Venezuela

Vecchio busca convertir sus logros en Washington en un cambio político transformador para Caracas

En Washington D.C., Juan Guaidó y sus representantes son homenajeados como verdaderos únicos líderes de Venezuela. Pero esto está lejos de la realidad de Caracas, donde el Presidente de Venezuela Nicolás Maduro continúa aferrado al poder. Por Redacción MiamiDiario Guaidó, quien surgió del anonimato y pasó a hacer reconocido entre los venezolanos en tan solo […]

Por Allan Brito
Vecchio busca convertir sus logros en Washington en un cambio político transformador para Caracas
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En Washington D.C., Juan Guaidó y sus representantes son homenajeados como verdaderos únicos líderes de Venezuela. Pero esto está lejos de la realidad de Caracas, donde el Presidente de Venezuela Nicolás Maduro continúa aferrado al poder.

Por Redacción MiamiDiario

Guaidó, quien surgió del anonimato y pasó a hacer reconocido entre los venezolanos en tan solo unos cuantos meses, es ahora reconocido como el Presidente Interino en Venezuela por mas de 50 países. Este es el resultado de un largo y arduo esfuerzo por parte de la oposición del país – de los cuales muchos se encuentran actualmente encarcelados, escondidos o en el exilio- que ha resistido al régimen autoritario que Maduro ha implementado desde la muerte de su predecesor, el socialista revolucionario Hugo Chávez, en 2013.

Al hablar con el emisario de Guaidó en Estados Unidos, le pregunté si era extraño para él pensar que si no se hubiese visto forzado al exilio pudiese ser él quien ocupara la posición de Guaidó en estos momentos.

“No. Estoy donde estoy,” respondió Carlos Vecchio durante una de dos entrevistas que le hice en los meses de mayo y junio. En algún punto pensó en lanzarse como candidato parlamentario y por un corto período de tiempo tomó las riendas del partido de Voluntad Popular cuando Leopoldo López, líder del partido político, fue encarcelado en 2014. Sin embargo, poco después, Vecchio tuvo que irse a la Florida para evadir su propia orden de arresto. Cinco años después de que Vecchio apareciera en YouTube con barba y camisa mientras permanecía 100 días en clandestinidad, leyendo en voz alta desde una ubicación desconocida un manifiesto político escrito por López, el hombre sentado frente a mí se asemejaba al típico apuesto diplomático de D.C., con su traje oscuro, corbata roja, bien afeitado y peinado con gel.

“No. Nunca lo he pensado,” reiteró Vecchio. “Juan Guaidó ha hecho un increíble trabajo. Él es un gran líder”.

Una razón por la que Guaidó, de 35 años, ocupa su posición actual, es porque cuando fue el turno de Voluntad Popular de asumir el liderazgo rotativo de la Asamblea Nacional controlada por la oposición, los miembros más importantes de su partido estaban todos al margen. En el mes de enero, Maduro comenzó otro período presidencial después de ganar una elección ampliamente considerada como manipulada. Como jefe de la única institución electa democráticamente en Venezuela, Guaidó invocó una disposición constitucional para asumir el papel de Presidente Encargado. Los Estados Unidos y docenas de aliados cambiaron rápidamente su reconocimiento diplomático al gobierno de Guaidó, quien nombró a Vecchio como su representante en Washington y le encargó la tarea de coordinar la campaña internacional para sacar a Maduro del poder.

El principal desafío de Vecchio es convertir sus logros en Washington en un cambio político transformador en Caracas. Tras el intento de Guaidó el 30 de abril de voltear a los principales funcionarios de Maduro en su contra, sus representantes en el extranjero están tratando de aumentar drásticamente la presión diplomática y económica sobre el gobierno de Maduro, incluso a través de amenazas no tan veladas de intervención militar extranjera. Y hay una razón por la cual estos esfuerzos se concentran en Washington: ningún país es más crucial para que esta estrategia funcione o no como lo es Estados Unidos.

Los diplomáticos de Guaidó insisten en que, los venezolanos están determinando su propio destino, desde poder tener un presidente de transición hasta el planteamiento de si utilizar la fuerza contra Maduro. Sin embargo, también están apostando a ese destino con la fe que tienen en el apoyo de Estados Unidos.

Vecchio fue inequívoco acerca del compromiso de la administración de Donald Trump con la causa. Recordó una reunión con el vicepresidente Mike Pence donde: “Me dijo: ‘Carlos, EEUU está con ustedes hasta que recuperen su democracia’, y yo confío en él”. Yo confío en él, y confío en Trump “, dijo Vecchio, quien habló con el presidente de los Estados Unidos tres veces. “¿Sabes por qué? Le dije: ‘No están defendiendo solamente los derechos de los venezolanos. Están defendiendo los principios y valores universales establecidos por sus Padres Fundadores, quienes han hecho de este país una gran nación.”

El mensaje de la administración de Trump, sin embargo, ha sido más equívoco. “Trump no quiere una guerra” en Venezuela, y el asesor de seguridad nacional, John Bolton, parece estar “probando un enfoque retórico para el cambio de régimen – que si solo grita lo suficiente y amenaza lo suficiente, tal vez colapsará”, me dijo Fernando Cutz, exdirector para Suramérica del Consejo de Seguridad Nacional de Trump. (La jurisdicción de Bolton es el mundo entero, pero desde el 30 de abril, el 60 por ciento de sus tweets han sido relacionado con Venezuela).


Si la administración Trump no está preparada para enviar tropas al país, su enfoque podría ir al otro extremo: “Dejar de hablar de Venezuela y fingir que nunca sucedió”, dijo Cutz. Por ahora, los Estados Unidos está apostando a que el aumento de las sanciones, incluyendo un embargo del petróleo, eventualmente derrotará a Maduro.

La pregunta es: si todo esto ‘falla’, ¿cómo se recuperan Estados Unidos y estos otros 56 países [que han reconocido a Guaidó]?”, pregunté. “Lo que podría suceder … es que tendremos un gobierno en el exilio en los Estados Unidos, en Washington D.C. esencialmente”.

Cuando Vecchio, quien es de la pequeña ciudad venezolana de Caripe y que asistió a Georgetown y Harvard a hacer sus postgrados, se exilió por primera vez, “era como un guardabosques solitario”, me dijo su asesor político, Francisco Márquez.
Sin embargo, en 2018, Vecchio ya viajaba por Europa y América con otros líderes de la oposición venezolana exiliados, reuniéndose con funcionarios como Pence y el presidente francés, Emmanuel Macron, a quienes les instó a declarar ilegítima la reelección de Maduro.

Vecchio ahora se conoce en todo Washington como un embajador de pleno derecho. Pareciera que aparece en todas partes en D.C., como Waldo. Ahí está en los escalones del Capitolio, alabando al Comité de Relaciones Exteriores del Senado por su apoyo. Ahí está en una conferencia del Departamento de Estado de las Américas, posando para una foto con el nuevo presidente pro-Guaidó de El Salvador. En un banquete aceptando un premio en nombre del pueblo venezolano, proclamando “¡Viva Venezuela libre!”, mientras las luminarias de Washington lo bañan con una ovación de 30 segundos.

Los funcionarios de Estados Unidos “bromean con nosotros acerca de que uno de los pocos juegos bipartidistas en la ciudad es Venezuela”, dijo Márquez. Incluso Arnold & Porter, una firma de cabildeo que recién en enero asesoraba al gobierno de Maduro, ahora representa a Guaidó. El Grupo BGR acordó hacer un trabajo pro bono para que Guaidó “promueva la causa de la libertad y la democracia en Venezuela”.

Vecchio superó recientemente un obstáculo importante para consolidar la buena fe de Guaidó en Washington al ganar el control de la Embajada de Venezuela. En mayo, las fuerzas de seguridad estadounidenses desalojaron a miembros de la organización Code Pink, quienes junto con grupos aliados habían ocupado el edificio por invitación del gobierno de Maduro.

Cuando pasé por la embajada el día que los funcionarios de Guaidó lo tomaron, sentí como si hubiera llegado al set de una obra de teatro sobre la revolución en Venezuela. El agregado militar venezolano en los Estados Unidos, que abandonó las filas de Maduro en enero, estaba vestido con su atuendo militar completo. Márquez, el asesor de Vecchio, se apresuró a gritar: “¡Finalmente es nuestra!”. Encerrados detrás de las barricadas de la policía, los miembros de Code Pink y sus afiliados corearon: “¡Vecchio es una farsa! ¿Cuántos golpes de estado se necesitan?”. Los partidarios de Vecchio, muchos de ellos expatriados venezolanos, se derramaron en la calle Georgetown donde se encuentra la embajada, pasaron turistas perplejos y conductores de Lyft atrapados en el cruce geopolítico. Se abrazaron, capturaron el momento en sus teléfonos y agitaron banderas venezolanas mientras cantaban el himno nacional (“Gloria al bravo pueblo, que el yugo lanzó”).

Los diplomáticos de Guaidó llevaron la lucha por la recuperación de la embajada como un microcosmos de su misión más grande. Vecchio compartió imágenes de un recorrido por la embajada: montículos de basura, cables expuestos, muebles volteados. “@NicolasMaduro es destrucción y corrupción”, escribió en Twitter. “Un país de progreso para todos pronto renacerá”.

Mientras que las personas con armas están del lado de Guaidó en los Estados Unidos, Maduro ha mantenido un monopolio sobre el uso de la fuerza en Venezuela. La misma semana en que Vecchio asumió la autoridad sobre la embajada, las fuerzas de seguridad de Maduro impidieron temporalmente que los diputados de la oposición ingresaran a la Asamblea Nacional, la única institución que controlan actualmente en el país.

Y el equipo de Vecchio no solo debe establecer una presencia en la embajada, sino también dar a conocer su presencia en la capital de los EE.UU., donde las elecciones presidenciales de 2020 y las tensiones militares con Irán están absorbiendo una gran cantidad de oxígeno.

 

Con información de nota de prensa

 

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