El chicle es una de las golosinas más consumidas a nivel mundial, y aunque se ha dicho que es perjudicial para los dientes, se sigue consumiendo en un alto grado.
Es una de las golosinas que les gusta a jóvenes y no tan jóvenes, pero a veces no se sabe su historia.
Se dice que hace dos mil años los mayas, residentes en aquel entonces en Yucatán, realizaban cortes en los árboles del chicozapote y le daban un uso dental. Resulta que ellos extraían la resina y la ponían a secar al sol, cuando está llegaba al punto de volverse mas chiclosa la masticaban con el fin de limpiar sus dientes. Incluso podemos decir que la palabra chicle se deriva del náhuatl tzictli, ‘chicle’. Revela la web Gastrolab.
Su primera versión de venta fue en cajas de colores y la marca llevó el nombre de Adams New York Nº 1. Pasarían algunos años y sería hasta 1871 cuando agregarían los ingredientes para realizar las famosas bombas de chicle. Incluso, soldados de la Segunda Guerra Mundial llevaron estos chicles a la guerra y en Europa comenzó a comercializarse, dando así el inicio de su popularidad al rededor del globo terráqueo.
Evidentemente, hoy en día ya no se fabrica con la resina del árbol de chicozapote, actualmente se realizan con material sintético, se le agregan saborizantes endulzantes y colorantes. Como lo dijimos, también existe una gran cantidad de versiones, formas, tamaños y colores. Incluso existen versiones sin azúcar, ideales para toda la gente.
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