató el gobierno cubano.

La demanda puede radicarse contra este último o contra una empresa o ciudadano privado.

 

Sin embargo, esa cláusula ha sido suspendida cada seis meses por todos los presidentes estadounidenses desde Bill Clinton hasta Donald Trump, una prerrogativa que pueden aplicar “si fuese necesario para los intereses nacionales de EE.UU. o contribuyera a acelerar la transición democrática en la isla”.

En 1964 en su poema “Tengo”, el bardo cubano Nicolás Guillén exaltó las confiscaciones de los clubes sociales privados y su entrega a los trabajadores:

Tengo que como tengo la tierra / tengo el mar/ no country, no jailái/ no tenis y no yacht/ sino de playa en playa/ y ola en ola/ gigante azul, abierto democrático: /en fin, el mar.

Volviendo al inicio del cable de PL: en un futuro próximo el acceso a los (finalmente) reconstruidos Círculos Sociales Obreros no será para obreros, sino “para visitantes foráneos”. Y pagado en moneda fuerte. En fin, el mar.

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