Opinión

Guillermo Appendino: Sé

La vida muchas veces resulta algo compleja, y no siempre, o casi nunca, suele acontecer completamente acorde con nuestros deseos. Por Guillermo Appendino Entonces uno irá  desarrollando los diferentes aspectos de su ser, emocional, social, familiar, laboral, físicos, entre otros,  en ocasiones según nuestras aspiraciones, y otras veces simplemente como podamos quedando claramente a una considerable […]

Por Allan Brito
Guillermo Appendino: Sé
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

La vida muchas veces resulta algo compleja, y no siempre, o casi nunca, suele acontecer completamente acorde con nuestros deseos.

Por Guillermo Appendino

Entonces uno irá  desarrollando los diferentes aspectos de su ser, emocional, social, familiar, laboral, físicos, entre otros,  en ocasiones según nuestras aspiraciones, y otras veces simplemente como podamos quedando claramente a una considerable distancia de nuestros sueños, dependiendo esto de cómo se sucedan y hagamos suceder un sinnúmero de situaciones y condiciones internas y externas a nosotros.

Que a nadie le gusta esperar demasiado por algo deseado parece ser cierto, pero habrá que aprender  a llevarse de la peor manera posible con el embaucador “ahora ya”, advirtiendo  que todas las realizaciones importantes implican sus dilatados tiempos y reducidas velocidades, tal como nos alecciona cada día la naturaleza con miles de sencillos ejemplos.

Pero llega un día, un momento, una hora, o tal vez unos pocos segundos, en los que uno logra ser lo profundamente deseado, en cualquiera de nuestros rasgos humanos, donde eso que estaba latente empujando dentro de nosotros y tratando de brotar, puede finalmente emerger,  manifestarse, exteriorizarse, pudiendo ser genuinamente de forma integral.

Entonces ese instante, esos minutos, o esos años, uno sentirá que ha logrado escalar interiormente desde la sima hasta su cima, presenciando desde esta cumbre -mientras nos secamos el sudor- unos de los pocos y extraordinarios acontecimientos de nuestras vidas, y por poco que dure la conquista de aquel sueño, ese encuentro entre la embrollada realidad y un deseo profundo, será suficiente para que el alma ya nunca pueda olvidar el particular perfume que tiene un sueño luego de haber podido ser abrazado, desvelándola cada noche para planear cómo volver a atrapar nuevamente ese o algún otro arisco sueño.

Ing. Guillermo Appendino

Cel.: 03492-15642838 (Argentina)

Relacionados