Opinión, Vida saludable

La raíz del problema de la marea roja podría ser responsabilidad humana

En los últimos meses se ha hablado mucho sobre las causas y consecuencias de la marea roja en las costas de Florida. Gracias al seguimiento científico se sabe que se trata de un fenómeno natural, un ciclo que se presenta periódicamente, pero que cada vez pareciera generar mayores repercusiones sobre la calidad de la vida […]

Por Allan Brito
La raíz del problema de la marea roja podría ser responsabilidad humana
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En los últimos meses se ha hablado mucho sobre las causas y consecuencias de la marea roja en las costas de Florida. Gracias al seguimiento científico se sabe que se trata de un fenómeno natural, un ciclo que se presenta periódicamente, pero que cada vez pareciera generar mayores repercusiones sobre la calidad de la vida marina, así como sobre las costas y sus habitantes: Pero, ¿hasta dónde se trata de un problema de orden natural?

Por Gustavo Márquez/Miami Diario

Científicos de varios países que padecen el fenómeno de la marea roja, coinciden en señalar que uno de los principales problemas que incide directamente sobre el incremento –año a año– de la marea roja y sus consecuencias se debe al calentamiento global.

Ahora bien, el calentamiento global es –a su vez– consecuencia de los gases de efecto invernadero. Las emisiones de monóxido de carbono, tanto de la industria del transporte que trabaja con combustibles fósiles; las chimeneas de fábricas a los cuatro vientos de la geografía universal, el uso desproporcionado del sustancias que dañan la capa de ozono, como los gases congelantes utilizados en equipos de refrigeración, son solo algunos ejemplos que bien pueden ilustrar sobre la raíz de todos estos males.

Por otro lado, la ciencia también nos refiere a los fenómenos climáticos como El Niño, como una de las causas de que la marea roja se incremente, generando un desequilibrio ambiental en los ecosistemas de infinidad de países y sus costas, al comprometer la calidad del oxígeno en el agua. En efecto, cada año las variaciones climáticas se hacen sentir con mayor fuerza, propiciando un desajuste ecológico temporal capaz de afectar a fauna, flora y pobladores de las costas marinas; hasta el punto de causar serios problemas de salud y hasta la muerte de millones de criaturas marinas y terrestres; como –en efecto– ha pasado en las costas de Florida últimamente.

Adicionalmente, los investigadores señalan que el aumento en la disponibilidad de nutrientes en el mar repercute en la floración de las algas tóxicas, así como en la activación de la marea roja. Pero, ese aumento de nutrientes –básicamente– son los que provienen de los desechos de aguas servidas; es decir, la basura humana que termina en las costas. Otro ingrediente que nos da la pista para encontrar la raíz de todos estos males.

Las algas no son las culpables

Cuando las algas marinas se incrementan de forma considerable, comprometen la calidad del oxígeno, así como la incidencia de la luz solar hacia lo interno del territorio marino, lo cual compromete seriamente el equilibrio vital bajo las aguas. El aumento de la temperatura oceánica, bien sea por clima o por el efecto invernadero, estimula la floración desmedida de las microalgas. Esto sucede en dos épocas bien marcadas, dos picos de floración: una en primavera, con el fitoplancton, las llamadas microalgas verdes; y otra en otoño, conocida como dinoflagelados, que afecta –adicionalmente– a la vida en agua dulce.

Ambas especies afectan temporalmente la vida de la fauna marina, así como la pesca y el turismo; lo han hecho por años, ya que se trata de un fenómeno natural. Pero su responsabilidad en el deterioro de la calidad de vida –necesariamente – habría que analizarlo conjuntamente con el comportamiento humano sobre el cuidado del ambiente.

El efecto invernadero no es un fenómeno natural, es una consecuencia; el fenómeno de El Niño no es de origen natural, es una consecuencia; los cambios climáticos no son un fenómeno natural, son una consecuencia; la acidificación de las aguas no es un fenómeno natural, es una consecuencia; la reducción de la capa de ozono no es un fenómeno natural, es una consecuencia. Consecuencias todas, de la acción directa e irresponsable de los seres humanos sobre nuestro propio planeta.

Y qué decir sobre la calidad del aire que respiramos, que también repercute sobre los océanos. Para nadie es un secreto que el oxígeno del planeta contiene micropartículas responsables de que cada vez haya más problemas respiratorios en la población, hasta el punto de cambiar los marcadores mundiales sobre el crecimiento poblacional.

Un nuevo y necesario llamado de alerta

Son muchos los llamados de alerta sobre qué estamos haciendo con nuestro planeta, qué tipo de futuro les espera a las generaciones futuras. Lo sucedido recientemente en las costas de Florida, así como en otros países en una muestra más de los negativos efectos que los seres humanos somos capaces de provocar sobre nuestro propio hábitat; por un estilo de vida que pone de relieve valores materiales por sobre la vida misma.

Sin embargo, permanentemente la naturaleza nos recuerda que no vamos por buen camino en materia de preservación del ecosistema mundial. Incluso, las reuniones internacionales de países para tratar temas ambientales nunca han tomado decisiones dramáticas en favor del ambiente. Muy por el contrario, los acuerdos siguen dando largas al asunto, mientras la naturaleza misma nos abofetea el rostro con un desequilibrio en aumento. Las señales están a la vista…

Nos preguntamos: ¿Estaremos los seres humanos dispuestos a cambiar nuestros patrones de vida, nuestras formas de convivencia, nuestros hábitos?, y lo que es más importante: ¿qué tipo de planeta le vamos a heredar a nuestros hijos?

Entones, ¿donde está la raíz de todos estos males?

No todo es malo

Es momento de cambiar. Existen un número –cada vez más creciente– de organizaciones no gubernamentales dedicadas a la preservación del ambiente, a la siembra de valores y principios de vida fundamentales para generar conciencia sobre cómo podemos detener el deterioro de nuestro hábitat mundial.

Amigo lector, si lo vivido en Florida te ha marcado la vida, si has sido afectado –directa o indirectamente– por la marea roja y por las algas tóxicas, entonces debes dejar de hacer lo habitual, pues obtendrás los mismos resultados. Si cambias de actitud, si dejas de ser parte de problema y te conviertes en parte de la solución, el día de mañana podrás mirar a tus hijos a los ojos sabiendo que pusiste tu granito de arena –limpia– para contribuir a una mejor y más duradera calidad de vida y heredarles un mejor planeta; pues la vida misma se no va en eso…

Consulte:

The Nature Conservancy

EarthAction

Visit Florida

NOAA Florida Keys NMS

Audubon Florida

Refugio de vida silvestre de la CE

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