Opinión

Guillermo Appendino: Intensidad

Eso del deseo de vivir extensos años está muy bien, y esta pretensión no deja de contener dentro de sus frágiles estructuras el amor a la vida, pero percibo demasiada concentración, planeamiento y  análisis de sofisticadas técnicas en búsqueda de ese objetivo, sin escuchar interesantes discusiones, ideas ni pensamientos en lo que respecta a la […]

Por Allan Brito
Guillermo Appendino: Intensidad
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Eso del deseo de vivir extensos años está muy bien, y esta pretensión no deja de contener dentro de sus frágiles estructuras el amor a la vida, pero percibo demasiada concentración, planeamiento y  análisis de sofisticadas técnicas en búsqueda de ese objetivo, sin escuchar interesantes discusiones, ideas ni pensamientos en lo que respecta a la intensidad con la cuál vivir la vida.

Por Guillermo Appendino

Observo con frecuencia minuciosos cálculos con proyecciones a setenta u ochenta años, persiguiendo el fin de tratar de asegurar longevas vidas en adecuadas condiciones de confort, sin considerar dentro de sus rebuscadas fórmulas -ni siquiera como el más insignificante de sus factores- a la intensidad de cómo vivirla, variable que por cierto le daría una peligrosa incertidumbre a esas presuntas recetas de dilatación de vidas.

Advierto en la gente demasiada dedicación y ocupación en sus  microeconomías, tonificación de cuerpos, ampliaciones de sobredimensionadas viviendas y otras cuestiones terriblemente importantes si es que uno iría a vivir eternamente en este planeta, y muy reducida focalización y atención en cómo lograr intensificar las experiencias emocionales del día a día, el amor entre seres queridos o las alegrías cotidianas.

Usted podrá contradecirme explicándome, por ejemplo, que al estar recorriendo su vida junto a un gran amor esto puede implicar extremar los cuidados para poder continuar estando con él durante un largo tiempo más, y tal vez haciendo un importante esfuerzo se lo llegue a comprender, pero me parece que vivir, pero vivir de verdad, ese gran amor está mucho más relacionado y enlazado al sentir y transitar con excedida y desbordada intensidad ese sentimiento, con los riesgos y consecuencias que eso implica, que a analizar si esto originará una contracción o una extensión de años en nuestras vidas.

Lo trascendental, que quien lo haya experimentarlo podrá verificarlo, no será el haber soplado las ochenta o noventa velas, sino aquellos momentos vividos intensamente con amor y pasión durante esa vida, siendo esos los instantes sublimes e inolvidables de su viaje por esta tierra.

Intensifica tu vida, tus amores, tus sentimientos, tus pasiones, tus emociones, tus alegrías.  Resulta notable que todas las grandes historias de la humanidad fueron construidas por medio de los instrumentos de la intensidad más que con los de la pertinaz y dilatada durabilidad terrenal.

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