El amor es un sentimiento del ser humano, un vínculo de afecto que nace de la valoración e inspira el deseo de su bien propio o en su defecto por otro.
Sin embargo, el tema del cariño y el afecto no siempre es color rosa, y aquí es cuando vienen las desilusiones, malos términos, monotonía y otras variantes que posiblemente afectes tu relación y fracases.
La primera razón del fracaso del amor es que esperamos siempre más del otro. El amor se expresa a través de acciones, gestos, palabras y cuando hay escasez de estas expresiones llega la desilusión.
El amor también es una decisión deliberada, una intención o un proyecto de vida. Como tal, es un valor fruto de la madurez. Cuando proyectas metas, sueños y tu pareja no va en el mismo norte, puede ser la clave para sentirte que no están en la misma sintonía y no comparten las mismas aspiraciones.
La falta de comunicación es un valor quebrante para una relación, adivinar, suponer; creer, asumir y no preguntar es la grieta y el declive de una relación.
Inseguridad física y emocional, el temor a que nadie nos desee o nos quiera puede hacer que comencemos a actuar de una manera desesperada y aleje a nuestro ser querido.
Distancia en una relación romántica entre personas que viven en ciudades o pueblos diferentes. Siempre han existido estas relaciones, pero han proliferado recientemente gracias al internet, y la falta de contacto físico puede generar tensión y conflicto.
La intimidad en una pareja es necesaria
Cuando dejamos que nuestro circulo personal opine sobre nuestra relación puede generar una incomodidad, pues como dicen en algunas ocasiones, “las opiniones de terceros sobran”.
No definir quienes somos y que queremos es fracaso garantizado, pues de este mismo lugar viene la infidelidad, y el poco rumbo en una relación.
¿De verdad buscamos una relación?
A veces, lo único que queremos puede ser una “satisfacción rápida”. Cuando no nos hacemos preguntas de qué es lo que realmente queremos y no tenemos claro lo que esperamos de la otra persona. Con el tiempo empiezan a surgir rupturas, desilusiones y fracasos incensarios.
Hay que tener claro qué queremos, de manera que sea más fácil construir relaciones que realmente nos vayan a aportar y dirigir a un futuro.
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