De acuerdo al principio de retribución, si haces una buena acción, esta volverá a tí, pero quizás lo haga de la forma en la que menos lo esperas. Esta historia antigua es un ejemplo de ello
Por Redacción MiamiDiario
Un soldado del batallón militar de la Dinastía Jin compró una pequeña tortuga blanca en una tienda y la puso en un estanque para criarla. La tortuguita creció tanto que pronto el estanque le quedó demasiado chico, así que el soldado decidió devolverla al río.
Años después, su ciudad fue atacada. Algunos soldados intentaron escapar saltando al río, pero casi todos se ahogaron al hundirse con el peso de la armadura.
El único que sobrevivió fue el soldado que había criado y liberado a la tortuga. Cuando él saltó al río, sintió que cayó sobre un pedazo de piedra. Al mirar, se dio cuenta de que estaba acostado sobre la tortuga blanca que él había liberado.
La tortuga lo llevó hasta la otra orilla y luego se fue nadando.
Hay una creencia milenaria que dice que la bondad es recompensada con bondad, y la maldad con maldad.
Se dice que los dioses son justos y que ellos no premian ni castigan, ya que la forma en que uno se comporta por su propia voluntad llevará a una respectiva retribución.
Así, pues, una historia antigua del lejano Oriente nos recuerda ese refrán popular que dice: “amor con amor se paga”.
Con información de Bles
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