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Ordenan quitar césped artificial en los paseos de Brickell Avenue y Brickell Bay Drive

Se acabó el césped artificial que se había instalado en Brickell Avenue. Los residentes y la Madre Naturaleza pueden cantar victoria. La hierba verdadera sustituirá a la grama sintética que había reemplazado a la grama. El alcalde Miami Francis Suárez, tras escuchar las objecciones de los residentes de Brickell, ordenó que se quitara la hierba […]

Por Allan Brito
Ordenan quitar césped artificial en los paseos de Brickell Avenue y Brickell Bay Drive
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Se acabó el césped artificial que se había instalado en Brickell Avenue. Los residentes y la Madre Naturaleza pueden cantar victoria. La hierba verdadera sustituirá a la grama sintética que había reemplazado a la grama.

El alcalde Miami Francis Suárez, tras escuchar las objecciones de los residentes de Brickell, ordenó que se quitara la hierba artificial que se instaló en paseos de Brickell Avenue y Brickell Bay Drive. EasyGrass, el contratista empleado por la ciudad y al que se le pagó $230,162 por instalar su producto “para embellecer la ciudad”, accedió a quitarla y volver a plantar el césped con abono y tierra preparada.

A pedido de Suárez, EasyGrass se encargará de la restauración sin costo alguno. Suárez y el comisionado Ken Russell se reunieron el lunes con los residentes en una de sus demostraciones en la que portaban letreros de protesta que decían “No a la hierba falsa en Brickell”, “Caca y pipi de perro hierven al sol” y “No maten a nuestros árboles”.

Los vecinos de los condominios y apartamentos que se levantan en la icónica avenida del downtown quedaron horrorizados por la hierba plástica que, según se quejaron, podría dañar las raíces de los árboles, empeorar las inundaciones, lucir ridícula y producir un desagradable olor causado por heces fecales y orine de perro descompuestos que se acumulan.

“Es una de las ideas más absurdas que he escuchado nunca”, dijo Carlos Suárez, que vive en el barrio de Brickell desde hace seis años y camina por la zona todo los días.

El alcalde Suárez concluyó que instalar la hierba artificial fue una idea bien intencionada, pero mala. “Con el consentimiento de la comisión, hice una inversión de $6 millones para embellecer la ciudad, con el objetivo de que nuestros ciudadanos se sintieran felices”, dijo Suárez.

“En cuanto se hizo aparente que no les gustaba este proyecto, mi responsabilidad es arreglar el problema. Tratamos de no cometer errores nunca, pero tenemos que aceptar humildemente cuando los cometemos y solucionar la situación”.

Russell y el comisionado Joe Carollo, quien estima que el costo total del proyecto podría alcanzar los $300,000, predijeron en la reunión del jueves de la comisión que el césped artificial se quitaría mientras las protestas de los residentes eran cada vez mayores. Russell lo calificó como “un gasto muy grande” y “una gran pérdida de dinero”.

Carollo cuestionó los beneficios que tendría, dijo que el proyecto “no tenía sentido” y se lamentó de que “van a ser $300,000 botados en la basura”. EasyGrass, que tiene un contrato con la ciudad, ha instalado hierba artificial en varios parques para perros y campos deportivos, así como EasyIvy (“follaje artificial ignífugo”) y EasyMulch, un compuesto de caucho. “Que yo sepa, ningún árbol se ha muerto”, dijo Suárez.

EasyGrass creó una instalación piloto en el separador de vía de Coral Way en la calle 33 del suroeste que lleva un año “y nadie se ha quejado”, apuntó Suarez. Hay planes para ampliar el remozamiento del separador de vía de la calle 17 a la 37 usando una combinación de césped natural y hierba artificial, dijo la oficina del comisionado Manolo Reyes.

Suárez y Alan Dodd, director del Departamento de Obras Públicas, también disputaron las afirmaciones de los insultados residentes de que no se les había informado del proyecto. Antes de la instalación, se celebraron reuniones con los vecinos para discutir el plan.

“Francamente, la hierba no había funcionado y estaba en una terrible condición”, dijo Suárez. “Ahora que se plantará hierba verdadera tenemos que estar preparados para lo que venga”.

Los residentes de Brickell dijeron que la mayoría de la hierba estaba verde y saludable y que instalar el césped falso fue una reacción desmedida. “Nos sentimos tranquilos de que el alcalde nos haya escuchado”, dijo Miriam Merlino, que encabezó las protestas y la campaña de petición. “Pero muchos árboles aún están rodeados de concreto alrededor de la base, de modo que queremos asegurarnos de que lo quiten y siembren otra vez la hierba natural.

“También me preocupa que se confíe en una compañía que se especializa en instalar grama artificial para que plante hierba natural. Tenemos que mantenernos vigilantes”. Los residentes se reunirán con Suárez la semana entrante para discutir un calendario. “

Los contribuyentes todavía tendrán que pagar los gastos y hay mucho trabajo por hacer”, dijo Valentina Caccia. “La próxima vez tendrán que considerar las opiniones de las miles de personas que viven aquí y no las de unos pocos”.

 

Fuente: El Nuevo Herald

 

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