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Los retos que le esperan a Iván Duque en Colombia

Apenas Juan Manuel Santos llegó a la presidencia de Colombia  “se le volteó a Uribe”, según la expresión más popular. Traicionó el legado para construir el suyo propio. Ahora, media Colombia se pregunta si Iván Duque hará lo mismo. Concretamente, se lo pregunta el 42% que votó por Gustavo Petro, el 4% que escogió el […]

Por Allan Brito
Los retos que le esperan a Iván Duque en Colombia
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Apenas Juan Manuel Santos llegó a la presidencia de Colombia  “se le volteó a Uribe”, según la expresión más popular. Traicionó el legado para construir el suyo propio. Ahora, media Colombia se pregunta si Iván Duque hará lo mismo. Concretamente, se lo pregunta el 42% que votó por Gustavo Petro, el 4% que escogió el blanco, y también los moderados que probablemente dieron al presidente electo un apoyo condicional.

Por Redacción Miami Diario

Por su parte, Iván Duque escogió al Centro Democrático, al igual que el CD lo escogió a él. Decidió construir su plataforma dentro de un partido con una ideología bien definida, y con un líder indiscutible al que ya se le voltearon una vez. Para crecer, tuvo que convencer a mucha gente, y no sólo al expresidente.

Los sectores más duros del uribismo siempre expresaron sus dudas con respecto al joven de aroma liberal. Aquí reside la primera barrera para el giro, la más obvia: el CD es el único partido que merece ser llamado como tal (con un programa definido, una organización funcional, y una élite tan competitiva interna como externamente) fuera de los sectores progresistas de Colombia.

Duque no está en condiciones de conquistarlo ahora mismo porque no dispone, y nunca dispuso, de las palancas para lograrlo. Aún más: aunque hipotéticamente pudiese conquistar el CD, quedarse con 2.5 millones de votos (un 23% en las pasadas legislativas) de derecha pura mientras se consolida un giro hacia el centro político resultaría imposible. Debería, como Santos, darlos por perdidos, mientras se mueva lo suficientemente lejos de Uribe como para que éste le desherede.

Pero qué le espera a Iván Duque en la Casa de Nariño. Dos de los sectores más representativos de la sociedad colombiana nos dan algunas pistas.

La Colombia laboral

Para algunos analistas, la llegada de Iván Duque a la presidencia e Colombia no es vista con buenos ojos por el sector de los trabajadores.

El presidente Duque no va a ser precisamente un aliado de los trabajadores del país. De hecho, no le interesan los temas laborales.  La prueba es que, hasta ahora, en todos los pronósticos sobre la composición del Consejo de Ministros no se ha mencionado la cartera de trabajo o algún candidato para ocuparla.

Con la olvidable ministra Griselda, la agenda laboral para la paz y las reformas sindicales pedidas por la OCDE, las metieron al congelador y le pusieron candado, con Duque seguro se enterrarán sin ceremonias.

Ya lo advirtió el analista político y consultor, Ramón Jimeno, en entrevista para la Escuela Nacional Sindical, al decir sin vacilar: “Duque le va a dar palo al sindicalismo”. En ella, el experto dijo “como todo el mundo sabe, el uribismo y el neoliberalismo buscan reducir los costos laborales a como dé lugar. La tendencia a reducir las prestaciones sociales, a acabar con el costo que tiene para los empresarios el bienestar social o la salud. Va a ser una batalla intensa. El uribismo nunca la va a dejar de lado.”

Entre los puntos que destacan están:

Sindicalismo gerencial en vez de sindicalismo reivindicativo o político: el uribismo seguirá luchando por convertir al sindicalismo auténtico, en sindicalismo corporativo. Y eso lo hará negándose a negociar convenciones colectivas, arrinconando a los sindicatos en los tribunales de arbitramento o fomentando la división del sindicalismo creando sindicatos de bolsillo de los empresarios.

Fortalecimiento del contrato sindical: una figura contra la cual el sindicalismo colombiano independiente y clasista viene luchando a muerte en el escenario nacional, pero también en el internacional. Es una figura que sirve para precarizar las condiciones laborales de los trabajadores, seguir tercerizando sin derechos, paradójicamente evitar la sindicalización y estigmatizar al sindicalismo, entre decenas de miles de trabajadores víctimas de esta figura. Son suficientes las sentencias de la Corte Constitucional que señalan con precisión que los efectos laborales del contrato sindical sobre los trabajadores, son iguales a los de las cooperativas de trabajo asociado.

Flexibilización laboral: El uribismo en el poder propondrá más flexibilización laboral. Mientras los sindicatos y el sindicalismo luchamos contra la tercerización, por ser una forma de que el empresario evada su responsabilidad y abarate costos, el gobierno de Duque la va a profundizar con el mismo cuento de siempre, repetido hasta la saciedad por el presidente electo Iván Duque: que abaratar costos y bajar impuestos a los más ricos, genera más empleo.

La Colombia rural

La Colombia rural de Iván Duque tiene como objetivos principales la formalización del empleo en el campo y la llegada de los bienes públicos a las zonas rurales. Aunque tiene varias propuestas, su plan de Gobierno no desarrolla las estrategias para hacerlas realidad.

Entre los puntos a trabajar destacan:

Dar estabilidad y seguridad al trabajo de los pequeños productores con créditos y seguros.

Adelantar un programa de sostenibilidad ambiental en la pequeña y mediana minería y combatir la criminal.

Dar 10 años de incentivos tributarios, para inversiones productivas que generen empleos en el campo.

Invertir al menos 50 % del presupuesto agrícola en bienes públicos como distritos de riego, vías e infraestructura digital.

Modernizar y tecnificar el Ministerio de Agricultura, con enfoque agroindustrial, aprovechamiento de mercados internacionales y nuevas tecnologías.

Garantizar la protección a la propiedad (titulación transparente) y el acceso a la tierra (tenencia de buena fe).

Implementar la jornada única y la formación técnica en los últimos tres años de la educación media. Un cambio que necesariamente hará efecto en los bachilleres campesinos.

Comprometer todas las actividades productivas con la protección del medioambiente.

Articular la agroindustria con los pequeños productores.

Modernizar las fuerzas de tarea para el control territorial, para enfrentar al ELN, al narcotráfico, las bacrim, las disidencias de las Farc, entre otros, que hacen presencia en su mayoría en zonas rurales.

Continuar con la erradicación de cultivos ilícitos y hacer obligatoria la sustitución.

Colombia necesita una nueva forma de gobernar, y la figura de Iván Duque está en la mirilla nacional e internacional. Además, las tensas relaciones con Nicolás Maduro deben encontrar vías de entendimiento, ya que Venezuela se ha convertido en un problema para la Casa de Nariño, sobre todo por la enorme diáspora que a diario pasa la frontera desde Venezuela hasta suelo colombiano. Sin embargo, hasta ahora la postura de Duque ha sido radical en contra de Nicolás Maduro.

En todo caso, el tiempo irá hablando sobre la gestión de Iván Duque al frente de Colombia, con sus aciertos —y esperemos que no— con sus fracasos.

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