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UniVista: No tienes que esperar la señal de Bartolo

Del polvo venimos al polvo vamos, al final de la vida el legado es lo más importante Bartolo tiene, al fin, todo lo que soñó antes de emigrar a los EEUU. Encontró a Mariza, la mujer de su vida, una muchacha cariñosa, emprendedora, echá palante, que le ha ayudado a estabilizarse y crecer como persona. […]

Por Allan Brito
UniVista:  No tienes que esperar la señal de Bartolo
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Del polvo venimos al polvo vamos, al final de la vida el legado es lo más importante

Bartolo tiene, al fin, todo lo que soñó antes de emigrar a los EEUU. Encontró a Mariza, la mujer de su vida, una muchacha cariñosa, emprendedora, echá palante, que le ha ayudado a estabilizarse y crecer como persona. Con ella tiene dos preciosos hijos, el pequeño de 4 años, que sueña con ser médico, y una hija de 10, muy interesada en las nuevas tecnologías. “Mi hija es una mechá, ésta no para hasta Silicon Valley”, suele decirle el padre a sus amigos.

Bartolo tiene su propio negocio. Aunque lleva poco tiempo con él y está algo cargado de deudas, piensa que todo le va saliendo tal y como planificó. Mariza es entrenadora de fitness en un gimnasio y es feliz, se encuentra haciendo el trabajo que le gusta. Ambos tienen una casa preciosa en Doral, “cerca de las oficinas de Bartolo”.

Hace poco, regresando de la oficina, Bartolo estuvo casi una hora esperando en el carro, en una congestión de tráfico y al pasar a la altura de un auto de policía que, con las luces encendidas, se atravesaba en la carretera, se percató de que se trababa de un accidente. Bartolo logró ver a los dos choferes muertos, tras chocar un auto con otro. Todavía no le habían cubierto los cuerpos y le pareció que la cara de uno de los dos fallecidos le miraba fijamente a los ojos.

Era un hombre joven, como de su edad y “seguro estaba cargado de sus mismos sueños”, pensó. “Quizás tenía una familia, por la que había luchado y una casa y planes de futuro”, siguió reflexionando. ¿Y ahora qué?, se preguntó con tristeza.

Llegó a su casa, besó a sus hijos, que estaban tomando una merienda frente a la televisión y fue a la habitación donde estaba Mariza para decirle que deseaba tener un seguro de vida.

Muchas personas, como Bartolo, necesitan una señal para hacer lo más obvio, que es tratar de garantizar los sueños y el bienestar de su familia.

Un seguro de vida, por el precio de 30 dólares al mes, podría ser suficiente para cubrir todas las deudas de la familia, la universidad de los hijos y la hipoteca pendiente, en caso de que Bartolo faltara.

Llama a Univista Insurance y solicita información sobre el seguro de vida. Quizás ésta sea tu señal.

Univista Insurance: 305-740-1340

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