Opinión

¿ Y usted, cuando observa, qué es lo que ve?

“Absolutamente incapaz de resignarme con la suerte que me ha tocado, me abstengo de adaptar mi existencia a las condiciones irrisorias en las que vivo” Bretón Desde la última expresión del romanticismo europeo, es difícil encontrar algo de belleza en la narrativa política; quizás porque nunca hubo tal cualidad en la perfección de sus formas […]

Por Allan Brito
¿ Y usted, cuando observa, qué es lo que ve?
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“Absolutamente incapaz de resignarme con la suerte que me ha tocado, me abstengo de adaptar mi existencia a las condiciones irrisorias en las que vivo” Bretón

Desde la última expresión del romanticismo europeo, es difícil encontrar algo de belleza en la narrativa política; quizás porque nunca hubo tal cualidad en la perfección de sus formas a la hora de complacer no solo a la vista o al oído sino por extensión al espíritu de un artista; esa belleza que se exige en el gran teatro de la gobernanza, o tal vez es inútil buscar, dado que la esencia de la política y la de los actores políticos es, pura y llanamente, la mentira… Tanto la una como el otro, están condenados a ser solo pródigos en promesas.

Por Alfonso M Becker

No hay poder más irreductible que el lenguaje poético a la hora de señalar la gran farsa de una representación en la que sus dos vocablos más espectaculares, puestos sobre el escenario, “democracia” y “libertad”, brillan por su ausencia; tanto en un buen artículo como en un discurso con buenas intenciones pedagógicas; y aún así, la democracia y la libertad, se descuelgan del párrafo ya que es imposible amarrar lo que se desconoce y lo que se ignora, no solo en contenido científico social, sino hasta en su propia definición…

Habrá que suponer que para digerir tamaña amalgama de despropósitos de apariencia filosófica, sería necesario dotarnos de unas mastodónticas tragaderas capaces del albergar el sueño de la razón para luego despertar y vomitarlas en la vigilia… Pero ni siquiera tenemos a mano un lacrimógeno sentimentalismo que nos incite a escribir, para poder expresar como tragedia el cúmulo de mentiras que se publican en nombre de la libertad de expresión, o peor aún: de la libertad de prensa… ¡Con qué frivolidad se está tratando todo! …

Ya no solo en la Europa podrida y decadente que exterminó a seis millones de judíos para sustituirlos por veinte millones de la peor ralea mahometana, sino en los Estados Unidos, donde, cada día que pasa, se hunde, poco a poco, la universidad pública y muchos centros universitarios privados que son financiados con dinero de los contribuyentes. Se derrumba la enseñanza en Estados Unidos ante una infiltración masiva de propaganda antiamericana que ha convertido los centros educativos en el “refugio” de los planificadores yihadistas de una revuelta generalizada en el propio corazón del imperio…

Una minoría musulmana que clama venganza histórica contra los infieles por las fechorías cartográficas de unos tales sujetos como Mark Sykes y François George Picot, pintarrajeando mapas… Esa Unión Europea se descompone, pero si cae, deben saber los lectores estadounidenses que también se derrumbará el imperio norteamericano… Porque ahora Capitol Hill no puede dedicarse en exclusiva a su ombligo… “America First” no es otra cosa que una cortina de humo en el campo de la geopolítica económica que, a su vez, es otra columna de humo destinada a desconcertar al enemigo.

No, señoras y señores lectores, no hay retiro a sus cuarteles de invierno para el Pentágono; no hay un lugar donde esconderse en este planeta, ni los dos grandes océanos protegen ahora a la república estadounidense, ni pueden proteger a nadie de una lluvia nuclear. Ahora, si hay pelea, hay que dar la cara…

Se sirve la mentira en los mass-media, desde el mismo momento en el que los portavoces de la foreign policy, de Moscú o de Washington, la ponen en circulación como si de un vehículo de ebriedad se tratase… El propósito no es otro que emborrachar a la chusma con muros mexicanos que no dejan pasar a la gente y millones de indocumentados que van de un sitio a otro como si de una estampida se tratase… Es la orgía del espectáculo político en la posmodernidad…

Miente el presidente ruso Vladímir Putin con la misma intención y la misma intensidad que el presidente de los Estados Unidos… Esto, como comprenderá el lector, no es un insulto a tan grandes y respetables personalidades, sino que se trata estrictamente de la verdad. Es quizás lo único verdadero en política. El oficio de mentir es muy duro, oiga, requiere mucho estudio, mucha paciencia y una cara más dura que el cemento; más que nada porque tienes que permanecer impertérrito e imperturbable aunque te hayan pillado infraganti cuando una becaria, bajándote los calzoncillos, se dedica a robarte espermatozoides en pleno Despacho Oval…

Dice un viejo proverbio alemán que el murmurador tiene el diablo en la lengua y el que lo escucha lo tiene en la oreja. La becaria lo tiene en sus labios, supongo… El Kremlin y la Casa Blanca están repletos de murmuradores. Pero permítanme que les diga que la gente del stablishment son gente seria porque tienen un doctorado en mentirología y se sirven de oficinas dedicadas a la mentiroscopia, donde expertos y especialistas en mentiras y falsedades, miran con lupa la veracidad y mendacidad que emanan de los periódicos amarillos y de otros medios, de todos los colores del arcoíris, utilizados para entretener a la chusma con falsedad documental, testimonios sexuales descabellados, declaraciones surrealistas y gilipolleces eróticas grandilocuentes…

Esa militante y mahometana marea migrante que nadie sabe definir, o que adrede se silencia, se utiliza para la estrategia geopolítica de la mano de obra barata adobada con populismo, también barato, que el político oportunista se saca del bolsillo para representaciones electorales de chusqueros y advenedizos… Todo sea por un puñetero voto a costa de la ralea mora… Esto no solo ocurre en la posmoderna, ridícula, hedonista, amanerada y putrefacta Europa, sino hasta en los Estados Unidos; donde esos supuestos “sabios” del stablishment han permitido la infiltración “yihadista” de todas las universidades “públicas”.

Todo un aparato de propaganda de guerra mahometana puesta al servicio de todos los desheredados estadounidenses… Una guerra civil en los Estados Unidos a la vuelta de la esquina y los políticos estadounidenses frivolizando con los persas… Me dice un amigo de Ocean Drive que hay más tontos en el servicio secreto de los que usted imagina. Así, resurgen como milagro “revolucionario” auténticos sucedáneos de aquellos Black Panther Party donde la “legendaria” Angela Davis controlaba para el FBI el sinsentido de la revuelta de los negros… Lo que parece real es irreal y viceversa. Black Lives Matter y los boicoteadores palestinos contra Israel en los campus estadounidenses, están haciendo su agosto con su propaganda de guerra…

En la patria de Víctor Hugo, de Baudelaire, de Descartes y de Voltaire, más de lo mismo: 700 masacrados por asesinos mahometanos en toda Europa en la última década mientras se frivoliza con el Islam… Y esos encantadores, presumidos y abstractos filósofos franceses, insustanciales y veleidosos parisinos, especulan con sus peroratas metafísicas sobre las violaciones de niñas y mujeres europeas por criminales musulmanes en la mismísima Unión Europea… Las decenas de miles de cristianos asesinados en todo el Oriente Medio solo originan algunas líneas en las hojillas parroquiales para espanto de fieles domingueros que no pueden creerse que el Papa argentino sea incapaz de proteger a sus feligreses siendo uno de los hombres más influyente del planeta…

¿De verdad no les parece raro que el poderoso e invencible imperio estadounidense no haga nada contra los moros? Pues al tiempo… Todo llega en su momento… pero el lector debe comprender que los “tiempos” los dirige el Departamento de Defensa de los Estados Unidos y no el vulgo aunque la ciudadanía ya se está cansando y está hasta las narices de tanta violencia mahometana y de tanto misógino medieval. Para entenderlo, se explicaría como el funcionamiento de una orquesta del Pentágono en la que los operadores de instrumentos militares esperan una señal de la batuta en la Casa Blanca para interpretar un primer movimiento de guerra o Allegro bélico a modo de sonata patriótica que nada tiene que ver con los misiles de “aviso” en Siria… Se trata de explicar a “we the people” que ha llegado la hora de defender a la patria y a sus intereses en cualquier parte del planeta…

El necesario surrealismo de un ataque militar de Washington a los persas o a cualquier otra república islámica, requiere -tras el comienzo de la sinfonía- un segundo movimiento más lento para que el mundo entero sepa que Washington y sus aliados en todo el planeta, han decidido atacar Teherán no para asustar ni para sacar músculo… sino para destruir por completo al principal enemigo de Occidente… Ese segundo movimiento debe ser (según lenguaje de los estrategas del Pentágono) “un movimiento lento y paralizante” con variaciones regionales y simultáneas como atacar, al mismo tiempo, a Siria, Yemen y en cualquier sitio donde se encuentren los persas…

No hay momento más emocionante para el ciudadano de Estado Unidos que cuando el pueblo se apropia de sus armas, de sus derechos y de su libertad para defender a la república estadounidense de sus execrables enemigos en cualquier rincón del planeta. Esa emoción lleva consigo el molde indestructible de la política exterior norteamericana y de los beneficios que traen consigo. Esas cosas no las ve el que no conoce los Estados Unidos. Incluso sus aliados europeos difícilmente comprenden los “movimientos” en el tablero de guerra que ejecuta el Pentágono.

Hay un tercer movimiento de tropas y máquinas de guerra con mucho ritmo táctico y estratégico que se contempla en los manuales de ataque como un scherzo que en guerras anteriores eran operaciones conjuntas con tropas aliadas para “machacar” al enemigo y terminar, a ser posible, con una victoria rápida, que “relaje” a la opinión pública; un último movimiento espectacular para que las bajas del personal militar sean mejor “digeridas” por la ciudadanía y se entienda la victoria como un logro muy importante para la seguridad de los Estados Unidos y de sus aliados. A eso se le llama en el Departamento de Defensa, la dulce sonata de la victoria…

Si usted ha entendido todos estos párrafos, comprenderá enseguida que nada es lo que parece en geopolítica, que los enemigos no son los que usted cree o le han dicho, y que -además- los rusos no son tan malos como vocifera el senador de los Estados Unidos, John McCain, uno de los más geniales mentirosos de la política mundial y un hombre muy respetado en todo el mundo (incluyendo Rusia) y reconocido como héroe en los Estados Unidos. Es un personaje de la política espectacular desplegada para una sociedad del espectáculo ansiosa de surrealismo ideológico y de superhombres desconcertantes y de malvados incomprensibles…

No es baladí que les pregunte con el título a la cabecera: ¿ Y usted, cuando observa, qué es lo que ve? Porque en el arte de la guerra se estudia y se sabe que la bruma del combate no te deja ver el campo de batalla, ni siquiera cuando eres el comandante en jefe… Así que puede hacerse una ligera idea de lo que usted puede ver… Si a ello le suma usted que otro arte superior, como la mentira, ha dejado claro, desde hace cientos de años, la gran querencia que tienen todos los seres humanos en creerse las mentiras, debería el lector quedar convencido de que la mejor manera de destruir una mentira geopolítica es oponerle otra para que la chusma “comulgue” con las dos… Mentiras y más mentiras hasta que no sepas en qué mundo vives…

Para decir la verdad no se necesita de ningún arte, de la misma forma que para vivir en paz, como un hombre pacífico, en tu casa, felizmente leyendo, amando y rezando, no se necesita ningún arte de la guerra…

Bien es verdad que incluso a riesgo de que lo eleven a los altares, usted puede ser respetado y tratado como un santo; pero aún así, será gobernado, manipulado y engañado por el más grande rebaño de embusteros que usted pueda imaginar.

Son los políticos… gente muy respetable que poseen el monopolio de la apariencia, actores en una gran representación espectacular en la que usted es un pobre espectador que ni si quiera sabe cuando ha terminado la función. Tampoco sabe si el escenario, el patio de butacas o su casa son la misma cosa y el mismo lugar.

Ni siquiera puede apostar si está despierto o si todo es un maldito sueño. En cualquier caso debería estar agradecido porque los políticos velan ese sueño tan extraño en el que usted vive encadenado a una butaca.

A estas alturas debería tener muy claro que lo que a usted le pase le importa un carajo al resto de la humanidad. Así que no nos cuente que su vida es una pesadilla…

¿Lo ve todo un poco más claro?

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