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Ronna McDaniel: El Costo Humano de la Crisis Fronteriza de Biden

Hace unos días, nos enteramos de que un traficante de personas, que huía de la policía, resultó involucrado en un accidente automovilístico con una madre de 59 años y su hija de 22, en Mission, Texas. El traficante y los seis migrantes en su automóvil sobrevivieron. La madre y la hija perdieron la vida. Por […]

Por Allan Brito
Ronna McDaniel: El Costo Humano de la Crisis Fronteriza de Biden
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Hace unos días, nos enteramos de que un traficante de personas, que huía de la policía, resultó involucrado en un accidente automovilístico con una madre de 59 años y su hija de 22, en Mission, Texas. El traficante y los seis migrantes en su automóvil sobrevivieron. La madre y la hija perdieron la vida.

Por Ronna McDaniel

Es una tragedia. Y nunca debió haber sucedido.

La crisis fronteriza de Joe Biden se ha prolongado durante meses. Una asombrosa cantidad de 164.303 inmigrantes indocumentados fueron aprehendidos tratando de ingresar ilegalmente a los Estados Unidos en octubre, el número más alto para un mes de octubre en la historia del Departamento de Seguridad Nacional. De hecho, más de 1.4 millones de inmigrantes indocumentados han sido detenidos mientras cruzaban la frontera desde que Joe Biden asumió el cargo, mientras que al menos 400.000 se han infiltrado con éxito en los Estados Unidos, de manera ilegal, en los últimos 12 meses. Historias como la tragedia de Mission son un claro recordatorio de que las malas políticas tienen un costo humano. No podemos volvernos complacientes.

Biden podría estar destruyendo la economía de los Estados Unidos, pero sus políticas de fronteras abiertas han creado un gran entorno empresarial para los traficantes de personas. La semana pasada, 54 personas murieron y decenas resultaron heridas cuando un camión que viajaba a alta velocidad volcó y se estrelló contra un puente en el sur de México. Hay indicios de que el camión transportaba hasta 200 migrantes de Centroamérica, incluyendo niños. Los heridos fueron trasladados a hospitales en láminas de plástico que servían como camillas improvisadas. El conductor huyó del lugar.

Eso no debería ser una sorpresa. Los traficantes de personas a menudo no son solo traficantes; también pueden tener antecedentes penales que les den motivos adicionales para temer el arresto. Recientemente, dos pandilleros fueron arrestados en Oklahoma por tráfico de personas, luego de que varios inmigrantes ilegales fueron encontrados en la parte trasera del camión U-Haul que conducían, junto con tres pistolas cargadas. Los agentes de la Patrulla Fronteriza en el sector de Río Grande ya arrestaron a más de 300 migrantes criminales y pandilleros, desde que comenzó el año fiscal en octubre. Esto incluye a dos miembros de la notoria pandilla MS-13 y un inmigrante ilegal de Guatemala, previamente condenado por asesinato en los Estados Unidos. Eso sin contar a las cuatro personas en la lista de vigilancia de terrorismo del FBI, que fueron detenidas en la frontera.

Los migrantes que logran llegar a la frontera se enfrentan a lo que las fuerzas del orden han descrito como “condiciones parecidas al tercer mundo.” La violencia, el abuso y las condiciones insalubres son a menudo la norma en los campamentos de migrantes, y los de Del Rio, Texas acamparon debajo de un puente. La situación empeora aún más cuando los padres deciden abandonar a sus hijos en la frontera. Los agentes encontraron recientemente a otro niño pequeño, solo, a orillas del Río Grande.

Mientras tanto, Estados Unidos ha visto un flujo masivo de drogas ilícitas. Los funcionarios del DPS de Texas han incautado más de 1,000 libras de metanfetamina desde marzo, que llegaron a los agentes fronterizos de Biden. Y en octubre, se incautaron 899 libras de fentanilo en la frontera, el equivalente a casi 204 millones de dosis letales. El Departamento de Seguridad Pública de Texas anunció que decomisó 886 libras adicionales de fentanilo este año, que la Patrulla Fronteriza no pudo detectar. Eso es suficiente para matar a más de 200 millones de personas.

Y está matando gente. El fentanilo es ahora la principal causa de muerte de adolescentes en el condado de Pima, Arizona, un ejemplo aleccionador de cómo las comunidades del suroeste están teniendo que soportar la peor parte de esta crisis. Pero estas drogas no se quedan en las ciudades fronterizas. El fentanilo se ha abierto camino en el corazón de Estados Unidos, impactando a estados como Iowa, Nebraska y Utah. El mes pasado, Estados Unidos superó las 100.000 muertes por sobredosis de drogas este año. Los datos no mienten: cuando permitimos la entrada de drogas mortales a este país, cosechamos las horribles consecuencias.

Afortunadamente, los Republicanos están dando un paso al frente. El Gobernador de Texas, Greg Abbott, estableció la Operación Lone Star en marzo pasado, con el fin de ayudar a tomar el control de la frontera, luego de que la administración de Biden no actuara con el propósito de resolver la crisis fronteriza. Y cuando los agentes de la Patrulla Fronteriza en Arizona se vieron abrumados por 1,500 inmigrantes indocumentados, cruzando la frontera en un día, el gobernador Doug Ducey movilizó a la Guardia Nacional para ayudar en el proceso.

Aunque, en primer lugar, no deberían haber tenido que hacerlo. Como presidente, es responsabilidad de Biden proteger a nuestra nación. Su incapacidad para asegurar la frontera ha dejado una cosa clara: las fronteras abiertas no son compasivas. Nuestra Patrulla Fronteriza está sobrecargada de trabajo y abrumada. Drogas letales fluyen por la frontera. Abunda el contrabando de personas. La gente está muriendo.

La incompetencia de Biden ha provocado una crisis humanitaria en la puerta de nuestra casa y en nuestros hogares, y gente real está pagando el precio. Ese es un récord con el que los Demócratas se verán obligados a lidiar en las urnas, el próximo año.

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