Cuba

Mariela Castro se desenmascara ante la defensa de los derechos de los homosexuales en Cuba

Mariela Castro Espín, hija de Raúl Castro y Vilma Espín, y directora del Centro Nacional de Educación Sexual, CENESEX, había conseguido por años personificar de cara al mundo la defensa de los derechos de los homosexuales en Cuba. Por Redacción MiamiDiario Aprovechando el atractivo de los hijos rebeldes Castro Espín parecía romper ante los medios […]

Por Allan Brito
Mariela Castro se desenmascara ante la defensa de los derechos de los homosexuales en Cuba
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Mariela Castro Espín, hija de Raúl Castro y Vilma Espín, y directora del Centro Nacional de Educación Sexual, CENESEX, había conseguido por años personificar de cara al mundo la defensa de los derechos de los homosexuales en Cuba.

Por Redacción MiamiDiario

Aprovechando el atractivo de los hijos rebeldes Castro Espín parecía romper ante los medios y las celebridades con el pasado machista y represor de su familia gobernante. Un pasado tenebroso marcado por los sombríos campos de concentración Unidades Militares de Ayuda a la Producción (UMAP). Así pretendió erigirse como paladín en la isla de causas comunes de los gays en todas partes como el cambio de sexo y el matrimonio más allá de la noción judeo-cristiana de la unión entre un hombre y una mujer.

Eso le abrió las puertas al jet set liberal internacional. No había figura de la escena mundial del espectáculo, el cine o la moda que pasara por Cuba sin hacer la peregrinación al CENESEX para reunirse con Mariela.

Cuando este año se retiró del proyecto de “nueva” Constitución cubana el artículo que abría la posibilidad de casarse legalmente para las parejas homosexuales, definiendo al matrimonio como la unión “entre dos personas con capacidad legal”, sin especificar el género, Castro Espín mantuvo su demagogia. Llamó en su perfil de Facebook “retrógrados y fundamentalistas” a quienes se opusieron en los debates públicos al artículo 68, pero aseguró que “no hay retroceso, Cuba es de todos y todas”.

¿De todos y todas?

Al parecer hay algunos cubanos, y particularmente algunos homosexuales que no reúnen las condiciones de los “todos y todas” de la señora Castro Espín. Eso indica su rabieta contra aquellos miembros del movimiento cubano LGBTI que decidieron desoír el mandato de la gurú gubernamental, quien había suspendido un desfile anual por el Orgullo Gay, y realizaron por su cuenta una marcha contra la homofobia el pasado 11 de mayo.

Aunque los cerca de 300 participantes no llevaban enseñas de Estados Unidos, sino la bandera del arcoíris, y no corearon “Abajo Castro” sino “Cuba diversa”, fueron violentamente desbandados y algunos detenidos por efectivos de seguridad , por el solo hecho de que la marcha era independiente.

En general el evento fue comparable a otros actos espontáneos recientes de la sociedad civil de la isla, como la solidaridad con los damnificados del tornado que asoló en enero varios municipios de La Habana, o una marcha por la protección de los animales que le costó el puesto al funcionario que la autorizó. En ninguno de ellos la contrainteligencia castrista ha podido descubrir un vínculo con la Embajada estadounidense, el exilio de Miami, o la oposición interna organizada.

No obstante, la señora Castro Espín dio un espaldarazo a la represión de la marcha independiente contra la homofobia, afirmando en su cuenta de Facebook que fue un “show convocado desde Miami y Matanzas, respaldado por funcionarios de la embajada de EEUU y cubierto por la prensa extranjera”. En otro post relacionado arremetió contra lo que describió como “lacayismo del activismo mercenario”.

Por lo menos una organización internacional LGBTI, Rainbow World Fund, ha manifestado su “consternación” por los arrestos y la denegación de permiso a un reportero de una publicación gay, Washington Blade, para cubrir la marcha. Otras protestas podrían seguir.

La Fundación para los Derechos Humanos en Cuba ha tomado nota e incluido a Mariela Castro en su base de datos de represores violentos, recordando ejemplos de personas que, sin llegar a ejercer la violencia de manera directa, la alimentaron con declaraciones agresivas. Y eventualmente pagaron un precio.

Como en la fábula orwelliana Rebelión en la Granja, para la funcionaria y heredera castrista los homosexuales serían oficialmente todos (y todas) iguales. Pero, llegado el momento de la verdad, algunos (quienes no sean sumisos al gobierno) son menos iguales que los otros.

 

 

Con información de nota de prensa

 

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