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Fundación de Derechos Humanos Cuba: Decreto 349 reprime libertad de crear

La Fundación de Derechos Humanos Cuba, denunció las severas restricciones que la primara ley aprobada por el presidente designado Miguel Días Camel impone a la libertad de creación artística a través del Decreto 349, a continuación un texto que no tiene pérdida por la contundencia de sus planteamientos, sobre todo en momentos en que  a […]

Por Allan Brito
Fundación de Derechos Humanos Cuba: Decreto 349  reprime libertad de crear
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La Fundación de Derechos Humanos Cuba, denunció las severas restricciones que la primara ley aprobada por el presidente designado Miguel Días Camel impone a la libertad de creación artística a través del Decreto 349, a continuación un texto que no tiene pérdida por la contundencia de sus planteamientos, sobre todo en momentos en que  a los ojos del mundo las autoridades cubanas se exhiben como personeros abiertos a cambios contundentes en ese  sufrido país caribeño

Por: Redacción Miami Diario

¿Un bongosero ilegal en Nueva York?

La primera ley aprobada después del triunfo de la revolución cubana en 1959 fue la Reforma Agraria. La primera suscrita por el presidente designado Miguel Díaz Canel ha sido contra la libertad de creación artística: el Decreto 349. Curioso.

Hay ocasiones en que el apego de la élite de poder cubana al dogmatismo estalinista se manifiesta de manera excepcionalmente transparente. Esta es una de ellas.

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El régimen cubano desde el inicio institucionalizó un sistema de censura que, sin alejarse de los cánones básicos detrás de la cortina de hierro, era bastante eficaz en esconder su verdadera naturaleza represiva. Mientras se controlaban contenidos se era tolerante con las manifestaciones estéticas más disímiles. Eso le permitió a lo largo de la primera década en el poder, en los años sesenta del siglo pasado, presentarse tras la máscara de una alternativa latinoamericana y socialista en las artes y la cultura. Nada más lejos de la realidad.

En los años setenta, con las acusaciones de diversionismo ideológico, las purgas en medios universitarios, intelectuales y artísticos fue que emergió  con absoluta claridad el genuino y repugnante rostro estalinista del sistema.

En los años 90, al enfrentar la peor crisis desde 1959, el Ministerio de Cultura intento recuperar el mito. Proyectó la idea de una rectificación cultural y “rehabilitó” a creadores, ya difuntos, que no podían defenderse ya de esa indeseada maldición.

La pregunta que hay que formularse es la siguiente. ¿Por qué no decidieron seguir funcionando con controles y censuras menos visibles? ¿Por qué legalizarlas y ampliarlas a estas alturas? Es aquí que este tema conecta con la afirmación de Amnistía Internacional: la represión no ha cesado, pero está cambiado su manera de operar.

Por una parte el gobierno cubano trata de esconder la represión política haciéndola pasar por acciones policíacas contra crímenes comunes. Sin embargo, en el campo cultural ha decidido quitarse la careta y criminalizar a todo artista y actividad creativa que no esté autorizada por el estado.

El Decreto 349 es tan extremo que habría sido imposible a famosos artistas cubanos, como sería el caso de Benny More, poder actuar en público o incluso de manera privada.

Y, de pronto, en ese “escenario”, Díaz Canel se sube con dos tumbadoras a proyectar una imagen campechana y renovadora que se da de narices con su responsabilidad por la actual ola represiva. Por cierto, ¿está autorizado Díaz Canel por el Ministerio de Cultura para ejercer como músico?

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