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El Juego del Calamar no es para niños

Existen varios motivos por los que tu hijo no debería ver ‘El juego del calamar’ que se ha convertido en un fenómeno a nivel mundial. No solo por sus altos niveles de audiencia, que han superado a cualquier estreno de Netflix, sino también por las conductas de imitación violentas que nuestros hijos e hijas reproducen […]

Por Allan Brito
El Juego del Calamar no es para niños
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Existen varios motivos por los que tu hijo no debería ver ‘El juego del calamar’ que se ha convertido en un fenómeno a nivel mundial. No solo por sus altos niveles de audiencia, que han superado a cualquier estreno de Netflix, sino también por las conductas de imitación violentas que nuestros hijos e hijas reproducen tras ver la serie.

La trama de ‘El juego del calamar’ versa sobre cómo unos participantes tienen que superar varios juegos de supervivencia infantiles como el escondite inglés, las canicas o la cuerda, para ganar un premio que asciende a 39 millones de dólares. En caso de que no superen las pruebas, no solo son eliminados, sino asesinados.

La serie surcoreana se ha hecho famosa entre niños y adolescentes, a pesar de que la edad recomendada para su visionado es los 16 años. Hace unos días saltaba la noticia de las consecuencias de esta serie: los niños de una escuela de San Sebastián de los Reyes estaban imitando en el patio del colegio estos juegos y disparaban a los niños que perdían, tal y como sucede en la serie. En otros países como Bélgica también ha habido casos similares: los niños juegan al escondite inglés y quien pierde es golpeado.

Tus hijos e hijas menores de 16 años no deben de ver esta serie. Te contamos los motivos:

Posee contenido violento

El Juego del Calamar no es una serie educativa con valores que queremos que aprendan nuestros hijos e hijas. Asesinatos, torturas, violencia sexual hacia la mujer… Nuestros hijos cuando consumen este tipo de contenido normalizan la violencia, lo que repercute que en su futuro no sepan identificar si ellos u otra persona se encuentra en una situación violenta.

Además, aunque la serie pretenda hacer una crítica hacia la avaricia por el dinero, ya que los participantes disfrutan viendo morir a sus compañeros al estar ellos más cerca de conseguir el premio, nuestros hijos no saben descodificar estos mensajes críticos.

Los niños aprenden por imitación

Los niños aprenden e imitan las conductas que ven a su alrededor. No saben cómo comportarse, no saben cómo actuar en la sociedad, por lo que toman como referencia a sus padres, a sus amigos, profesores, pero también a aquello que ven en las pantallas. Es nuestra responsabilidad que tengan referentes sanos en los que fijarse.

No tienen desarrollado su pensamiento crítico para diferenciar entre realidad y ficción

Los niños no tienen su cerebro desarrollado al completo. Tampoco tienen desarrollado su pensamiento crítico como para reconocer que lo que están viendo es un contenido violento que no se debe replicar en la realidad. Su mirada no reconoce que lo que ven en la pantalla es ficticio y no real.

Educación de la mirada

Vivimos en un mundo hiperconectado. Los niños se están convirtiendo en nativos digitales. En la escuela ya no aprenden con libros, sino con tablets. No podemos evitar que estén expuestos a las pantallas y a los contenidos audiovisuales, pero sí podemos educar su mirada para que puedan discernir que aquello que ven en las series o en las películas no es real. Esta educación no solo concierne a los padres y madres, sino también a los centros educativos.

Control parental

El control parental permite que todo contenido que no sea adecuado a su edad no les aparezca en las plataformas de streaming como Netflix, HBO o Prime Video. Es una herramienta perfecta para seleccionar las series y películas que pueden ver nuestros hijos sin tener que preocuparnos. Este control parental siempre es preferible que vaya acompañado de una educación digital.

Si están consumiendo contenidos no apropiados a su edad o en el caso de que quieran ver una serie como El Juego del Calamar porque el resto de sus amigos la han visto, les tenemos que explicar que no tienen la edad todavía de consumirlos y que no es adecuado para su desarrollo. Si les damos los motivos y nuestras razones, nuestros hijos entenderán nuestra posición y estarán desarrollando su pensamiento crítico.

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