La vida glamurosa que vivió Emma Coronel Aispuro, esposa del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, también conocido como El Chapo, mientras estaba en Nueva York terminó en ruinas, luego que fuera arrestada en el Aeropuerto Internacional Dulles en Virginia y acusada de ayudar a su esposo a dirigir el notorio cartel de Sinaloa.
Ahora Coronel mira desde su diminuta celda las ventanas del Centro de Detención de Adultos William Truesdale en Alexandria, las cuales son tablillas rectangulares insertadas a lo largo en un ladrillo rojo.
La BBC realizó un trabajo especial sobre los últimos acontecimientos de la tan conocida esposa del mayor narcotraficante de la historia.
La abogada de Coronel, Mariel Colón Miro, relata que la mujer que lee novelas “románticas” para pasar el tiempo en la prisión en donde las condiciones son un marcado contraste con la vida que alguna vez tuvo.
Hace unos meses, tenía planes de lanzar una línea de ropa, “El Chapo Guzmán”. La pareja tiene estatus de ícono en México y la hija del narcotraficante también ha hecho una incursión en la moda usando su nombre.
Guzmán, de 64 años, fue condenado a cadena perpetua y recluido en una prisión de máxima seguridad en Colorado.
Funcionarios del FBI dijeron que Coronel conspiró para distribuir cocaína y ayudó a planificar la fuga de su esposo de una prisión mexicana en 2015 y hasta los momentos no se ha fijado una fecha para el juicio. Si la declaran culpable, podrían enviarla a prisión de por vida.
Dejando de lado la cuestión de la culpabilidad o la inocencia, los analistas que estudian el mundo del narcotráfico dicen que Coronel se forjó un papel inusual.
Era una figura pública, empresaria y supervisora, que ayudaba a controlar quién tenía acceso a su esposo mientras él dirigía el cartel. Tradicionalmente, las esposas de los narcotraficantes son vistas como “muy sexuales” y “no interventoras”, dice Cecilia Farfán-Méndez, académica de la Universidad de California en San Diego.
Afirmando que Coronel fue diferente, “demostró que las mujeres pueden ocupar puestos de poder”, dentro del mundo del narcotráfico.
Derek Maltz, el exagente especial de la administración antidrogas de Estados Unidos, señala que “cuando estás en este negocio, o te atraparán o te matarán”
Coronel mostró su “buena cara” con sus planes para una empresa de moda, pero los investigadores federales estaban detrás de ella. Sin embargo, “el mundo se colapsaba a su alrededor, los muros se estaban derrumbando”, señala Maltz.
“Una diva de Sinaloa”
Coronel, es ciudadana de México y Estados Unidos, conoció a Guzmán cuando tenía 17 años. Se casaron poco después. Tienen dos hijos, María Joaquina y Emali y durante el juicio de su esposo, estuvo sentada en la sala del tribunal casi todos los días.
“Una diva de Sinaloa”, indica Romain Le Cour Grandmaison, un analista de seguridad con sede en París que ha pasado un tiempo en México estudiando los cárteles.
Guadalupe Correa-Cabrera de la Universidad George Mason ha realizado investigaciones en Sinaloa, México, donde opera el cartel del Chapo y define a Coronel como una mujer “buchona”.
Lo que significa que “llevan ropa muy cara, carteras Louis Vuitton. Todo es una exageración, y ella es una representación perfecta de esa imagen. Se trata de la apariencia, la cirugía plástica”.
Uno de sus rasgos más llamativos, señaló Correa-Cabrera, es su “trasero”, al que describe como “extremadamente curvilíneo”.
Pero su imagen glamorosa contrastaba con la cruda realidad de las operaciones del cartel del Chapo. Este utilizó la violencia para mantener el control sobre el mercado ilegal de drogas y cosechó sus recompensas, otorgando riquezas a su esposa y familia.
Más de 300.000 personas han muerto en México desde 2006, el año en que el gobierno lanzó su guerra contra los cárteles. Las víctimas incluyeron a los enemigos de Guzmán, así como a personas cercanas a él.
El precio de la fidelidad
Lucero Guadalupe Sánchez López, amante de Guzmán desde hace mucho tiempo, testificó en su contra durante el juicio. Fue arrestada en junio de 2017 por acusaciones de drogas cerca de la frontera entre Estados Unidos y México.
Sánchez declaró culpable y le dijeron que enfrentaba una década en prisión. Sánchez, madre de dos hijos, cooperó con los fiscales como parte de un acuerdo de reducción de pena. En el tribunal, vestida con un mono azul de prisión, describió su relación con El Chapo y su trabajo como líder del cartel.
Coronel estaba sentada en la segunda fila. Se peinaba el pelo largo con los dedos y ese día llevaba una chaqueta de esmoquin de terciopelo, del mismo tipo que usaba su marido.
Las chaquetas a juego mostraban la fuerza de su matrimonio, dice William Purpura, quien se desempeñó como abogado de Guzmán.
Coronel quería enviarle un mensaje a Sánchez vistiendo trajes de marido y mujer a juego el día que testificó la examante. “Fue un ‘vete al diablo’ para la amante”, explica Purpura. “Ella estaba diciendo: ‘Él es mío'”.
Muchos estaban consternados por la forma en que Coronel alardeó de su estilo de vida durante el juicio y decepcionados por la forma en que se mantuvo leal a su esposo.
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