“Suplicó por su vida”: niña fallecida en Texas fue ignorada por CBP

El miércoles 17 de mayo, el reporte de fallecimiento de una niña de 8 años que estaba retenida en el centro de Harlingen, Texas, obligó a la división de asuntos internos a abrir una investigación. El inspector general del Departamento de Seguridad Nacional y la policía de la zona fronteriza, también conocieron la situación.

Para el día 18, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP) emitió un comunicado, en el que explicó que la menor había sufrido una emergencia médica. Por esta razón, debió ser trasladada a un hospital cercano en donde falleció a los pocos minutos.

CBP no reveló la nacionalidad ni ofreció detalles sobre cómo se produjo su muerte. La niña quien estaba junto a sus familiares, estuvo recluida en una de las zonas donde se producen más cruces ilegales hacia suelo norteamericano.

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El resto de autoridades fronterizas tampoco emitieron informaciones en torno al hecho. Por lo que se especuló que podría haberse tratada de una muerte bajo hacinamiento, debido a la cantidad de inmigrantes retenidos en los últimos días.

¿Los agentes en Texas ignoraron la gravedad de la niña?

El sábado 20 de mayo, la madre de Anadith Tanay Reyes Álvarez, responsabilizó a la Patrulla Fronteriza por el trágico hecho. En declaraciones para la agencia de noticias AP, Mabel Álvarez, denunció que los agentes migratorios ignoraron sus súplicas ante la gravedad de su hija.

Según Álvarez, la niña panameña de padres hondureños, falleció el noveno día en el que permanecían bajo custodia de la CBP. La política de la agencia refiere que las personas no pueden permanecer retenidas más de 72 horas, pero debido a la gran afluencia, se incumplieron las normas.

Mabel dijo para el referido medio, que su hija tenía dolor en los huesos, no podía respirar y tampoco caminar. Ante esto, los funcionarios migratorios alegaron que el diagnóstico que tenía era de gripe y no requería atención médica.

La desesperación de los familiares incrementó. Todos sabían que la pequeña Anadith tenía antecedentes de problemas cardíacos y anemia falciforme, por lo tanto, no era una simple gripe.

Fiebre, dolor y rastros de sangre en la boca

Mabel desesperada por atender a su pequeña, exigió una ambulancia el día lunes 15 para trasladar a la niña a un médico. Sin embargo, los agentes migratorios denegaron la petición.

La salud de la niña se deterioró rápidamente. La fiebre no disminuía, el dolor le impedía comer y rápidamente su cuerpo se debilitó. Un doctor la atendió en la celda y le proporcionó suero fisiológico y antifebriles, pero los problemas respiratorios continuaron.

Mabel intentó nuevamente pedir una ambulancia para el día martes 16, pero volvieron a negarle el acceso. El miércoles 17,  Anadith Tanay Reyes Álvarez perdió el conocimiento y comenzó a botar sangre por la boca, finalmente una ambulancia la trasladó a un hospital, pero ya era tarde.

La madre de la niña aseguró que su hija iba perdiendo signos vitales en camino al hospital y cuando llegó, había muerto.

“Mataron a mi hija. Suplicó por su vida y la ignoraron. No hicieron nada por ella”, sentenció la madre.

Una investigación en curso

Roderick Kise, portavoz de la Patrulla, Aduanas y Protección Fronteriza, dijo que no podía hacer comentarios más allá de las declaraciones iniciales. Mencionó que la muerte de la menor de edad es objeto de una investigación que se encuentra en curso.

Si bien el hecho es inusual, esta no es la primera vez que un inmigrante muere bajo custodia de autoridades . Durante la segunda semana de mayo, también falleció un hondureño de 17 años, retenido por el Departamento de Salud y Servicios Humanos. Las autoridades no emitieron detalles sobre el caso.

La Patrulla Fronteriza tenía 28,717 personas bajo custodia el 10 de mayo, un día antes que se pusiera fin al Título 42. Los datos reflejaron que en dos semanas, la cifra de inmigrantes que llegaron a la frontera era el doble.

La familia se encuentra en un refugio para inmigrantes en McAllen, Texas y están solicitando dinero para llevar los restos de su hija a la ciudad de Nueva York, su destino final en los Estados Unidos.