Opinión, Vida saludable

Mariela González Tovar: Tratamiento quirúrgico de la obesidad

Al ser la obesidad mórbida una entidad que se asocia a numerosas complicaciones clínicas, a un aumento de la mortalidad y a un deterioro de la calidad de vida de quien la sufre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan considerar como alternativa los tratamientos quirúrgicos. Por  Mariela González Tovar PhD. A lo largo de la […]

Por Allan Brito
Mariela González Tovar: Tratamiento quirúrgico de la obesidad
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Al ser la obesidad mórbida una entidad que se asocia a numerosas complicaciones clínicas, a un aumento de la mortalidad y a un deterioro de la calidad de vida de quien la sufre, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan considerar como alternativa los tratamientos quirúrgicos.

Por  Mariela González Tovar PhD.

A lo largo de la última década, se ha ido extendiendo progresivamente la práctica de la cirugía bariátrica para el tratamiento de la obesidad mórbida. Está indicada cuando el paciente presenta un Índice de Masa Corporal (IMC) ≥ 30 kg/m2. No obstante existen casos donde la persona tiene un IMC = 27-29.9 kg/m2 pero presenta complicaciones médicas importantes que pueden mitigarse con la pérdida de peso.

En este sentido, la Sociedad Americana de Cirugía Bariátrica reconoce dos criterios básicos para el tratamiento quirúrgico de la obesidad:

  1. Pesar un 100% del valor que corresponda en las tablas de peso y altura de la misma población, o en su lugar, 45 kilogramos por encima del valor medio deseado si se consultan las tablas de percentiles de referencia.
  2. Sin alcanzar un peso extremo, padecer alguna patología grave directamente relacionada con la obesidad, y solamente en los casos en los que se espere una mejoría de las condiciones con la pérdida de peso.

Junto a estos dos criterios mayores, la decisión de pasar a los tratamientos quirúrgicos está condicionada por lo siguiente:

  1. Fracaso de los tratamientos dietéticos y médicos en el control del peso, durante más de 5 años.
  2. Ausencia de causas endocrinas responsables del peso, como por ejemplo el hipotiroidismo.
  3. Comprensión de la técnica quirúrgica que se va a llevar a cabo, con sus posibles riesgos, además del compromiso de cumplimiento del estricto seguimiento.
  4. Valoración positiva por parte del equipo de psicólogos y psiquiatras.
  5. Adecuadas expectativas reales.

Entre los procedimientos más utilizados se encuentran tres grupos de técnicas quirúrgicas, a los dos primeros se les conoce como técnicas simples y al tercero, como técnicas complejas:

  1. Restrictivas: donde se encuentran la gastroplastia vertical anillada y la banda gástrica de silicona hinchable. Ambos procedimientos dividen el estómago en dos partes, conllevan a una limitación de la ingesta. No están indicadas en picoteadores y tampoco en personas con obesidad mórbida. Sólo son válidas para individuos con IMC entre 35 y 40.

Estas técnicas buscan estrechar el paso del reservorio (donde se depositan los alimentos) al resto del estómago, para que la comida persista más tiempo en el reservorio y se prolongue en el tiempo la sensación de saciedad. La división se consigue en la gastroplastia, a través de suturas y, en la segunda técnica, mediante un anillo de silicona que rodea la parte superior del estómago.

 

  1. Derivativas o parcialmente absortivas: representadas por el By-pass gástrico, el cual crea una pequeña bolsa de estómago para restringir la ingesta de alimentos.

Se fija una sección del intestino delgado, en forma de Y a la bolsa gástrica para permitir el paso del alimento, puenteando el resto del estómago el duodeno y la primera porción del yeyuno. Este puente reduce la cantidad de calorías y nutrientes absorbidos por el organismo.

Estas técnicas están indicadas sobre todo en aquellas personas con obesidad que ingieren gran cantidad de alimentos azucarados.

  1. Mixtas: donde se encuentra la derivación biliopancreática. Está indicada en las obesidades extremas. En esta intervención malabsortiva, se extirpa una gran porción del estómago. La pequeña bolsa que queda se conecta directamente con la porción final del intestino delgado, puenteando completamente el duodeno y el yeyuno. Aunque esta técnica produce con éxito una pérdida de peso, se emplea menos frecuentemente que otros tipos de cirugía a causa del elevado riesgo de deficiencias nutricionales.

La pérdida de peso que se obtiene con la cirugía bariátrica depende del peso inicial del individuo, siendo en promedio entre 40 a 70 Kg, alcanzando el máximo a los dos años y manteniéndolos durante dos a tres años más, para después ligeramente recuperar algunos kilos.

Asimismo, los beneficios físicos y psicológicos vinculados a la cirugía bariátrica están bien documentados, entre ellos la disminución de factores de riesgos, el aumento de la autoestima y la satisfacción con la imagen corporal. Apareados a dichos beneficios, sin embargo, la cirugía conlleva efectos negativos en un alto porcentaje de individuos. Los cambios estructurales que produce en el circuito digestivo, especialmente los métodos restrictivos, dan lugar a algunos síntomas, entre los que están náuseas o dolores cuando el individuo ingiere cantidades de alimento superiores a las toleradas por el nuevo reservorio gástrico. El individuo operado debe comer pequeñas cantidades de alimento, seguir una dieta restrictiva y masticar muy bien la comida para no experimentar dichas consecuencias.

En este sentido, el éxito de la cirugía bariátrica no depende sólo de su llevarla a cabo, sino también de otros factores que, en interacción, determinan la modificación permanente de las conductas disfuncionales y por ende el estilo de vida de la persona.

Psicólogo Clínico

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