Opinión

Mariela González Tovar: Depresión en tiempos de COVID-19

  Una preocupación que tenemos actualmente los psicólogos es el efecto que el COVID-19 tendrá sobre la salud mental de la población mundial. Por Mariela González Tovar/ PhD Muchas personas solo piensan en salir de sus casas, dejar atrás el confinamiento, tratando de evitar aquello que los desconciertan, y los aleja de lo que ellos […]

Por Allan Brito
Mariela González Tovar: Depresión en tiempos de COVID-19
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Una preocupación que tenemos actualmente los psicólogos es el efecto que el COVID-19 tendrá sobre la salud mental de la población mundial.

Por Mariela González Tovar/ PhD

Muchas personas solo piensan en salir de sus casas, dejar atrás el confinamiento, tratando de evitar aquello que los desconciertan, y los aleja de lo que ellos verdaderamente consideran “normal”, sin embargo, el COVID-19 ha generado huellas que desde ya podemos empezar a ver o anticipar.

La anterior situación no se resolverá de un día para otro, algunos consideran que volver a una “nueva normalidad” va a solucionar muchos problemas, no obstante, esta pandemia puede ya estar dejando estragos en la salud mental de las personas, que requerirán de mucha atención profesional para superarlas.

Las estadísticas muestran que las repercusiones psiquiátricas han aumentado, observándose un incremento de los casos o síntomas asociados al trastorno de ansiedad y depresión debido a la falta de actividad y/o distracciones.

Un estudio divulgado por la Oficina del Censo de los Estados Unidos y publicado por The Washington Post, destaca que un tercio de los estadounidenses muestran signos de ansiedad o depresión clínica. La investigación revela que, en promedio, el 30% de los estadounidenses presentan síntomas de ansiedad generalizada, mientras que el 24% muestran síntomas clínicamente significativos de trastorno depresivo mayor.

Hablando específicamente de los síntomas depresivos, resulta importante diferenciar entre tristeza y depresión. La depresión es una enfermedad mental grave caracterizada por un bajo estado de ánimo que es persistente, limitada autoestima y sentimientos de culpa. Asimismo, de pérdida de interés y placer en actividades habituales, alteraciones en los hábitos del sueño y la alimentación, etc.

Pareciera que los síntomas de depresión son mayores en las mujeres que en los hombres, y se triplican entre los grupos de personas que muestran una especial preocupación por las consecuencias de las experiencias que se están experimentando con la pandemia del COVID-19.

Actualmente, las personas más vulnerables a sufrir síntomas de depresión son los jóvenes, al sentir que sus proyectos y planes de futuro se ven amenazados por la incertidumbre que se está viviendo, todo lo cual hace que se incrementen sus miedos e inseguridades.

En esta línea de discusión, un estudio realizado por la Universidad Complutense de Madrid dentro del proyecto de investigación Vida-Covid-19 que buscaba conocer los efectos psicológicos de la pandemia y el confinamiento en la población de España, encontró que el 43% de los jóvenes presentaron síntomas depresivos, a diferencia de solo el 9.3% en los mayores de 65 años.

Concluyeron que las personas más vulnerables eran los jóvenes, explicándolo justamente porque la pandemia es “una ruptura y una amenaza” a sus proyectos vitales (comenzar una carrera, buscar un empleo, etc.) y porque su estilo de vida es más activo y se ve más afectado y alterado por el confinamiento.

Investigaciones futuras deben examinar en profundidad las reacciones emocionales y conductuales negativas de cada uno de los grupos etarios. El trabajo futuro se beneficiará de intervenciones que guíen a las personas a considerar diferentes escenarios y en cómo podrían prepararse para que en un futuro puedan manejar diferentes situaciones emocionales que se originen y/o refuercen durante la pandemia

El mantenimiento del bienestar se puede mejorar prestando atención a las estrategias que promueven la expresividad emocional y nuevas formas de afrontamiento de la pandemia.

Esto no solo será un aporte al trabajo terapéutico sino un aporte adicional para poder reforzar la participación del psicólogo en los tratamientos clínicos post-COVID-19.

La vida de todos nosotros ha tenido una transformación debido a la pandemia y tanto nuestro cuerpo como mente se han visto amenazados.

Seamos conscientes de nuestras emociones, identifiquemos aquellas que nos afectan, busquemos ayuda si lo necesitamos, para de esa forma prevenir o afrontar trastornos mentales que son parte de esta nueva era.

Psicólogo Clínico

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