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Deshielo en la Patagonia revela fósiles de ictiosaurios

El derretimiento de los glaciares nos ha permitido descubrir diversos artefactos del pasado, pero en este caso el deshielo en la Patagonia, chilena reveló fósiles de ictiosaurios, el hallazgo lo dió a conocer la Nasa.  Imágenes de los satélites #Landsat5 y #Landsat8 de @NASAEarth y @usgs muestran el retroceso del glaciar Tyndall de la Patagonia, […]

Por Allan Brito
Deshielo en la Patagonia revela fósiles de ictiosaurios
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El derretimiento de los glaciares nos ha permitido descubrir diversos artefactos del pasado, pero en este caso el deshielo en la Patagonia, chilena reveló fósiles de ictiosaurios, el hallazgo lo dió a conocer la Nasa. 

Los ictiosaurios son reptiles marinos o peces lagartos, los cuales se parecían mucho a las marsopas en la actualidad, estos nadaron los océanos entre 250 y 90 millones de años atrás, podría decirse que al mismo tiempo cuando los pterosaurios volaban en los cielos y los dinosaurios caminaban por el planeta. Estas criaturas continúan arrojando como era la especie y como evolucionaron. 

Los paleontólogos hasta los momentos solo han encontrado 76 ictiosaurios en el lecho rocoso cercano al glaciar Tyndall, algunos de estas criaturas salieron a la luz en la expedición realizada entre marzo y abril de este año, momento en el que los científicos extrajeron a “Fiona”, un esqueleto fosilizado completo de un especimen femenino de 4 metros de largo, con varios embriones. 

Fiona data de 129 a 139 millones de años y fue descubierto en 2009 por la científica Judith Pardo-Peréz de la Universidad de Magallanes.  

Debido al calentamiento del planeta los paleontólogos han podido realizar estos descubrimientos, Camilo Rada, glaciólogo de la Universidad de Magallanes, aseveró que gracias a las fotografías que se le realizaron a Fiona se pudo esclarecer que ella ha estado descubierta desde al menos 1965. “Pero otros fósiles de ictiosaurios en el área fueron descubiertos mucho antes, otros mucho más recientemente y, con toda probabilidad, algunos están siendo descubiertos mientras hablamos”,argumentó.

Dean Lomax, paleontólogo de la Universidad de Manchester dijo: “Estoy seguro de que muchos de los especímenes estaban bajo el glaciar en la imagen de 1986”. A su vez Lomax en la expedición donde se encontró a Fiona, descubrió un cráneo completo bien conservado.

Asimismo este lugar expuesto pertenece a una zona donde en un año “regular” , el derretimiento de la nieve y el hielo ha superado la nueva acumulación de nieve, observando una imagen adquirida por el el satélite Landsat 8 el 7 de abril de 2022, se puede apreciar el área de ablación a lo largo del lado oriental del glaciar, en uno de los días óptimos para la expedición. Las líneas indican las ubicaciones anteriores del borde de hielo, incluyendo su última extensión máxima alrededor del año 1700 durante la Pequeña Edad de Hielo, y su posición en retroceso a partir de 1986. En las últimas décadas, partes del borde del glaciar han retrocedido hasta 2 kilómetros, señaló la Nasa en un comunicado. 

Para el año 2004 cuando la científica Pardo- Peréz inició su exploración en dicha área, los especialistas expresaban que este sitio fósil abarcaba unos 5 kilómetros cuadrados. Pero a medida que el borde del hielo retrocedía y el paisaje cambiaba, y a medida que las expediciones posteriores localizaban más fósiles, el sitio se ha expandido a unos 15 kilómetros cuadrados (casi seis millas cuadradas), o casi toda el área de roca expuesta visible en esta imagen. La roca es parte de la Formación Zapata, que contiene rocas sedimentarias y fósiles que datan desde finales del período Jurásico hasta principios del Cretácico.

La fosilización ocurrió millones de años antes de que apareciera el glaciar, cuando la zona estaba cubierta de agua de mar. Los científicos piensan que algunos de los ictiosaurios murieron por causas naturales. Otros probablemente perecieron en eventos de mortalidad masiva causados por el rápido flujo de agua en pendiente descendente, conocido como una corriente de turbidez. “En estos casos”, dijo Pardo-Pérez, “los ictiosaurios podrían haber quedado atrapados por la corriente de turbidez y haber sido arrojados al abismo, ahogados, desorientados y enterrados casi instantáneamente en un entorno anóxico que evitó la descomposición bacteriana y mantuvo articulados sus esqueletos”, continúa el comunicado.

Debido al derretimiento de los glaciares no ha ayudado a preservar los fósiles ubicados en esa área, el glaciólogo Rada indicó que este flujo del hielo transporta rocas y tierras en su base, lo cual lo compara con una pesada hoja de papel de lija, que muele una gran roca y fósiles dentro de la misma. 

La tasa de erosión en la Patagonia varia entre 1 a 100 milímetros (0.04 a 4 pulgadas) por año, en el extremo inferior de ese rango en el lado del glaciar Tyndall. “Pero incluso con tasas de erosión de unos pocos mililitros a un centímetro al año, Fiona se habría convertido en polvo si hubiera permanecido cubierta por el glaciar unas cuantas décadas más”, señaló Rada.

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Sabemos que el deshielo además de ocasionar la pérdida de fósiles al quedar vulnerables, por la fractura por los ciclos de congelación y deshielo y a la erosión por el viento y el agua. “Es importante encontrar formas de proteger estos valiosos registros del pasado”, dijo Rada reiterando que el calentamiento global no solo es una amenaza para el planeta, sino para la ciencia misma, al no permitir estos valiosos descubrimientos.

Es probable que cerca de otros glaciares hayan quedado expuestos fósiles, ya que todo el campo de hielo de la Patagonia Austral se está derritiendo. Pero hasta que los paleontólogos realicen más expediciones de prospección, el sitio cerca del glaciar Tyndall sigue siendo un hallazgo paleontológico único. “Hasta donde sabemos, no hay otro sitio en el mundo donde tantos fósiles excepcionales estén quedando expuestos debido a un glaciar en retroceso”, dijo Lomax.

El Corporación Nacional Forestal de Chile (CONAF) es quien custodia y protege esta área y sus fósiles, mediante la ley chilena, la cual  prohíbe la extracción o excavación sin permiso. “Este lugar es un ecosistema frágil, ubicado en una zona periglacial dentro del Parque Nacional Torres del Paine”, dijo el gerente de la CONAF, Gonzalo Cisternas. La zona está cerrada al turismo y a las actividades recreativas, y solo pueden visitarla científicos autorizados.

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