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Estados Unidos asegura que las inversiones chinas generan “daños ambientales”

Pekín es el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero; la mayor fuente de desechos marinos; el peor perpetrador de actos de pesca ilegal, no declarada y no reglamentada; y el mayor consumidor mundial de productos procedentes del tráfico de madera y especies silvestres. Aunque el pueblo chino es el que sufre las peores […]

Por Allan Brito
Estados Unidos asegura que las inversiones chinas generan “daños ambientales”
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Pekín es el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero; la mayor fuente de desechos marinos; el peor perpetrador de actos de pesca ilegal, no declarada y no reglamentada; y el mayor consumidor mundial de productos procedentes del tráfico de madera y especies silvestres. Aunque el pueblo chino es el que sufre las peores consecuencias ambientales de sus acciones, Pekín también amenaza la economía y la salud mundiales, ya que explota de manera no sostenible los recursos naturales y exporta su desprecio deliberado del medio ambiente a través de su iniciativa «Un Cinturón, una Ruta». Trágicamente, el Partido Comunista Chino (PCCh) reprime a la sociedad civil y la prensa libre, y desacelera cambios que beneficiarían a sus ciudadanos y a todas las personas del mundo. Como manifestó el Secretario de Estado Mike Pompeo, “una parte demasiado grande de la economía del Partido Comunista Chino se basa en la despreocupación deliberada por la calidad del aire, la tierra y el agua. El pueblo chino —y el mundo— se merecen algo mejor”.

Emisiones de gases de efecto invernadero

Pese a que China afirma ser un líder internacional en el plano medioambiental, sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) relacionadas con la energía van en aumento. Es el mayor emisor mundial anual de gases de efecto invernadero desde 2006. Las emisiones totales de China duplican las de los Estados Unidos y ascienden a casi un tercio de todas las emisiones mundiales. Las emisiones de Pekín relacionadas con la energía aumentaron más del 80 por ciento entre 2005 y 2019, mientras que las de los Estados Unidos han disminuido en más del 15 por ciento. En 2019 solamente, las emisiones de CO2 de China relacionadas con la energía aumentaron más de un 3 por ciento, mientras que las de los Estados Unidos se redujeron un 2 por ciento. Pekín reclama el estatus de “país en desarrollo” para evitar asumir más responsabilidades en lo relativo a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, aunque sus emisiones de CO2 per cápita ya han alcanzado el nivel de muchos países de ingresos altos. Las crecientes emisiones de China contrarrestan los avances logrados por muchos otros países de todo el mundo para reducir las emisiones mundiales.

La capa de ozono

A través del Protocolo de Montreal, las naciones del mundo acordaron eliminar la producción de sustancias que dañan la capa de ozono. Sin embargo, los científicos detectaron un aumento de las emisiones de CFC-11, una sustancia de debería estar siendo retirada y que agota el ozono, procedentes de China oriental entre 2014 y 2017. Los Estados Unidos lideran la respuesta internacional y siguen presionando a China para que cumpla sus obligaciones y aumente sus esfuerzos en materia de vigilancia y control del cumplimiento.

Calidad del aire

En 2008, diplomáticos estadounidenses instalaron monitores de la calidad del aire en la parte superior de la Embajada de los Estados Unidos en Beijing. Compartimos los datos públicamente y revelamos lo que los residentes locales ya sabían: la calidad del aire de Pekín era peligrosamente peor de lo que el Gobierno chino estaba dispuesto a admitir. Ese pequeño acto de transparencia contribuyó a catalizar una revolución en la gestión de la calidad del aire, y desde entonces Pekín considera la calidad del aire como una prioridad y ha establecido nuevas normas de calidad del aire ambiente. A pesar de las considerables mejoras registradas en las grandes ciudades, el nivel global de la contaminación del aire en China sigue siendo poco saludable y continúa afectando a los países situados a sotavento.

El Departamento de Estado trabaja para mitigar la amenaza mundial de la contaminación del aire a través de la diplomacia, el liderazgo normativo y la asistencia extranjera específica, con miras a promover los objetivos de los Estados Unidos e incorporar tecnologías innovadoras en los programas diplomáticos y de desarrollo y, a la vez, configurar los mercados en apoyo de las exportaciones de los Estados Unidos. Seguiremos promoviendo los intereses de los Estados Unidos en todo el mundo a través de los acuerdos internacionales vigentes sobre la calidad del aire, como el Convenio sobre la contaminación atmosférica transfronteriza a gran distancia (LRTAP, por sus siglas en inglés) y configurando las iniciativas en materia de calidad del aire en el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Ampliaremos nuestra labor con objeto de desarrollar la capacidad de mejorar la gestión de la calidad del aire y conformar los mercados en favor de la tecnología estadounidense a través del Programa para la Calidad del Aire, que actualmente gestiona 12 grandes subvenciones destinadas a mejorar la calidad del aire con un presupuesto combinado de 6,6 millones de dólares.

Mercurio

La falta de seguridad de los procesos industriales de China también la convierten en el mayor emisor mundial de mercurio, una neurotoxina que representa una importante amenaza para la salud pública cuando se permite que contamine el aire, el agua y el suelo. China va a la cabeza del mundo en materia de contaminación atmosférica por mercurio, procedente tanto de sus propias plantas de energía alimentadas con carbón como de las plantas que las empresas estatales chinas financian, construyen y operan en otros países. Los Estados Unidos fueron el primer país que se adhirió al Convenio de Minamata sobre el Mercurio de 2013, un acuerdo internacional que tiene por objeto proteger la salud humana y el medio ambiente mediante el abordaje integral de las fuentes y el comercio de mercurio, su uso en productos, sus emisiones, su almacenamiento y sus residuos. Además, el Programa sobre el Mercurio del Departamento de Estado de EE.UU. financia proyectos que promueven mejores prácticas ambientales entre los mineros de oro artesanales y a pequeña escala y reducen el uso de mercurio al tiempo que mantienen o aumentan la cantidad de oro que pueden recuperar los mineros. El programa también financia proyectos para reducir las emisiones de mercurio procedentes de la combustión del carbón. Aunque la República Popular China también forma parte del Convenio de Minamata sobre el Mercurio, sigue permitiendo que sus ciudadanos promuevan el uso de mercurio por parte de los mineros de oro artesanales y a pequeña escala en muchos países en desarrollo.

Tráfico de especies silvestres

China es, indiscutiblemente, el mayor consumidor del mundo de especies silvestres legales e ilegales, y fue identificada como «país de especial atención» por la Ley para eliminar, neutralizar y obstaculizar el tráfico de especies silvestres. El tráfico de especies silvestres es un delito transnacional grave que amenaza la seguridad, alimenta la corrupción, roba a las comunidades medios de vida económicos legítimos, empuja especies al borde de la extinción y propaga enfermedades. Los Estados Unidos instan desde hace tiempo al Partido Comunista Chino a que mejore su comportamiento en la lucha contra el tráfico de especies silvestres, y ha logrado éxitos diplomáticos tales como la prohibición casi total, en 2017, del comercio de marfil que se llevaba a cabo con el visto bueno del Gobierno chino. Los Estados Unidos exhortan al Partido Comunista Chino a que ponga fin de forma permanente a la venta de especies silvestres en peligro de extinción en los mercados de animales vivos, una medida que reduciría el uso de especies silvestres objeto de tráfico y de sus productos.

La tala ilegal y el comercio conexo

China es el mayor consumidor mundial de productos de madera ilegales. Impulsa la tala ilegal en los países productores, alimenta el comercio conexo de productos obtenidos ilegalmente —cuyo valor asciende a entre 52.000 y 157.000 millones de dólares al año—, y fomenta la corrupción y el crimen organizado transnacional. Además, la inversión china en el exterior en los sectores de las infraestructuras y los recursos naturales emplean prácticas económicas desleales, hacen caso omiso de las salvaguardias ambientales y sociales, y se centran en países con instituciones de supervisión y control del cumplimiento débiles que los hacen vulnerables a la extracción depredadora de China. Estas prácticas de desarrollo irresponsables contribuyen a la deforestación y la degradación de la tierra y socavan la industria forestal legítima en todo el mundo. China debería seguir el ejemplo de los Estados Unidos y otros países e imponer una prohibición integral de las importaciones de madera procedente de la tala ilegal.

Gestión de residuos

China es el mayor productor y exportador de productos plásticos, lo que representa casi el 30 por ciento del total mundial. Un amplio examen de la bibliografía llevado a cabo en 2019 por la Universidad de Tianjin estima que China es el principal generador del mundo de residuos plásticos. Al menos el 13 por ciento de los residuos plásticos generados en China se gestionan y liberan o desechan directamente en el medio ambiente en forma de contaminación, lo que se traduce en millones de toneladas al año. Si bien el Partido Comunista Chino había apoyado antes el reciclaje mundial de plásticos, la política “Espada Nacional” (que entró en vigor en 2018) restringió drásticamente la importación de desechos de plástico reciclables e interrumpió el comercio mundial de desechos de plástico. Ahora, la mayor parte de los desechos de plástico, que China había importado con anterioridad a 2018, se depositan en vertederos, se incineran o se procesan en países en desarrollo poco adecuados para gestionar este aumento repentino, lo cual, en última instancia, ejerce aún más presión sobre los ecosistemas. Los Estados Unidos apoyan la gestión ambientalmente racional de todos los residuos y desechos, y promueven la gestión sostenible de los materiales, un enfoque sistemático para utilizar y reutilizar los materiales de forma más productiva durante su ciclo de vida.

La iniciativa china «Un Cinturón, una Ruta»

La iniciativa insignia de China «Un Cinturón, una Ruta», más conocida como «Iniciativa Cinturón y Ruta», aspira a crear una red de rutas de comercio marítimo terrestre mejoradas para conectar mejor a China con el mundo. No obstante, su implementación carece de directrices ambientales, normas de seguridad y medidas de protección de los trabajadores claras. Numerosos proyectos financiados por la Iniciativa Cinturón y Ruta no cumplen las normas internacionales, y, una vez completados, los países deben lidiar con consecuencias perjudiciales durante mucho tiempo. Las salvaguardias ambientales dependen de las leyes de los países en los que se llevan a cabo los proyectos, y Beijing está impidiendo que las naciones desarrollen su economía de forma sostenible. En los últimos años, los proyectos respaldados por China en varios continentes han desplazado a poblaciones locales, empeorado la calidad del agua, contaminado las tierras adyacentes y arruinado ecosistemas frágiles. Muchos proyectos chinos de infraestructuras planificados en todo el mundo producirían un daño similar. El Fondo Mundial en favor de la Naturaleza (WWF) ha concluido que los corredores de la Iniciativa Cinturón y Ruta se superponen con más de 1.700 hábitats vitales para la biodiversidad y con las zonas de distribución de 265 especies amenazadas, que podrían verse afectadas negativamente por los proyectos de esta iniciativa. Un estudio publicado en Nature Sustainability sugirió que dichos proyectos pueden conducir a una “degradación ambiental permanente” debido a los daños ambientales producidos, entre otras cosas, por la contaminación, la pérdida de hábitats y la mortalidad de especies silvestres.

Desechos marinos

China es el mayor emisor mundial de desechos plásticos marinos. De acuerdo con sus propios expertos, China arrojó hasta un millón de toneladas de residuos plásticos en el océano en 2017. La presencia de plásticos en el océano cuesta a las industrias marítima, pesquera y turística miles de millones de dólares al año y pone en peligro la seguridad alimentaria y la salud pública. De acuerdo con un informe de 2020 del Consejo de Medio Ambiente de Asia y el Pacífico (APEC), se estimó que el daño causado por los desechos marinos a las economías de los Estados miembros del APEC solo en 2015 ascendió más de 11.000 millones de dólares.

Los Estados Unidos previenen y reducen de forma proactiva los desechos marinos en el plano nacional y respaldan dichos esfuerzos en el ámbito internacional. Los Estados Unidos abogan por la gestión ambientalmente racional de todos los residuos, promueven el reciclaje de desechos plásticos y apoyan soluciones innovadoras basadas en el mercado dirigidas a gestionar y reducir los residuos y desechos, incluidos los residuos de plástico y, en última instancia, evitar que estos contaminen el medio ambiente. En las conferencias Nuestro Océano celebradas entre 2014 y 2019, los Estados Unidos asumieron 113 compromisos por valor de más de 4.300 millones de dólares para promover las pesquerías sostenibles, combatir los desechos marinos y apoyar la ciencia, la observación y la exploración marinas. En la conferencia Nuestro Océano del año pasado, los Estados Unidos anunciaron 23 nuevos compromisos valorados en 1.210 millones de dólares, entre ellos tres nuevos compromisos relacionados con los desechos marinos.

Pesca ilegal, no declarada y no reglamentada en todo el mundo

China está ejerciendo cada vez más presión sobre las poblaciones de peces de todo el mundo debido a prácticas de pesca insostenibles. El Partido Comunista Chino subvenciona la mayor flota pesquera del mundo y una de las mayores flotas de pesca en aguas distantes que operan en alta mar y en aguas de otros países. Los barcos chinos violan sistemáticamente los derechos de soberanía y la jurisdicción de otros Estados costeros, pescan sin permiso y sobrepescan superando las cantidades establecidas en los derechos de explotación. A pesar de que Pekín declara tener una política de “tolerancia cero” con respecto a estas cuestiones, los problemas son generalizados. China es uno de los peores perpetradores del mundo de actos de pesca ilegal, no declarada y no reglamentada, y no respeta las medidas internacionales de ordenación pesquera. En respuesta, los Estados Unidos están elaborando nuevas herramientas y trabajando con asociados internacionales para garantizar la sostenibilidad y la legalidad de la pesca mundial, al tiempo que alientan al Partido Comunista Chino a que vigile con más eficacia y transparencia las actividades de sus flotas y obligue a los infractores a rendir cuentas.

Manipulación de las aguas del Mekong

La operación por parte de China de su avalancha de mega-represas, la opacidad de sus prácticas de gestión del agua y la alteración unilateral del caudal aguas arriba del río Mekong han producido consecuencias catastróficas para sus vecinos aguas abajo. En el Simposio de Investigación del Mekong celebrado en diciembre de 2019, los investigadores presentaron pruebas preocupantes sobre la manipulación por China del flujo del río Mekong durante los últimos 25 años. Otros análisis de datos satelitales públicamente disponibles y de registros de la altura del río efectuados por la Comisión del Río Mekong confirmaron que las mayores interrupciones del flujo natural coincidían con la construcción y el funcionamiento de las mayores presas, agravaban las consecuencias de las sequías y producían daños incalculables a la pesca y la agricultura. Estos problemas se ven agravados por el hecho de que la República Popular China no publica datos fundamentales sobre el flujo de agua sin los cuales las naciones de la región del Mekong no pueden gestionar de forma eficaz los recursos hídricos o prepararse para hacer frente a las consecuencias de las inundaciones y las sequías y mitigarlas. Los Estados Unidos instan a China a cumplir su reciente compromiso de intercambiar datos sobre el agua durante todo el año y a colaborar con la Comisión del Río Mekong para sacar provecho de las asociaciones y plataformas de intercambio de datos existentes, como la Plataforma de Intercambio de Datos e Información de la Comisión del Río Mekong y el sitio web de la Iniciativa de Datos sobre el Río Mekong (MekongWater.org).

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