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Mildred García: Joe Biden y el partido demócrata no pueden ser catalogados de comunistas

Mi nombre es Mildred García y soy una inmigrante venezolana, médico y madre. Vine a este país buscando un futuro mejor para mi familia. Me preocupa mucho ver el tono autoritario del Presidente Trump, quien utiliza el miedo y el trauma por el que hemos pasado aquellos que hemos escapado de regímenes comunistas para tergiversar […]

Por Allan Brito
Mildred García: Joe Biden y el partido demócrata no pueden ser catalogados de comunistas
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Mi nombre es Mildred García y soy una inmigrante venezolana, médico y madre. Vine a este país buscando un futuro mejor para mi familia. Me preocupa mucho ver el tono autoritario del Presidente Trump, quien utiliza el miedo y el trauma por el que hemos pasado aquellos que hemos escapado de regímenes comunistas para tergiversar la realidad, crear divisiones y sacar provecho personal y electoral. No soy, ni fui nunca “socialista” ni “comunista”; me opuse al régimen de Chávez desde el primer día. Mi esposo y yo, junto a decenas de miles de venezolanos, sufrimos persecución política por haber estado en la “lista Tascón”, la cual fue una lista negra que la dictadura chavista usó para castigar a quienes los adversaron en un referéndum en contra de Chávez.

Por Mildred García

En mi opinión, Joe Biden y el partido demócrata en general no pueden ser catalogados de socialistas o comunistas. Querer que en el país más rico del mundo todos tengan acceso a la salud, que haya una política fiscal y tributaria más justa, que se invierta en educación y en fuentes de energía renovable, que se trate a los inmigrantes con respeto y con decencia, es difícilmente una aspiración de extrema izquierda. Países perfectamente democráticos y desarrollados de todo el espectro político gozan de esos beneficios, como Canadá, Noruega, Suiza, Dinamarca, España, Alemania, por nombrar algunos.

Como venezolana, agradezco las sanciones impuestas por Obama al régimen de Maduro, lo cual le llevó a gritar en TV “¡Obama, deroga el decreto YA!”. Agradezco que los demócratas quieran extender TPS para los venezolanos que escapan del infierno comunista, así como también para ciudadanos de otros países en situaciones similares, pero los republicanos no lo permiten.

Me ofende y entristece el racismo y la xenofobia que se siente en la retórica del Presidente Trump, lo cual ha aumentado el número de crímenes de odio hacia los inmigrantes de muchos lugares, razas y credos, pero principalmente contra los latinos. Nosotros aportamos mucho a este país y lo hacemos con orgullo y con gratitud. No quiero que mi hijo crezca en un país donde se le odie por su apellido, por hablar español en casa, o por el acento de sus padres o abuelos. No quiero tener que vivir de nuevo un régimen represivo: fue muy duro ver como protestantes pacíficos eran reprimidos con gas lacrimógeno frente a una iglesia en la capital de nuestro país. Esa escena terrible me recordó a los días más oscuros que sufrí cuando era estudiante bajo el régimen de Chávez; escenas que se han repetido frecuentemente no solo en Venezuela, sino en tiranías de derecha y de izquierda en todo el mundo, y para con quienes el Presidente Trump no escatima halagos, como China, Rusia, Turquía, Corea del Norte, Arabia Saudita, entre otros.

Los paralelismos entre el Presidente Trump y Chávez son numerosos y alarmantes. Chávez fomento el nepotismo y clientelismo, nombrando familiares, amigos y lacayos a posiciones en el gabinete, ignorando méritos o calificaciones. Chávez no toleraba críticas o disenso, lo cual siempre tomaba como una ofensa personal, aupando un culto a su personalidad. Ataco y silencio a la prensa libre. Chávez usaba lenguaje de odio, calumnias e insultos contra cualquiera que se le oponía. El peor legado del chavismo es la división del país, el odio entre compatriotas, y entre familiares y amigos; el chavismo dejó una larga estela de relaciones fracturadas, un país irreconciliable donde la tolerancia se hizo imposible.  Quienes adversábamos a Chávez no éramos conciudadanos que persuadir, éramos traidores. No éramos patriotas en desacuerdo, éramos enemigos que merecíamos ser aplastados. Chávez ignoraba y se burlaba de los expertos cuando estos le contradecían. Chávez trabajaba continuamente en generar desconfianza en las instituciones y nuestras elecciones. Chávez acusaba a sus oponentes de espías y agentes foráneos, mientras regalaba nuestro patrimonio y tomaba parte por países extranjeros que consideraba aliados a su persona.

No permitamos que Donald Trump nos convierta en “ellos” contra “nosotros”. Por un futuro mejor, donde predomine la esperanza sobre el miedo, la unidad sobre la división, la verdad sobre la mentira, la ciencia sobre la ficción, y la tolerancia sobre el odio, voy a votar por Joe Biden el próximo 3 de Noviembre.

Mildred Garcia es un médico venezolano que emigró a Estados Unidos en 2007 con su esposo. Trabajo como gastroenterólogo en Tampa, FL, Stanford, CA y Filadelfia, PA. Actualmente vive en Orlando, FL con su esposo e hijo de 5 años.

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