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La increíble historia del estadio donde se jugará la final

Si alguien dudaba del carácter impredecible del fútbol, el Mundial de Rusia 2018 se ha encargado de confirmarlo. Por Redacción Miami Diario/ EFE Alemania, cuatro veces campeón del mundo, quedó eliminada en la primera fase del torneo por primera vez en 80 años, tras perder contra México y Corea del Sur. Rusia, la selección mundialista […]

Por Allan Brito
La increíble historia del estadio donde se jugará la final
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Si alguien dudaba del carácter impredecible del fútbol, el Mundial de
Rusia 2018 se ha encargado de confirmarlo.

Por Redacción Miami Diario/ EFE

Alemania, cuatro veces campeón del mundo, quedó eliminada en la primera fase del torneo por
primera vez en 80 años, tras perder contra México y Corea del Sur. Rusia, la selección
mundialista peor ubicada en el ranking de la FIFA, eliminó a España, el campeón de 2010, en
la definición por penales. Ambos partidos para el recuerdo se jugaron en el histórico estadio
Luzhnikí, en Moscú, donde también se llevó a cabo la inauguración del Mundial y donde el
domingo 15 de julio se realizará la final.

Luzhnikí es un coloso con capacidad para 81.000 butacas, 2.400 más que los 78.600 asientos
del mítico Maracaná de Rio de Janeiro, sede de la final de Brasil 2014. A lo largo de sus más
de 60 años, el otrora Estadio Central Lenin ha sido sede de importantes eventos deportivos,
incluyendo las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de 1980, la final de
la Copa UEFA en 1999 y la final de la Liga de Campeones en 2008. Para la Copa del Mundo,
sin embargo, debió emprender la tercera gran remodelación de su historia.

El nuevo Luzhnikí costó unos 24.000 millones de rublos (cerca de 380 millones de dólares al
tipo de cambio actual), según el alcalde de Moscú, Sergey Sobyanin. Los cuatro años de obras,
entre 2013 y 2017, triplicaron el tiempo que tomó construir el estadio en 1956, bajo la extinta
Unión Soviética.

Durante la última renovación, una fuerza de 2.100 trabajadores eliminó la pista de atletismo,
reemplazó el techo e instaló una gigantesca pantalla LED, plantó césped natural en el campo
de juego, aumentó el aforo en 3.000 asientos, acercó las gradas a la cancha, elevó el número
de salidas principales de 13 a 16 y construyó 4.000 espacios de estacionamiento para
vehículos, todo conservando la fachada y la estructura originales. En total, se renovaron 112 de
las 159 hectáreas que conforman todo el complejo deportivo Luzhnikí, según el gobierno de
Moscú.

No obstante, la transformación también incluyó mejoras menos visibles, desde los 35
kilómetros de ductos y la capa de 1,5 metros de grosor de sistemas de drenaje, calefacción,
riego y ventilación debajo del campo hasta los materiales de construcción de bajo uso de
energía y sensibles al medioambiente que se emplearon. Un ejemplo son los más de 210.000
metros cuadrados de ligeras placas de cemento Aquapanel de Knauf para fachadas exteriores,
fabricadas con materiales inorgánicos y altamente resistentes al agua, el moho y el cloro. El
fabricante y distribuidor alemán de materiales de construcción también suministró más de
100.000 metros cuadrados de placas de yeso contra la humedad y el fuego, y materiales
aislantes, entre otros productos de su catálogo. Las placas de yeso son para construcción de
interiores, como oficinas, vestuarios y sanitarios.

Luzhnikí comparte estrellas del fútbol, hinchas, emociones y recuerdos con otros 11 estadios
en 11 ciudades que Rusia designó para el Mundial. A la vez, con su rica historia e imponente
transformación, seguirá destacándose por sobre las demás sedes.

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