Una historia que ocurrió hace algún tiempo, que a lo mejor no es el final feliz que todo el mundo espera, pero que vale la pena volver a contar porque no deja duda de lo que puede significar la Navidad para los niños.
Por redacción Miami Diario
Hace tres años, un niño de 5 años de edad que padecía de un cáncer terminal fue el protagonista de esta historia. Pero primero tienen que saber que Eric Schmitt-Matzen es un señor de 63 años de edad que suele brindarle sonrisas a los más pequeños durante cada época decembrina pues se coloca su traje de Santa Claus.
Un día, el señor Schmitt-Matzen recibió una llamada de una enfermera, quien le pidió casi hasta el punto de rogarle que acudiera al centro hospitalario para cumplir uno de los sueños de el pequeño antes mencionado. El sujeto tenía planificado irse de viaje con su esposa para ver a sus nietos y debido a esta petición decidió suspenderlo.
Cuando arribó al hospital tuvo que contener sus emociones para poder ingresar a la habitación del paciente. Reseña una nota de larazón que no tuvo tiempo ni de cambiarse para ir por un nuevo traje, simplemente llegó, le esperaban los padres del niño que le entregaron un jueguete de los preferidos por el pequeño para que se lo entregase.
Papa Noel le dijo a los padres y a los médicos que salieran de la habitación y se produjo el encuentro: Santa Claus ingresó a la habitación, se percató de lo débil que se encontraba el pequeño, quien no se había dado cuenta de que alguien había ingresado.
Para atraer su atención se sentó en su cama y empezó a hablarle. “¿Qué es eso de que te vas a perder la Navidad? ¡De ninguna manera! ¡Eres mi duende número uno!”.
Fue allí que el niño se percató que Papa Noel le hablaba y procedió a responderle “¿en serio soy yo?”a lo que Santa le dijo “¡claro!”. Fue allí cuando le entregó su juguete, el pequeño apenas tenía fuerzas para abrirlo.
En lo que vio que se trataba de un regalo más que esperado le salió una gran sonrisa, apoyó su cabeza en su regazo y le dijo a Santa “dicen que me voy a morir. ¿Cómo puedo saber a donde voy?”.
Schmitt-Matzen le pidió que cuando llegara dijera que era su duende número uno y que le dejarán entrar. El menor preguntó “¿Lo harán?, a lo que Papá Noel volvió a decirle “¡claro!”.
Justo en ese momento, después de que el niño le diera un abrazo fuerte a Santa le dijo unas últimas palabras “Papa Noel, ¿me puedes ayudar?“. Santa le regresó el abrazo y antes de que le pudiera responder, el niño murió en sus brazos.
Sus padres y médicos pudieron observar todo ese momento tras unas vidriera, su madre entró destrozada y gritando. “¡No, no, todavía no!”. Schmitt-Matzen se desplomó y la tristeza se apoderó de él durante todo su retorno a casa.
Incluso, dice la nota, que llegó a plantearse la posibilidad de dejar de ser Santa, afortunadamente, luego de recuperarse un poco e intentar hacer de Papá Noel por última vez para unos niños, fueron ellos quienes le devolvieron las ganas de seguir, vio en sus rostros la ilusión y le hizo comprender la responsabilidad que tenía con los más pequeños para mantenerles viva su ilusión. “Es importante para ellos y para mí”, concluyó.
Información de: larazón.es
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