Opinión, Vida saludable

Mariela González Tovar: El efecto emocional de la ingesta alimentaria

Cuando las personas nos referimos al acto de comer, no es nuevo plantear que éste resulta agradable. Aún así, considero que no se sabe si el efecto emocional de los alimentos es mayor en obesos que en aquellos sujetos que cuentan con un peso normal. Por Mariela González Tovar PhD Siguiendo esta línea, los estudios han señalado […]

Por Allan Brito
Mariela González Tovar: El efecto emocional de la ingesta alimentaria
Facebook Twitter Whatsapp Telegram

Cuando las personas nos referimos al acto de comer, no es nuevo plantear que éste resulta agradable. Aún así, considero que no se sabe si el efecto emocional de los alimentos es mayor en obesos que en aquellos sujetos que cuentan con un peso normal.

Por Mariela González Tovar PhD

Siguiendo esta línea, los estudios han señalado que un 10.2% de personas con obesidad, reporta una sobreingesta, como respuesta a emociones positivas o eventos sociales, al generar ésta un estado de bienestar. El punto es que pareciera que dejamos atrás otro aspecto relacionado con los efectos que determinados alimentos pueden tener, pero especialmente centrándonos en la motivación hacia la comida.

Me parece que es relevante traer a discusión, el efecto que tienen los alimentos ricos en carbohidratos y ácidos grasos saturados, sobre el funcionamiento de la región cerebral del hipocampo; zona que estimula el consumo de alimentos, por medio de señales neurohormonales que resultan importantes para lograr el equilibrio energético.

No obstante, pienso que la motivación hacia dichos alimentos en particular se llega a comprender por medio de la activación de este sistema neural como respuesta al estrés, debido a que pudiésemos con esto, estar ante el papel que tendría la autorregulación emocional sobre el aumento de peso en la obesidad.

Claro que, si me detengo en este punto, podemos también tener presente que un 29.6% de las personas con obesidad, atribuyen su exceso de peso a la ingesta alimentaria como respuesta a emociones negativas. Este tipo de ingesta habla acerca de la sobreingesta como respuesta al estrés emocional, que estaría vinculada por el aumento de la secreción de glucorticoides y la disminución de insulina; por tanto, promovería el consumo de determinados alimentos y a generar la obesidad.

Por tanto, el estrés como proceso psicológico nos traza un aspecto importante para tener en cuenta en los tratamientos de control de peso.

Sin embargo, hay que recordar que cuando se está ante un estresor, no sólo pueden aparecer manifestaciones a nivel fisiológico que pueden propiciar o no un tipo de ingesta, sino también otras alteraciones cognitivas, emocionales y conductuales, que son las que, en conjunción explicarían el por qué varias personas ante situaciones estresantes semejantes manifiestan diferentes reacciones.

Lo anterior, nos coloca en una situación en la cual hablar de una relación entre estrés, ingesta alimentaria y obesidad, no es tan sencilla como quizás muchos pudieran pensar, dado que hasta ahora no está dilucidada.

Efectivamente, se requiere aclarar esta relación para poder contar con terapias más efectivas que no sólo sean un seguimiento de un tipo de dieta en particular, sino que puedan comprender las razones por las cuales la persona con obesidad se le hace tan cuesta arriba cambiar sus hábitos alimenticios e incluso, con esto poder advertir, cómo las intervenciones en sí misma, se les puede convertir en otro evento estresante, que lo que hace es seguirlos estigmatizando como “personas sin fuerza de voluntad” para lograr su meta de bajar de peso.

Psicólogo Clínico

[email protected]

Relacionados