El calor estimula la producción de oxitocinas y endorfinas, lo que hace que aumente el apetito sexual, si bien y a pesar de que el verano es la época que más aumenta el deseo, también es en la que se evidencian más los problemas de salud sexual de los hombres.
Y es que, la mayor exposición sexual pone en evidencia los problemas que se han tapado a lo largo del año por la inactividad, sobre todo en el caso de los hombres. Al practicar más sexo, se dan cuenta que tienen más complicaciones que antes, lo que puede desencadenar en discusiones con la pareja y en un trauma psicológico, porque afecta a la autoestima varonil y, en consecuencia, a la calidad de la relación.
Así, por ejemplo, después de verano las consultas sobre la disfunción eréctil se incrementan un 27%, según un informe elaborado por Boston Medical Group. Además, y debido a que durante julio y agosto se hace un paréntesis en la rutina cotidiana, en ocasiones practicando menos ejercicio físico y una mayor flexibilidad en el hábito alimentario, se pueden agravar patologías como las enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, síndrome metabólico, depresión o síntomas del tracto urinario inferior.
Otro de los impedimentos más habituales en las relaciones íntimas es la eyaculación precoz, que provoca que los varones vivan este periodo vacacional en un continuo estado de ansiedad, especialmente en las relaciones más esporádicas.
Fuente: Europa Press / Boston Medical Group
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