Seis décadas después de la inauguración de los famosos trenes bala Shinkansen en Japón, Estados Unidos está finalmente listo para dar el salto a la era de la alta velocidad. Mientras Europa, Corea del Sur, Taiwán y China ya disfrutan de extensas redes ferroviarias de alta velocidad, el país norteamericano se encuentra rezagado en esta área de transporte.
Sin embargo, la reciente ley bipartidista de infraestructuras y la ambición de proyectos privados están allanando el camino para que los trenes bala finalmente lleguen a suelo estadounidense.
La ley de infraestructuras de 2021, que asignó miles de millones de dólares a proyectos de transporte, incluyó una parte considerable para el desarrollo de trenes de alta velocidad en Estados Unidos. La famosa ruta del Corredor Noreste de Amtrak, que conecta Boston, Nueva York y Washington DC, recibirá una inversión significativa para aumentar su velocidad a hasta 160 millas por hora.
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Según informa Forbes, se destinaron 12.000 millones de dólares para financiar otros proyectos ferroviarios aún más rápidos.
El asesor principal del Presidente Joe Biden en materia de infraestructuras, Mitch Landrieu, confirmó que se están tomando decisiones sobre la financiación de dos proyectos clave: el sistema ferroviario de alta velocidad en California y el tren Brightline West, que conectaría Las Vegas y Los Ángeles.
Si bien el Corredor Noreste de Amtrak es la principal ruta de alta velocidad en Estados Unidos, otras regiones también están trazando planes para implementar trenes bala. Estados como Texas, el Noroeste del Pacífico y Georgia están buscando construir líneas de alta velocidad que faciliten los viajes entre ciudades distantes hasta 300 millas.
Por primera vez, existe financiamiento federal disponible para estos proyectos, y se espera que el programa de préstamos destinado a modernizar las líneas de transporte de mercancías aporte 30.000 millones de dólares más.
Proyectos de gran embergadura
En cuanto a los proyectos en cuestión, California busca obtener 2.830 millones de dólares en fondos de subvención, mientras que Brightline ha solicitado 3.750 millones.
El proyecto de California, que ha tenido desafíos en términos de tiempo y costos de construcción, pretende unir San Francisco y Los Ángeles a velocidades de hasta 200 millas por hora. Por su parte, Brightline planea construir una ruta de 218 millas en cuatro años, comenzando a operar trenes eléctricos a 186 millas por hora desde los suburbios de Los Ángeles hasta Las Vegas en 2028.
La financiación es uno de los mayores desafíos para ambos proyectos. California ha contado con fondos del estado y federales para la ruta del Valle Central, pero aún se necesita una inversión considerable para expandir el sistema a más de 500 millas. Por su parte, Brightline confía en recaudar más de 8.000 millones de dólares de inversores privados.
Además de los proyectos respaldados por la financiación federal, varias empresas privadas están mostrando interés en desarrollar sistemas de trenes de alta velocidad en Estados Unidos. Empresas como Virgin Trains USA y Texas Central están liderando iniciativas para construir rutas de tren bala en Florida y Texas, respectivamente.
Virgin Trains USA, anteriormente conocida como Brightline, ya ha comenzado a operar servicios de trenes de alta velocidad en Florida, conectando Miami, Fort Lauderdale y West Palm Beach. Actualmente están trabajando en alargar de su red hacia Orlando y Tampa, con planes futuros para llegar hasta Jacksonville y otras ciudades de la región sureste de Estados Unidos.
Oportunidades de crecimiento
Estos proyectos privados no solo están impulsando la construcción de infraestructuras de alta velocidad, sino que también generan empleo y promueven el crecimiento económico. Además, se espera que los trenes bala reduzcan la congestión del tráfico y disminuyan la dependencia de los vuelos de corta distancia. De esta manera se ofrece una alternativa más eficiente y sostenible para el transporte de pasajeros.
A medida que se logren estos proyectos y se amplíe la red de trenes de alta velocidad en el país, se espera que los viajes entre ciudades importantes sean más rápidos y cómodos. Además se busca impulsar la conectividad al facilitar el movimiento de personas a lo largo y ancho de Estados Unidos.
La entrada del país a la era de estos trenes marcará un hito importante en el desarrollo de su sistema de transporte y posicionará al país como un líder en la tecnología de alta velocidad a nivel mundial.
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