Florida, Sucesos

Falso sultán estafador es descubierto debido a que comía cerdo

Un ciudadano de origen colombiano se hizo pasar por un acaudalado príncipe saudita, viajando por todo el mundo estafando millones a inversionistas, a quienes seducía con atractivas propuestas de negocios. Se supo que el falso sultán viene cometiendo este tipo de fechorías desde hace varios años. Se hacía llamar Sultán Bin Khalid Al-Saud, cuando su […]

Por Allan Brito
Falso sultán estafador es descubierto debido a que comía cerdo
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Un ciudadano de origen colombiano se hizo pasar por un acaudalado príncipe saudita, viajando por todo el mundo estafando millones a inversionistas, a quienes seducía con atractivas propuestas de negocios. Se supo que el falso sultán viene cometiendo este tipo de fechorías desde hace varios años.

Se hacía llamar Sultán Bin Khalid Al-Saud, cuando su nombre real es Anthony Gignac, quien esta vez puso su mirada en Miami para cometer sus estafas. Aquí contactó al urbanizador multimillonario Jeffrey Soffer, de Turnberry Associates, quien al principio creyó en el sultán interesado en comprar uno de sus hoteles. Incluso, Soffer le dio obsequió lujosos al falso sultán, por el orden de los 50 mil dólares, según fuentes familiarizadas con la investigación federal.

“Yo creí que Gignac era miembro de la realiza saudita y diplomático de ese país, con los medios para comprar el hotel”, expresó el acaudalado urbanizador. Pero durante las negociaciones el verano pasado —incluidas reuniones de negocios entre Gignac y Soffer en Aspen, Colorado— el urbanizador se dio cuenta, hizo que su equipo de seguridad verificara a Gignac y reportó a las autoridades federales sus sospechas de que era un impostor. Gignac, de 47 años y detenido en Miami desde noviembre del 2017, espera la sentencia el próximo mes tras declararse culpable de hacerse pasar por un funcionario extranjero, robo de identidad y fraude.

El falso sután no actuaba solo. El encausamiento original que acusa a Gignac y a un socio, que no es identificado, no menciona a Turnberry Associates por su nombre, solamente por las iniciales de la empresa, “T.A.”, ni tampoco a Soffer. Pero varias fuentes afirman que Soffer está entre las 26 víctimas de Gignac en todo el mundo, a quienes robó un total de 8 millones de dólares, entre el 2015 y el 2017. Soffer solamente perdió los 50 mil dólares que gastó en regalos para Gignac antes de darse cuenta de que probablemente era un estafador, según fuentes y documentos del tribunal.

Gignac, quien fue adoptado por una familia de Michigan cuando era un niño, se convirtió de adulto en un timador internacional. A pesar de encontronazos anteriores con la ley, vivía a lo grande en el sur de la Florida. Con los millones robados, compró autos Ferrari y Rolls Royce, relojes Rolex, joyas Cartier y un apartamento de dos habitaciones en la exclusiva Fisher Island, en la Bahía de Biscayne.

Gignac mostraba su estilo de vida en una cuenta de Instagram, bajo el nombre de Prince Dubai, cuidando de nunca mostrar la cara, pero publicaba de vez en cuando fotos genéricas de la realeza saudita. Esa página tiene docenas de imágenes y videos de joyas, como un Rolex con diamantes engastados, y cenas de lujo, viajes en jets privados, recorridos en autos de lujo, compras en tiendas de renombre y la asistencia a secciones VIP en conciertos y parques temáticos.

La cuenta en Instagram también muestra una afinidad por su perra chihuahua, Foxy, quien luce un collar de lujo, viaja en una bolsa de cuero y la alimentan a mano. “Solamente lo mejor para Foxy“, dijo en un mensaje mientras le daba un espagueti a la mascota.

Un poco de historia

Según su negociación de cargos a finales de mayo, Gignac y su socio crearon en el 2015 la compañía de inversiones fraudulentas, Marden Williams International, con el propósito de buscar oportunidades de negocios en todo el mundo.

En sus presentaciones, Gignac y otros lo hacían pasar como miembro de la familia real saudita y afirmaban que tenían acuerdos de negocios exclusivos, como una oferta privada de inversión en una compañía saudita, dijo el fiscal Trinity Jordan. Una víctima del fraude invirtió 5 millones de dólares en la estafa.

Entonces, en marzo del 2017, Gignac puso la mira en una nueva presa en Miami. Una vez más, se hizo pasar por miembro de la familia real saudita con 600 millones de dólares en una cuenta bancaria, mientras decía que quería comprar un hotel en Miami. Uno de los representantes de Gignac se acercó a Soffer y a otros ejecutivos de Turnberry para hacer una inversión de 440 millonesde dólares en el Fontainebleau, alegando que era un príncipe saudita, según una denuncia penal del Servicio de Seguridad a Diplomáticos de Estados Unidos. El sultán supuestamente quería comprar un porcentaje de acciones del 30 por ciento en el hotel.

Dos meses más tarde, su socio de negocios, Carl Marden Williamson, presentó Gignac a Soffer y otros ejecutivos de Turnberry como el príncipe saudita Khalid bin Al-Saud. Ese mes de mayo, Gignac reservó una habitación en el Fontainebleau, con una tarjeta de crédito con una variación del nombre del príncipe.

Durante su estancia en el icónico hotel de Miami Beach, Gignac se desplazaba en un Ferrari California del 2006. El auto deportivo de lujo tenía placas con la palabra diplomático y la insignia de las placas oficiales de diplomáticos en Estados Unidos. Gignac había comprado las placas falsas en eBay.

Entonces, en agosto del 2017, Gignac continuó ablandando a Soffer para participación accionaria en el hotel, invitándolo a su penthouse en Fisher Island. Durante la visita, Gignac presentó una carta supuestamente emitida por el Bank of Dubai, que garantizaba la disponibilidad de 600 millones de dólares para invertir en el hotel. Gignac también mostró los dos autos de lujo que tenía en el estacionamiento, los dos con supuestas placas diplomáticas.

A mediados de agosto, Gignac voló con Soffer en su avión privado a Aspen, Colorado, para discutir la compra del hotel. Soffer le regaló un brazalete Cartier valorado en decenas de miles de dólares, después que uno de los representantes de Gignac le exigió un gesto, ya que “se había cuestionado el honor del sultán”, según el encausamiento judicial y una fuente consultada. No están claras las circunstancias del cuestionamiento.

Después que regresaron de Aspen, Gignac llevó a Soffer a su residencia en el Ferrari California.

En el trayecto —según consta en actas procesales— el urbanizador protestó a Gignac por su forma imprudente de conducir; pero  Gignac le respondió que si la policía los paraba no pasaba nada porque tenía inmunidad diplomática, según está asentado en la denuncia penal.

Durante todo este tiempo, Soffer receló cada vez más de Gignac. Una razón de la sospecha del urbanizador era que Gignac comía con toda naturalidad tocineta y cerdo, algo que como un príncipe musulmán devoto no podía hacer, según una fuente conocedora del caso.

Esto —junto a otros indicios— dio la pista para que Soffer pidiera a la seguridad privada del Fontainebleau que investigaran a Gignac, lo que llevó a descubrir que no era ningún príncipe saudita y que lo que trataba de hacer era conseguir grandes sumas de dinero y otros beneficios materiales de forma fraudulenta, dice la denuncia penal.

Con la sospecha confirmada, Soffer se comunicó con las autoridades federales, que iniciaron una investigación. Agentes federales confirmaron que las placas diplomáticas del Ferrari California eran falsas.

Gignac fue arrestado en noviembre cuando voló de Londres a Nueva York con el pasaporte de otra persona.

En el apartamento de Fisher Island, los investigadores descubrieron placas diplomáticas falsas, una placa de seguridad diplomática falsa, tarjetas de crédito no autorizadas, miles de dólares en efectivo y documentos financieros, a nombre de un miembro de la familia real saudita.

Los cargos iniciales presentados contra el socio de Gignac, Williamson, fueron desestimados en marzo porque el hombre falleció hace unos meses.

Fuente: El Nuevo Herald

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