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Falleció Kofi Annan, un luchador por la paz

El Premio Nobel y reelecto secretario general de la ONU fue un dirigente polémico, cuyas características personales permitieron diálogos difíciles y reconocimiento a la organización que presidió durante dos períodos Por redacción Miami Diario La Fundación Kofi Annan radicada en Suecia informó el fallecimiento del dirigente mundial, a los ochenta años. Dedicó los últimas años […]

Por Allan Brito
Falleció Kofi Annan, un luchador por la paz
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El Premio Nobel y reelecto secretario general de la ONU fue un dirigente polémico, cuyas características personales permitieron diálogos difíciles y reconocimiento a la organización que presidió durante dos períodos

Por redacción Miami Diario

La Fundación Kofi Annan radicada en Suecia informó el fallecimiento del dirigente mundial, a los ochenta años. Dedicó los últimas años de su vida a promover la paz en lugares donde parecía imposible, como en Colombia

Clave en América del Sur

El exsecretario general de la ONU Kofi Annan pidió  a los venezolanos resulver sus diferencias de una forma pacífica y sin recurrir a la violencia.”la violencia llama a la violencia. Si tienen problemas encuentren una forma de resolverlos pacíficamente”, dijo el diplomático ghanés a los ciudadanos de Venezuela, dijo en el año 2015, cuando los problemas políticos comenzaban a preocupar a la comunidad internacional-
El exsecretario general de la ONU Kofi Annan había llegado a Cuba para una visita de cuatro días en la que sostuvo reuniones con los negociadores del proceso de paz en Colombia. También puso empeña en fortalecer la Comunidad del Caribe, Caricom, y participó en alguna de sus reuniones en Santa Lucía  donde propuso pasar revista a los problemas que confrontan las islas caribeñas.

Insistió en que los Estados caribeños enfrentan enormes desafíos en su camino hacia el desarrollo, como desastres naturales, aislamiento del mercado internacional y alto costo de la energía y del transporte.

El Nobel de la Paz

Con su amigo, Nelson Mandela, otro gran del último siglo

Annan ganó en 2001 el Premio Nobel de la Paz ex aequo con la ONU “por su trabajo por un mundo más organizado y más pacífico”, y  su labor como secretario general de la ONU entre 1997 y 2006, un periodo en el que hizo de la paz su principal bandera, aunque a veces sin mucho éxito y otras con un reconocido fracaso como en el caso de la invasión de Irak de 2003.

No fueron sencillos para el dirigente africano los tiempos del Premio Nobel: Al Qaeda atacó Nueva York y Washington, Estados Unidos invadió Irak y los políticos occidentales volvieron la vista desde la Guerra Fría a la globalización y la lucha contra la militancia islámica.

El diplomático ghanés fue el primer cargo de carrera de la ONU que alcanzó el puesto de secretario general tras imponerse en las votaciones al marfileño Amara Essy el 13 de diciembre de 1996 y se convirtió así en el primer máximo responsable de la ONU procedente de un país subsahariano.

Annan comenzó a trabajar en el sistema de la ONU en 1962 como contable de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En 1980 pasó a la agencia de refugiados (ACNUR), donde ascendió en el escalafón durante las décadas de 1980 y 1990. Ocupó progresivamente los cargos de subsecretario general para Recursos Humanos, el de subsecretario general de Finanzas y la jefatura de Operaciones de Mantenimiento de la Paz. En este último puesto fue el encargado de gestionar a los ‘cascos azules’ en guerras como las de Somalia, Ruanda y Bosnia, en ocasiones bajo duras críticas al desempeño de los soldados de la ONU.

En su discurso de aceptación del Nobel, Annan señaló en concreto tres “prioridades clave” para el siglo XXI: “erradicar la pobreza, evitar los conflictos y fomentar la democracia”.

“Solo en un mundo que se libre de la pobreza todos los hombres y mujeres podrán aprovechar al máximo sus capacidades. Solo cuando se respeten los derechos individuales se podrán canalizar políticamente las diferencias para resolverlas pacíficamente. Solo en un entorno democrático que respete la diversidad y el diálogo podrán expresarse los individuos y conseguirse un gobierno propio con respeto a la libertad de asociación”, argumentó en 2001 desde Oslo.

Con su inseparable esposa Anna

Una polémica gestión

Algún escándalo también entristeció su pas0 por la Organización internacinonal, como  el llamado ‘Petróleo por Alimentos’, en el que 2.000 empresas, casi la mitad de las participantes en el programa, pagaron al régimen iraquí liderado por Sadam Husein durante el embargo impuesto a Irak alrededor de 1.800 millones de dólares. Annan fue exonerado de cualquier responsabilidad en este caso, en el que también estaba implicado su hijo, Kojo Annan, quien fue el negociador de este programa.

En su discurso de despedida en la ONU, Annan subrayó que la seguridad y el desarrollo mundiales dependen, en última instancia, del respeto a los Derechos Humanos y al Estado de derecho, por lo que los Estados deben cumplir las reglas establecidas entre ellos y con sus ciudadanos, una clara referencia a la ausencia de respaldo legal para la invasión de Irak.

“Los Derechos Humanos y el imperio de la ley son vitales para la seguridad y prosperidad global”, afirmó Annan para quien cuando Estados Unidos “abandona sus propios ideales y objetivos, sus aliados se muestran confusos y agitados”.

Tras dos mandatos al frente de la ONU, Annan fue nombrado enviado especial de la ONU y de la Liga Árabe para Siria, cargo que dejó en agosto tras criticar al Consejo de Seguridad de la ONU por no intervenir más directamente en el conflicto. Residía en un pueblo de Suiza, muy lejos de la ciudad de Kumasi de su Ghana natal. Allí lo encontró la muerte, rodeado de sus tres hijos y de su esposa Anna.

Fue uno de los grandes hombres del último siglo.

 

 

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