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UniVista: ¿Por qué el Ratoncito Pérez paga más por los dientes de otro niño?

Hace poco se levantó una gran polémica sobre cuánto era correcto que el Ratoncito Pérez dejara a los niños debajo de la almohada cuando mudaran sus dientes de leche. Sabemos que, en el mundo hispano es costumbre regalar unas monedas a los niños una vez que pierden sus dientes de leche. Una costumbre que hace […]

Por Allan Brito
UniVista: ¿Por qué el Ratoncito Pérez paga más por los dientes de otro niño?
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Hace poco se levantó una gran polémica sobre cuánto era correcto que el Ratoncito Pérez dejara a los niños debajo de la almohada cuando mudaran sus dientes de leche. Sabemos que, en el mundo hispano es costumbre regalar unas monedas a los niños una vez que pierden sus dientes de leche. Una costumbre que hace llevadero lo que puede considerarse el primer trauma infantil, la pérdida de sus piezas dentales.

Pues todo comenzó porque el padre de Guille se enteró de que el ratoncito de Borja le había dejado 50 dólares por diente, mientras que a su hijo solo 2 dólares. ¿Por qué el Ratoncito Pérez pagó más por los dientes de Borja?, preguntó Guille desconsolado.

El padre de Guille, algo enfadado, dirigió una carta a través de Facebook al Ratoncito Pérez, que se hizo viral. En ella pedía “mesura a esos ratones que dejan tanto dinero”. Porque “el objetivo positivo de la tradición” podría tener el resultado opuesto, si unos niños, al levantar sus almohadas, encuentran uno o dos dólares, mientras otros hallan verdaderas fortunas.

Hace poco, el Ratón Pérez le salió al paso al padre de Guille y le respondió su carta:

Querido Padre de Guille:

Lamento que usted se sienta mal por los regalillos que le dejé a Borja debajo de su almohada. No fue mi intención ofender. Realmente los dientes de Borja eran piezas únicas. Ese chico cepilla sus dientes dos veces al día y se preocupa de tenerlos sanos. El padre de Borja utilizó un seguro dental para llevarlo frecuentemente al dentista, donde recibió un tratamiento de flúor. Dos veces al año, le programó limpiezas profilácticas y además, esos dientecitos tan bien valorados tenían tratamiento de sellado que protegieron su esmalte.
Desgraciadamente, los dientes de Guille estaban sucios, cariados con restos de azúcar. Nunca estuvieron en un dentista y aún así le dejé dos dólares.

Pues sí, en tus manos está que la dentadura de tu hijo esté sana. La forma más barata de lograrlo es tener un seguro dental que cubra los tratamientos profilácticos necesarios para los niños.

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