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Corea del Sur logra encender un “Sol” artificial a 100 millones de grados

 Corea del Sur ha dado un paso más en su objetivo de emular las condiciones del Sol, pero en la tierra, para obtener energía limpia y barata. Su ‘Sol’ artificial -un gran cilindro de casi diez metros de alto y otros 9,4 de diámetro y 1.000 toneladas de peso- ha estado funcionando durante 20 segundos […]

Por Allan Brito
Corea del Sur logra encender un “Sol” artificial a 100 millones de grados
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 Corea del Sur ha dado un paso más en su objetivo de emular las condiciones del Sol, pero en la tierra, para obtener energía limpia y barata. Su ‘Sol’ artificial -un gran cilindro de casi diez metros de alto y otros 9,4 de diámetro y 1.000 toneladas de peso- ha estado funcionando durante 20 segundos a una temperatura de 100 millones de grados Celsius, o lo que es lo mismo, a casi siete veces más grados que los que alcanza el propio núcleo solar. Corea del Sur  Corea del Sur  Corea del Sur 

Se trata de un hito sin precedentes en la carrera por hacer de la energía nuclear de fusión una realidad.

El director del proyecto, bautizado como Kstar, explicó en declaraciones recogidas en una nota publicada por el Consejo Nacional de Investigación en Ciencia y Tecnología de Corea que “el éxito de Kstar a la hora de mantener el plasma de alta temperatura durante 20 segundos será un importante punto de inflexión en la carrera para asegurar las tecnologías para una operación prolongada de plasma de alto rendimiento, un componente crítico para un reactor de fusión nuclear comercial en el futuro”.

Tecnología soviética mejorada

El diseño coreano está basado en los modelos tokamak soviéticos ideados en los años 50: se trata de una cámara de vacío en forma de anillo en la que, mediante el calor y presiones extremas, se produce la fusión de núcleos de hidrógeno para formar helio, liberando en el proceso una gran cantidad de energía. En los años 80 se empezó a gestar la idea de crear un consorcio internacional que llevara a cabo el proyecto ITER (las siglas en inglés de Reactor Termonuclear Experimental Internacional), un experimento científico a gran escala destinado a probar que los reactores de fusión son viables. En 2006, la Unión Europea, Japón, Estados Unidos, Corea del Sur, India, Rusia y China firmaron un acuerdo para ponerlo en marcha, pero no será hasta 2026 cuando las instalaciones del ITER en Cadarache (Francia) comiencen con las pruebas.

Pero antes, se están probando «réplicas en miniatura» del modelo tokamak en varios países, incluido el prototipo KSTAR coreano, que el pasado 24 de diciembre conseguía el citado hito. «La investigación en fusión nuclear es como la aeronáutica: no puedes probar las nuevas mejoras directamente en un Airbus 380, sino que tienes que hacerlo previamente en máquinas más pequeñas. El ITER sería como el Airbus 360», ejemplifica Joaquín Sánchez, director del Laboratorio Nacional de Fusión, dependiente del Ciemat.

Confinar la energía de forma efectiva

El mayor problema de estas máquinas es confinar toda la energía que se crea dentro de la vasija al elevar tanto la temperatura y pasar de gas a plasma. Eso se hace a través de confinamiento magnético: unos imanes muy potentes hacen de barrera contenedora para que no se escape la energía. Sin embargo, la temperatura no es constante en todo el plasma, sino que se crean zonas en las que el calor es más acusado que en otras (por ejemplo, en las máquinas tokamak, las mayores temperaturas se dan en el centro, mientras que disminuyen cuanto más nos acercamos al borde). El sistema de barrera interna de transporte (ITB por sus siglas en inglés) del modelo coreano ha conseguido aprovechar esta particularidad del reparto heterogéneo del calor para mantener el plasma a altas temperaturas en esas zonas durante los citados 20 segundos.

Fuente: El Universal

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