Encontrar los espejuelos óptimos puede ser una odisea. Existen múltiples formas, marcas y tipos de rostros, y quienes usan gafas desean que estas, además de servirles para ver bien, reflejen su personalidad.
Podríamos decir que las gafas son el reflejo del alma. Muchos jóvenes que desean potenciar su lado místico se inclinan por los espejuelos tipo Harry Potter, redondos y pequeños.
Algunas chicas modernas prefieren los espejuelos estilo Cat Eyes, muy de moda últimamente.
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También abundan quienes buscan resaltar la naturalidad de su rostro y prefieren las gafas sin monturas. O, todo lo contrario, hay quienes se esconden detrás de unas monturas muy gruesas, cediéndole todo el protagonismo a los espejuelos.
Sin embargo, las gafas no duran para siempre y deben ser reemplazadas periódicamente. Una razón es que nuestra prescripción de la vista cambia y debemos actualizar los cristales. Otra es que las gafas se dañan o se pierden. Hay una tercera razón muy sencilla: nos cansamos de los espejuelos que llevamos todos los días.
En este contexto, los oftalmólogos recomiendan examinar la vista al menos una vez al año y como máximo cada tres años. De todas formas, el mejor indicio para entender que debemos medirnos la visión es notar dificultades al ver. La realidad es que tras la nueva prescripción surge el mismo dilema: ¿qué gafas elijo?
No descubro el agua tibia si afirmo que los espejuelos de marca y los que está a la moda son los más caros. El mejor incentivo entonces es contar con un seguro de visión, que además de cubrir el examen de la vista, suele ofrecer grandes descuentos en las gafas que te gusten.
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