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Ex fiscal guatemalteca asilada en Estados Unidos: “Estoy viviendo lo que padecen muchos migrantes”

Thelma Aldana, mientras trabajaba como fiscal anti corrupción de Guatemala ayudó a sacar del cargo a un presidente y la mayoría de su gabinete. Por redacción MiamiDiario Ante tal evento se hizo acreedora de elogios entre los más humildes del país centroamericano. Eso sí, con ello también se ganó muchos enemigos. Una nota de El […]

Por Allan Brito
Ex fiscal guatemalteca asilada en Estados Unidos: “Estoy viviendo lo que padecen muchos migrantes”
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Thelma Aldana, mientras trabajaba como fiscal anti corrupción de Guatemala ayudó a sacar del cargo a un presidente y la mayoría de su gabinete.

Por redacción MiamiDiario

Ante tal evento se hizo acreedora de elogios entre los más humildes del país centroamericano. Eso sí, con ello también se ganó muchos enemigos.

Una nota de El Nuevo Herald explica que desde los jefes de pandillas hasta grandes mafiosos narcotraficantes y hasta varias personas del cuerpo alto diplomático no estaban contentos con la mujer.

Tras recibir el asilo político la semana pasada, después que la DEA presentó pruebas de amenazas de muerte creíbles, Aldana vive ahora cerca de Washington DC., lejos de la autoridad de su antiguo despacho e incluso un empleo.

El salvavidas en su país de adopción han sido otros migrantes guatemaltecos en todo el territorio norteamericano, incluso en el sur de la Florida.

Pobres en su gran mayoría, consideran a Aldana una heroína. Desde que huyó a Estados Unidos, le han pagado el alquiler, la cuenta del teléfono móvil, le han regalado muebles y ropas, para complementar la asistencia humanitaria que recibe de una organización costarricense sin fines de lucro.

“Cuando le digo que me han dado todo, es que me han dado todo”, dijo Aldana, recordando el día en que Boris Ochoa, de 48 años, y su esposa, que tienen una compañía de limpieza y mantenimiento en Nueva Jersey, le buscaron un apartamento y entonces se aparecieron en el lugar con un camión lleno de sorpresas.

Un sofá, una mesa, un escritorio, sillas, el marco para una cama, el colchón, sábanas, almohadas, artículos para la cocina, una plancha y cuadros para las paredes. También le conectaron una computadora nueva.

“Se me llenaron los ojos de lágrimas. No podía entender por qué me estaban ayudando”, dijo.

“Ahora estoy en la misma situación de ellos, estoy viviendo lo que padecen ellos”, dijo Aldana al Miami Herald. “Ahora soy una migrante”.

Para leer el resto de la nota puedes hacer click en este enlace

Información de El Nuevo Herald

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