El negocio de Carlos Montoya y Sandra Ruballo era una estafa en la cual se intercambiaban sobornos para asegurar contratos de servicios de entrega e inflar los números de comidas que se entregaban en el programa gubernamental Child Care Food Program
Por Redacción Miami Diario
Los empresarios Carlos Montoya y Sandra Ruballo y mantuvieron durante años un buen negocio con el gobierno federal. La compañía, ubicada en el norte del Condado Miami-Dade, representaba a unas 200 guarderías que recibían subsidios para programas alimenticios que beneficiaban a niños con familias de bajos recursos.
Los dos ganaron millones de dólares mediante contratos con el gobierno, hasta que las autoridades federales descubrieron que el negocio era una estafa en la cual se intercambiaban sobornos para asegurar contratos del servicio e inflar los números de comidas que se entregaban en las guarderías.
En este sentido, un jurado federal de Miami encontró a Montoya culpable de confabulación para cometer estafa postal y llevar a cabo sobornos. Su sentencia se fijó para el 5 de junio ante la jueza de Distrito Marcia Cooke.
Por su parte, Ruballo se declaró culpable de los cargos de confabulación para cometer estafa postal y acusaciones relacionadas con el caso antes de que el juicio de Montoya comenzara en marzo. Su sentencia quedó programada para el 8 de mayo.
Joseph Rosenbaum, abogado defensor de Montoya, argumentó el viernes que su cliente operaba un negocio legítimo, no le pagó sobornos a Ruballo para obtener los contratos alimenticios y entregó todas las comidas a las guarderías.
No obstante, el fiscal federal Daniel Marcet afirmó que Montoya pagó $680,000 en sobornos y otros $160,000 en otro tipo de acuerdos para mantener su relación comercial con Ruballo durante más de seis años y que esta obtuvo ofertas y contratos de servicios de entrega de comidas que subsidiaba el programa gubernamental Child Care Food.
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