Disfrutando del sexo en la Tercera Edad

Tradicionalmente se ha venido afirmando que una vez que se entra en la llamada Tercera Edad, la práctica del sexo, la menopausia y la andropausia no son compatibles, por una disminución en el apetito sexual.

Los cambios físicos en los órganos reproductores, así como la disminución de hormonas asociadas a las actividades sexuales, justifican esta hipótesis. Sin embargo, la realidad nos indica que si mantenemos una vida sexual activa a lo largo de nuestras vidas, el cuerpo se acostumbra a tener unos niveles de actividad que nos permitan mantenernos activos con normalidad y fogosidad.

Además, tanto la terapia hormonal como las terapias alternativas naturales, puede favorecer la actividad sexual en la etapa de los años dorados. Incluso, investigadores afirman que la inhibición en el deseo en las mujeres menopáusicas es un hecho más cultural que real; aun cuando tradicionalmente se afirme que el cuerpo femenino deja de estar preparado para una vida sexual plena.

En esta sentido, la terapia hormonal sustitutiva (THS) mediante cremas o anillos de introducción vaginal ha abierto una nueva etapa psicosexual para muchas mujeres.

Investigadores afirman, además, que la mujer poder tomar conciencia de su genitalidad a diario, aplicando cremas especiales por dentro y por fuera de sus zonas erógenas, así como cuidar sus partes íntimas y acariciarlas, les devuelve casi mágicamente la libido, sin el riesgo y la preocupación adicional —obviamente— para las parejas mayorcitas de quedar embarazados.

Por supuesto, en el caso de los caballeros, las famosas pastillas azules siguen levantando las expectativas para poder disfrutar de un sexo muy placentero, a una edad donde el romance y el amor han alcanzado una gran madurez.