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Superblue Miami, una nueva forma de experimentar el arte

Superblue, un “centro de arte experiencial” en Miami, abrió sus puertas el 22 de abril. “Proliferating Immense Life, A Whole Year per Year”, el espectáculo floral de teamLab, es el elemento central de una exposición inaugural Se trata de un colectivo de arte digital en Tokyo. La exposición muestra gigantescas imágenes digitales de dalias color […]

Por Allan Brito
Superblue Miami, una nueva forma de experimentar el arte
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Superblue, un “centro de arte experiencial” en Miami, abrió sus puertas el 22 de abril. “Proliferating Immense Life, A Whole Year per Year”, el espectáculo floral de teamLab, es el elemento central de una exposición inaugural

Se trata de un colectivo de arte digital en Tokyo.

La exposición muestra gigantescas imágenes digitales de dalias color rojo, blanco y crema que brotaban, florecían y estallaban en la pared.

La popularidad del género es impulsada por deseos contradictorios, como demostró memorablemente la fila de visitantes en 2019 que esperaron hasta seis horas por una estancia de un minuto en medio de las luces centelleantes en la sala de espejos infinita de Yayoi Kusama en la galería David Zwirner, en Nueva York.

Desnutrida por las pantallas de sus teléfonos y computadoras, la gente anhela experiencias viscerales de la vida real.

Y no obstante, sigue atrapada en la atracción gravitacional de la realidad virtual: las experiencias que busca son las que puede grabar en su teléfono y publicar en las redes sociales.

El espacio renovado tiene casi 3 mil metros cuadrados para exposiciones, con techos de 9 metros.

¿Dónde queda Superblue Miami?

Superblue Miami está situado justo enfrente del Museo Rubell, en Allapattah, y se puede acceder a él a través de la estación de metro Santa Clara de la línea naranja.

Hay aparcamiento limitado en la calle con parquímetro y servicio de aparcacoches de pago.

 

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Superblue exhibirá instalaciones durante un año o año y medio antes de que se trasladen a otros sitios de Superblue en ciudades que aún no han sido anunciadas.

“Eso es algo que tenemos que hacer para lograr que el aspecto económico funcione”, dijo Mollie Dent-Brocklehurst, la cofundadora radicada en Londres.

Para la exposición inaugural, Superblue incluyó “AKHU”, de James Turrell, el artista del sur de California que es una eminencia gris del mundo del arte experiencial.

La instalación es lo que Turrell llama un Ganzfeld, una palabra en alemán que denota la pérdida de percepción espacial que se da en un campo visual uniforme y monótono.

 

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En “AKHU”, una luz oblonga es proyectada sobre una pared lisa y desnuda, y tiñe la habitación.

El color gradualmente cambia.

Si uno sube los escalones hacia el umbral de la pared iluminada, la percepción de dónde está uno vacila vertiginosamente.

Un Ganzfeld crea un estado de ánimo contemplativo en que el tiempo se desacelera y el espacio se desmaterializa.

 

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Al mismo tiempo, pone al descubierto las estructuras de la percepción visual (y los errores de percepción) que crean la magia.

Es Devlin, cuyo “Forest of Us” es parte de la muestra de Superblue, lleva 25 años trabajando como diseñadora teatral.

Cuando asistía a la escuela de arte en Londres, Devlin admiraba a Young British Artists, un grupo de artistas que la precedió, pero, dijo, “no podía entender el concepto de crear y vender un objeto. Mi mundo natural era el teatro”.

En los últimos cinco años, ha evolucionado de crear diseños para otros artistas a adquirir “la confianza para escribir una narrativa”.

“Forest of Us” se inicia con un corto, en el que Devlin retrata ramificaciones —bronquios en los pulmones, ramas de árboles, riachuelos que forman arroyos.

La voz en off empieza al decir, “Siempre que llego a una bifurcación en el camino, elijo ambas vías”, y termina, “¿pueden encontrarlo? ¡vayan y encuéntrenlo!”.

Entonces, la pantalla desaparece y el visitante camina a través de un portal hacia un laberinto.

Uno finalmente llega a una pileta poco profunda, de menos de 2 metros de ancho y más de 10 de largo, donde, parado en la orilla, uno puede levantar los brazos y ver su reflejo como una filigrana dendrítica y escuchar el sonido de una inhalación.

En Superblue, la barrera entre espectador y obra de arte se ha evaporado.

“Lo que crea un límite es que la gente reconozca que hay uno”, dijo Toshiyuki Inoko, un cofundador de teamLab, hablando por medio de un intérprete en Miami.

 

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“En una pantalla de computadora, una vez que la gente reconoce la pantalla se convierte en un límite. Nosotros intentamos eliminar o suavizar el límite”.

La más grande de las cuatro muestras de teamLab en Superblue Miami está dedicada a dos obras separadas que han sido entrelazadas.

“Universe of Water Particles, Transcending Boundaries”, es una cascada digital que desciende por dos paredes y cae sobre el brillante piso; al entrar en contacto con los pies del visitante la corriente se separa.

Simultáneamente, “Flowers and People, Cannot be Controlled but Live Together” estalla en flores enormes que crecen y mueren.

Las flores brotan en el piso sólo en los espacios donde el visitante ha despejado la imagen acuosa.

Debido al coronavirus, Superblue Miami operará inicialmente al 50 por ciento de su capacidad.

Pero como señala Shantelle Rodriguez, directora de centros de arte experienciales de Superblue, “Estos artistas tienen una idea muy específica del número de personas que deberían estar en una sala para tener la experiencia”.

 

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En los últimos cinco años, ha evolucionado de crear diseños para otros artistas a adquirir “la confianza para escribir una narrativa”.

“Forest of Us” se inicia con un corto, en el que Devlin retrata ramificaciones —bronquios en los pulmones, ramas de árboles, riachuelos que forman arroyos.

La voz en off empieza al decir, “Siempre que llego a una bifurcación en el camino, elijo ambas vías”, y termina, “¿pueden encontrarlo? ¡vayan y encuéntrenlo!”.

Entonces, la pantalla desaparece y el visitante camina a través de un portal hacia un laberinto.

Uno finalmente llega a una pileta poco profunda, de menos de 2 metros de ancho y más de 10 de largo, donde, parado en la orilla, uno puede levantar los brazos y ver su reflejo como una filigrana dendrítica y escuchar el sonido de una inhalación.

En Superblue, la barrera entre espectador y obra de arte se ha evaporado.

“Lo que crea un límite es que la gente reconozca que hay uno”, dijo Toshiyuki Inoko, un cofundador de teamLab, hablando por medio de un intérprete en Miami.

 

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“En una pantalla de computadora, una vez que la gente reconoce la pantalla se convierte en un límite. Nosotros intentamos eliminar o suavizar el límite”.

La más grande de las cuatro muestras de teamLab en Superblue Miami está dedicada a dos obras separadas que han sido entrelazadas.

 

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“Universe of Water Particles, Transcending Boundaries”, es una cascada digital que desciende por dos paredes y cae sobre el brillante piso; al entrar en contacto con los pies del visitante la corriente se separa.

Simultáneamente, “Flowers and People, Cannot be Controlled but Live Together” estalla en flores enormes que crecen y mueren.

Las flores brotan en el piso sólo en los espacios donde el visitante ha despejado la imagen acuosa.

Debido al coronavirus, Superblue Miami operará inicialmente al 50 por ciento de su capacidad.

Pero como señala Shantelle Rodriguez, directora de centros de arte experienciales de Superblue, “Estos artistas tienen una idea muy específica del número de personas que deberían estar en una sala para tener la experiencia”.

 

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