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ONU: Coronavirus provocará “niveles devastadores de hambre” en 25 países

La pandemia de coronavirus provocará niveles “devastadores” entre la población de alrededor de 25 países, la mayoría de ellos africanos, durante los próximos meses, según un informe publicado este viernes por el Programa Mundial de Alimentos (OMS) y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Por redacción MiamiDiario “Hace tres […]

Por Allan Brito
ONU: Coronavirus provocará “niveles devastadores de hambre” en 25 países
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La pandemia de coronavirus provocará niveles “devastadores” entre la población de alrededor de 25 países, la mayoría de ellos africanos, durante los próximos meses, según un informe publicado este viernes por el Programa Mundial de Alimentos (OMS) y la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Por redacción MiamiDiario

“Hace tres meses dije a los líderes mundiales ante el Consejo de Seguridad de la ONU que corríamos el riesgo de una hambruna de proporciones bíblicas”, ha indicado el director ejecutivo del PMA, David Beasley, quien ha incidido en que los datos revelan que “desde entonces, millones de las familias más pobres del mundo se han visto forzadas a estar aún más cerca del abismo”, reportó Infobae.

Así, ha explicado que “los sustentos están siendo destruidos a un ritmo sin precedentes y ahora sus vidas están ante un peligro inminente de hambruna”. “Que no haya errores, si no actuamos ahora para poner fin a esta pandemia de sufrimiento humano, mucha gente morirá”, ha agregado.

El informe recoge que, tras décadas de una disminución significativa del hambre en la región, en los últimos años ha aumentado con 18,6 millones de personas en niveles de crisis de inseguridad alimentaria, o peores, en América Latina y Caribe.

“En la región, el hambre proviene predominantemente de la pobreza y no de la falta de alimentos. Ahora, bajo el impacto de COVID-19, la tasa de pobreza podría aumentar del 30,3 al 37,2 por ciento, con la pobreza extrema subiendo del 11 al 15,5 por ciento”, según el Informe de Políticas sobre el Impacto del Coronavirus en América Latina y el Caribe.

Así, señala que los tres principales focos son Haití, la zona de América Central integrada por El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, y Venezuela, país que ya contaba en septiembre de 2019 con 9,3 millones de personas en situación de inseguridad alimentaria, en la que fue la cuarta mayor crisis de este tipo en 2019.

El documento recoge que el impacto del coronavirus y las restricciones para hacerle frente, además de la caída de los precios del petróleo, tendrán un amplio impacto en Venezuela, donde la población sigue perdiendo poder adquisitivo.

De acuerdo con las cifras de la Plataforma de Coordinación para los Refugiados y Migrantes de Venezuela, en junio de 2020 había 5,2 millones de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo venezolanos en la región.

En el caso de Colombia, Ecuador y Perú, unos 500.000 migrantes venezolanos se encuentran excluidos en su mayoría de los sistemas de protección social, mientras que el deterioro económico en los países de acogida podría “afectar aún más” a sus medios de vida, así como a los grupos sociales marginados en estos países.

Las medidas de prevención y las restricciones han afectado además las fuentes de ingresos y el poder adquisitivo en los citados países de América Central, lo que se ha visto sumado a una caída de las remesas, por lo que el PMA ha dicho que es probable que la situación “dé lugar a un continuo deterioro de la situación de la seguridad alimentaria”.

Sin embargo, ha manifestado que “las condiciones meteorológicas parecen favorables para el desarrollo de los cultivos en la primera temporada, que suele terminar en septiembre”, si bien las tormentas ‘Amand1’ y ‘Cristóbal’, que azotaron la zona en junio, “podrían tener un efecto negativo en la producción de alimentos”.

Por todo ello, el informe ha recomendado mantener y ampliar la ayuda alimentaria, adaptar las actividades de ayuda a las restricciones por la COVID-19, reducir al mínimo las interrupciones en las cadenas de suministro de alimentos esenciales y apoyar a los gobiernos a ampliar los sistemas de protección social.

Asimismo, ha abogado por incrementar el acceso a grupos excluidos y considerar el impacto de la COVID-19 en las mujeres y las niñas, promover la recopilación de datos y la evaluación de programas a partir de pruebas, adecuar las actuaciones para garantizar la inclusión e incrementar la coordinación.

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