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¿Se puede aprender un idioma mirando películas subtituladas?

Ver televisión o películas subtituladas supone un aprendizaje más efectivo de una segunda lengua porque exige que se procese información tanto visual como auditiva. Entre las modalidades de la traducción audiovisual más extendidas están el conocido doblaje, el subtitulado y el voice-over. Esta última permite que escuchemos la traducción y la pista sonora original, en […]

Por Allan Brito
¿Se puede aprender un idioma mirando películas subtituladas?
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Ver televisión o películas subtituladas supone un aprendizaje más efectivo de una segunda lengua porque exige que se procese información tanto visual como auditiva.

Entre las modalidades de la traducción audiovisual más extendidas están el conocido doblaje, el subtitulado y el voice-over. Esta última permite que escuchemos la traducción y la pista sonora original, en un segundo plano, de forma simultánea. Las razones por las que la mayoría de los países se ha decantado por una de estas tres opciones son económicas (el subtitulado es la opción más barata y su resultado se obtiene mucho más rápido), pero también ideológicas.

Los regímenes políticos autoritarios favorecieron la sustitución de los diálogos orales de las películas mediante el doblaje para tener control sobre el mensaje que se daba. Algunos países como España e Italia siguen siendo herederos de esta práctica; también en los países de América Latina, con excepciones como Argentina.

A pesar de que muchas personas asocien los subtítulos a un cine artístico y elitista, lo cierto es que la mayoría de los países europeos proyectan en sus grandes salas las películas extranjeras en versión original y con subtítulos en sus respectivas lenguas. Y en ellos se hablan más lenguas extranjeras que en aquellos que no lo hacen.

Además de permitir que el telespectador acceda de una forma más directa y auténtica a la película, Noa Talaván nos advierte que la forma en la que vemos traducido el cine y sobre todo la televisión está intrínsecamente relacionada con la competencia lingüística en segundas lenguas.

En los países donde la televisión se visualiza en la lengua original, subtitulada en la lengua materna, gran parte de la población domina dos lenguas extranjeras. Entre estos se encuentran Dinamarca, Finlandia, Holanda, Luxemburgo y Suecia.

Por el contrario, en la mayoría de los países en los que se ve doblada, como es el caso de España e Italia, la población apenas domina lenguas extranjeras. Además, el informe presenta también los siguientes resultados: el 66% de los irlandeses, el 62% de los británicos, el 59% de los italianos y el 56% de los españoles reconocen no poder comunicarse en ninguna segunda lengua.

De estos datos se desprende que ver películas en el idioma original es un fantástico método de aprendizaje de una lengua extranjera. No se necesitan conocimientos previos, ni horarios, ni estrategias, solo la exposición continuada al idioma.

Tanto es así que existen varios investigadores que indagan en esta forma de traducción audiovisual como una herramienta didáctica que bien podría utilizarse en las aulas de idiomas.

Los subtítulos fomentan la alfabetización

Por si esto fuera poco, la visualización de material audiovisual con subtítulos contribuye a la alfabetización de la población. Tanto es así que Henrik Gottlieb señala que en su país natal, Dinamarca, “los subtítulos son el primer motivo que anima a los niños a aprender a leer”. Evidentemente, de otra forma no pueden, a edades tempranas, comprender la televisión.

No en vano existen proyectos y webs que fomentan la alfabetización de la población a través de los subtítulos. Díaz Cintas señala, por ejemplo, Bookbox, una web creada en la India que combina vídeos infantiles que narran cuentos con subtítulos en diferentes idiomas con este cometido.

Por otra parte, todos estos materiales nos brindan la oportunidad de zambullirnos de forma real en otras lenguas, a diferencia de los materiales educativos que han sido creados para la enseñanza y que suelen estar encaminados a practicar ciertas estructuras de forma, en ocasiones, tediosa.

Aprender a pronunciar

Al mismo tiempo, esta exposición al lenguaje oral nos facilita que aprendamos el idioma tal y como se pronuncia, sin la exposición a textos escritos que dan lugar a numerosos fallos, sobre todo, por ejemplo, en el caso del inglés.

La clave está en comenzar con materiales que ya conozcamos o nos interesen especialmente, porque estaremos dispuestos a verlos de nuevo y buscaremos otros similares. Si nos sentimos lo suficientemente seguros, una opción es también ver los subtítulos en la segunda lengua. Gracias a la televisión y a las plataformas digitales, casi todos los contenidos que se emiten cuentan ya con subtítulos de calidad de forma gratuita en varios idiomas, lo cual también supone una gran ventaja.

Además, en el caso de películas, podemos seguir el ritmo del relato ayudándonos no solo de los subtítulos, sino también de información extralingüística como los gestos de los actores y actrices, los decorados, la fotografía y la música.

Ver cine y televisión en la lengua original y con subtítulos representa una oportunidad magnífica para aprender un idioma. Evidentemente, los resultados no son inmediatos, pero tengamos en cuenta que la inmersión lingüística nos resultará muy amena y atractiva al realizarse con materiales entretenidos y de fácil acceso.

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