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La Rebelión del 11 de julio

Al fin la leyenda de la valentía mambisa se muestra en toda Cuba, la dictadura no logró castrar al pueblo cubano y nos hincha el pecho de orgullo y esperanza haciendo patente la ira y hastío de los cubanos y cubanas de todas las edades, guiados por la juventud en plena calle. Difícil ver en […]

Por Allan Brito
La Rebelión del 11 de julio
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Al fin la leyenda de la valentía mambisa se muestra en toda Cuba, la dictadura no logró castrar al pueblo cubano y nos hincha el pecho de orgullo y esperanza haciendo patente la ira y hastío de los cubanos y cubanas de todas las edades, guiados por la juventud en plena calle. Difícil ver en la historia de Cuba una explosión de descontento popular espontáneo de tanta envergadura y de tanta valentía.

A partir del segundo milenio, han ocurrido en casi todas las áreas geográficas rebeliones populares debido al fracaso de las distintas administraciones y la necesidad de una mejor vida que reclaman con todo derecho los seres humanos. Puede señalarse como el mejor ejemplo “La Primavera Árabe” que comenzó en el 2010 y logró el derrocamiento de El Gadhafi, Sadam Husseim, Mubarak en fin, rebelión en más de 10 países que acabó en unos casos con dictaduras terribles y en otros, una mejoría en varios gobiernos que escaparon por un pelo a la ira popular, pero dejaron la semilla para la Segunda Primavera Árabe a partir del 2008 en un proceso que aún continúa en varios países en esa difícil y conflictiva región.

Lo más relevante de estos sucesos históricos es que, por regla general, las revueltas no fueron dirigidas por ningún movimiento clandestino, partido político, o fuerza militar, el detonante común fue nada menos que LA INFORMACIÓN.

La diseminación de los medios para el uso de Internet, abrió una nueva era para la comunicación entre los seres humanos, incluyendo las denuncias de violaciones de los derechos humanos y los abusos de poder, críticas a los rígidos gobiernos que no pudieron negar la realidad miserable de sus gestiones ante la información externa e interna donde cualquiera podía emitir una diatriba y revelar sus verdaderos sentimientos burlando la censura y el miedo, cómplices tradicionales del poder.

No por gusto, el dictador Fidel Castro limitó el acceso a Internet tanto tiempo y a regañadientes lo permitió a cuenta gotas. Las redes permitieron el acceso a la información desde otros puntos de vista y Granma, el adefesio del Noticiero, prensa plana y las escasas publicaciones, pasaron a un segundo plano, Se publicaron críticas y arengas, se divulgaron noticias que de otra forma no habrían visto la luz; surgieron los influencers y el Pueblo pudo ver a militares, políticos, científicos, artistas, deportistas, que asqueados rompían con la dictadura y en el mismo alzamiento del 11 de julio vimos cómo existía información ajena a los medios oficiales que difundía la noticia de lanzarse a la calle, logrando un levantamiento general en el país.

 La mística acerca de los todo poderosos dirigentes y el miedo a los feroces cuerpos represivos quedó atrás, demostrando al mundo que la razón y el ansia de libertad es más fuerte que cualquier fuerza en el mundo y el pueblo con su juventud en la vanguardia, a pecho descubierto dio un ejemplo que nunca se olvidará, ya nada será igual.

La dictadura muestra sus colmillos y ha demostrado que está dispuesta a derramar sangre con tal de mantener sus privilegios, la táctica de azuzar al populacho en los pogromos nazis que siguen llamando “repudios”, donde militares disfrazados de civil asustan a mujeres y niños, auxiliados por extremistas que no saben qué defienden, como se ve en los múltiples videos que ya no pueden parar, no van a impedir que el espíritu mambí se muestre a pesar de técnica y armamento anti motines.

Ahora los teóricos dirán que se está invirtiendo muchos dólares en estimular la disidencia, pero en la multitud se reconoce a los muchachos con quienes el infeliz del ministro de Cultura se hizo el valiente y las mujeres de Centro Habana se reconoce a la gente humilde, ciudadanía que sostuvo el proyecto que fue traicionado hace muchos años y que sólo la censura y el silencio han podido mantener.

Hay que reconocer a los poetas, pintores y artistas, gente de la cultura que prendieron la chispa para que esa gente humilde salga a la calle.

Cuba necesita desesperadamente un cambio, aunque venga de donde venga, pero lo cierto es que un títere designado como Díaz Canel, entiéndase un presidente que no trae ninguna propuesta y que su único mérito político es la mansedumbre y la obediencia no tiene que ver nada con el futuro que el país necesita.

Este señor Díaz Canel se ha ganado el apodo más peyorativo de la historia de Cuba porque todavía “El Asno con Garras” de Gerardo Machado, poseía algo de poesía, pero este incapaz ha recibido justo la valoración que le tiene su pueblo.

Infortunadamente el pueblo cubano no puede esperar una fuerza interamericana o cascos azules que pare el abuso, ahora después de casi morir de miedo, la dictadura conforma las venganzas y la aplicación de castigos, cuestión contra la que hay que luchar de cualquier forma. La falta de transparencia y la suspensión de la poca información son sólo armas tradicionales en manos de la dictadura, tan aficionada al misterio, incapaz de explicar la muerte de 5 generales en un breve lapso de tiempo, lo que nos hace recordar el suicidio de oficiales fanáticos en el llamado “Verano Caliente” de 1989. No me extrañaría que un general se suicide ante la vergüenza de ver a su pueblo apaleado, y la dignidad de una causa traicionada, pero el retorcido secretismo nos lleva a pensar que algo están escondiendo, hasta una conspiración de militares de alto rango que pagan con sus vidas por pacto suicida ante el fracaso o simplemente asesinados, como perfectamente puede ser.

El pueblo sigue en la calle, ojalá los podamos ayudar como se merecen, cualquier sacrificio es poco, pero la esperanza de ver a un país libre, sin las deficiencias de vida que, por capricho de un grupo de ambiciosos ineficaces, tiene que sufrir toda una nación debe cesar de una vez y por todas.

Hay que trabajar para organizar el futuro de Cuba en las ramas de la alimentación, el orden público, la medicina para detener el COVID, en fin, hay mucho que hacer, pero lo primero es luchar por arrancar el mal de un gobierno incapaz e injusto. Pienso que las personas más pudientes de nuestra comunidad, debieran reunirse con los líderes de la disidencia más destacados y las personalidades más respetadas para conformar un plan de emergencia de las medidas que se han de tomar con tal que la ayuda sea lo más eficaz posible y desde ya conformar un gobierno emergente que represente con mayor dignidad el país.

Ojalá que la vida nos regale una Patria Libre, para convertirla en la taza de oro que puede ser.

¡Viva el 11 de julio!

¡Viva Cuba Libre!

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