Los doctores enfatizan que es muy raro que la prueba de hisopado nasal para detectar el COVID-19 en una mujer antes de una cirugía parece haber desencadenado una liberación de líquido cefalorraquídeo en sus cavidades nasales superiores.
Por Redacción MiamiDiario
“El hisopo de la prueba COVID-19 en sí mismo no resultó en una violación de la base ósea del cráneo, sino que la prueba invasiva causó un traumatismo en el encefalocele preexistente de la paciente”, informó un equipo dirigido por el doctor Jarrett Walsh.
Las pruebas de imagen revelaron la brecha no diagnosticada anteriormente en el cráneo de la mujer (el encefalocele). Fue esta vulnerabilidad, junto con el “trauma” del hisopo nasal, lo que provocó la fuga de líquido, según los médicos. En el caso de esta paciente, la oportuna cirugía para reparar el hueco en el cráneo detuvo la fuga.
Poco después de la prueba, experimentó una descarga de moco de un lado de la nariz, dolor de cabeza y vómitos. La investigación en el hospital reveló una fuga de líquido cefalorraquídeo, un fluido vital que normalmente se cierra para no entrar en las cavidades nasales.
El médico subrayó que normalmente el riesgo de las pruebas nasales es muy bajo, aunque advirtió que las personas que se habían sometido a cirugías nasales o de cráneo deberían optar por los test orales.
“Esto representa una complicación verdaderamente rara de esta prueba de diagnóstico común y crítica”, dijo el doctor Dennis Kraus, un otorrinolaringólogo que no estaba involucrado en el informe
Con información de sputniknews
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