Gunther, el pastor alemán, pasó una mañana reciente jugando con su pelota de tenis, revolcándose en la hierba, babeando un poco y durmiendo una gran siesta. Más tarde, tuvo una “reunión” con los agentes inmobiliarios que venden la mansión de Miami que sus cuidadores compraron a Madonna.
Y, por supuesto, Gunther llevaba su mejor collar de perro de imitación de diamantes para la reunión – su verdadero collar de oro está de vuelta en su casa principal en la Toscana, reportó Local10.
Aunque parezca una locura incluso para los estándares de Florida, Gunther VI heredó de su abuelo Gunther IV su enorme fortuna, incluida la casa de ocho habitaciones frente al mar que una vez fue propiedad de la cantante de “Material Girl”. Al menos eso es lo que dicen los encargados de gestionar la finca.
La villa de estilo toscano con vistas a la bahía de Biscayne se puso a la venta el miércoles por 31 millones de dólares, un aumento enorme con respecto a la compra realizada hace dos décadas a la estrella del pop por 7,5 millones de dólares. La casa también cuenta con un retrato enmarcado y dorado de Gunther IV sobre la chimenea del salón.
El linaje del perro se remonta a décadas atrás, cuando Gunther III heredó un fideicomiso multimillonario de la difunta dueña, la condesa alemana Karlotta Liebenstein, cuando ésta murió en 1992. Desde entonces, un grupo de adiestradores ha contribuido a mantener el estilo de vida de la jet-set para una sucesión de perros. Hay viajes a Milán y a las Bahamas, donde el último Gunther cenó recientemente en restaurantes todas las noches; a sus cuidadores les gusta asegurarse de que está bien socializado.
Un chef le prepara cada mañana un desayuno a base de la mejor carne, verduras frescas y arroz. A veces disfruta del caviar, pero nunca hay croquetas. Viaja en jet privado, trabaja a diario con su adiestrador en técnicas de obediencia y duerme en una lujosa cama redonda de terciopelo rojo con vistas a la bahía.
“Vive en el antiguo dormitorio principal de Madonna”, dice la agente inmobiliaria Ruthie Assouline, que consiguió, junto con su marido Ethan, la propiedad de 0,5 hectáreas situada en una hilera de media docena de casas frente al mar, junto a un parque público del condado y en la misma calle en la que vivió Sylvester Stallone.
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