Opinión

Mariela González Tovar: Trastorno de estrés postraumático, un mal que es real

Si bien desde hace más de un siglo, ha existido el concepto de trastorno emocional relacionado con algún evento traumático bajo el nombre de neurosis, neurosis de guerra, entre otros. Su clasificación oficial en la nomenclatura diagnóstica, como Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), es bastante reciente. Por Mariela González Tovar PhD Éste fue introducido por primera vez […]

Por Allan Brito
Mariela González Tovar: Trastorno de estrés postraumático, un mal que es real
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Si bien desde hace más de un siglo, ha existido el concepto de trastorno emocional relacionado con algún evento traumático bajo el nombre de neurosis, neurosis de guerra, entre otros. Su clasificación oficial en la nomenclatura diagnóstica, como Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT), es bastante reciente.

Por Mariela González Tovar PhD

Éste fue introducido por primera vez en la década de los 80, en la tercera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-III). Momento en el cual, se convierte en objeto de interés de numerosas revistas científicas y artículos de investigación no sólo en el campo de la salud sino también, en el de políticas sociales.

Este interés ha estado acompañado de un conjunto de controversias asociadas a su uso y aplicación en la práctica; siendo su diagnóstico, el aspecto más discutido y puesto sobre la palestra, dado a las dificultades para darle una definición clara a lo que es un evento traumático y a los posibles efectos que de éste se puedan derivar.

Recordando que el acontecimiento traumático resulta el punto de partida para hacer el diagnóstico de TEPT…el trastorno de estrés postraumático aparece cuando la persona ha sufrido- o ha sido testigo- de una agresión física o una amenaza para la vida de uno mismo o de otra persona… (DSM-IV, American Psychiatric Association).

Es así como, la historia de más de 30 años que tiene el concepto de TEPT, ha tratado de despojarse de una concepción del acontecimiento traumático como poco habitual y angustiante para todo el mundo, y rescatar más bien una descripción de éste, que es mermada por la experiencia subjetiva de quien se pone en contacto con éste

De tal modo, considerar un acontecimiento como traumático, implicará no solo abordar variables propias del evento y de la persona, sino también las diferentes combinaciones que entre ellas pueden darse, que es lo que llevaría a conocer la probabilidad para desarrollar un TEPT, y a configurar las diferencias individuales que se constatan entre las víctimas de un mismo evento traumático.

Esta diversidad de variables que pueden estar involucradas a la hora de hablar de un TEPT ha llevado incluso a no tener claros los límites entre su diagnóstico y el de otros trastornos psicológicos.

En un intento por solventar estos problemas, la American Psychiatric Association recoge los resultados de un conjunto de investigaciones realizadas en el área, y presenta las modificaciones en los criterios de diagnóstico del TEPT en la quinta versión del DSM. Estas modificaciones se centraron en plantear un capítulo propio e independiente para el TEPT, resaltando el umbral traumático del acontecimiento para de esa forma diferenciarlo con otros eventos que pueden considerarse estresantes, como también en destacar el carácter distintivo de la reexperimentación del acontecimiento traumático.

Asimismo, incluyeron los síntomas de evitación y la hiperactivación, pero agregaron un cuarto grupo de síntomas, como es el caso de las alteraciones cognitivas/cambios en el estado de ánimo, siendo ésta la principal novedad de la clasificación.

Teniendo en cuenta este último aspecto, se hace necesario considerar las variables personales antes, durante y después de la vivencia traumática, haciendo hincapié en la historia personal de experiencias traumáticas previas, debido a que podrían ser factores que influyan en la percepción del evento, pero también en la recuperación del trauma si se llegara a dar.

Cada uno de nosotros debemos de tener claro que el TEPT existe, no podemos restarle importancia, razón por la que es importante tener en cuenta los factores de riesgo asociados a esta situación, entre ellos se destacan:

  • Las circunstancias del suceso.
  • El género, la raza, la edad, el nivel educativo de la persona que está involucrada.
  • La forma como la persona responde cognitiva y emocionalmente durante el trauma, su estilo de afrontamiento y soporte social.
  • La historia familiar o personal de alteraciones emocionales.
  • La intensidad de la respuesta inicial.

La detección temprana de la población vulnerable a desarrollar un TEPT ayudaría a intervenir tempranamente y evitar las consecuencias asociadas a éste.

Psicólogo Clínico

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