Estados Unidos, Venezuela

Guaidó cuenta con el apoyo de EEUU para rastrear arte robado a Venezuela

Con el fin de identificar y localizar obras de arte desaparecidas, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha solicitado en meses recientes la colaboración del FBI, la policía italiana y expertos de museos, ElEstímulo Por Redacción Miami Diario Entre las obras que tratarán de ser recuperadas, figuran tres que decoraron por décadas las paredes de la […]

Por Allan Brito
Guaidó cuenta con el apoyo de EEUU para rastrear arte robado a Venezuela
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Con el fin de identificar y localizar obras de arte desaparecidas, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos ha solicitado en meses recientes la colaboración del FBI, la policía italiana y expertos de museos, ElEstímulo

Por Redacción Miami Diario

Entre las obras que tratarán de ser recuperadas, figuran tres que decoraron por décadas las paredes de la residencia del embajador de Venezuela en Washington, pero que no estaban ahí cuando un enviado del líder opositor Juan Guaidó asumió la misión diplomática en mayo.

No se conoce cuál es el paradero de las pinturas y se teme que muchas más puedan estar desaparecidas mientras la apremiante situación económica de Venezuela le pasa factura a las otrora preciadas colecciones del país y las sanciones financieras se enfocan en funcionarios corruptos que han usado por años el arte como mecanismo para lavar dinero.

Carlos Vecchio, un exiliado político que Estados Unidos reconoce como el embajador de Venezuela, aseguró que esta es la punta del iceberg. Hizo alusión a un marco de madera vacío que está colgado en una pared sobre la chimenea en la sala de estar de la residencia del que cree fue sacado uno de los lienzos desaparecidos.

“Si están haciendo esto acá puedes imaginar qué están haciendo en nuestro país”, indicó.

Es de hacer notar que las pinturas del siglo XX desaparecidas, que se expusieron por última vez en el Banco Interamericano de Desarrollo en Washington en 2008, son un paisaje del imponente Ávila en Caracas hecho por el pintor Manuel Cabré, el retrato “Juanita” de Armando Reverón y una obra de realismo social de Héctor Poleo titulada “La muñeca rota”.

De acuerdo con los expertos, las obras desaparecidas están valoradas en cerca de un millón de dólares. Pero su verdadero valor es como íconos del patrimonio cultural de Venezuela, que expertos de arte temen que podría perderse en medio del caos que atraviesa la nación suramericana, como sucedió con miles de artefactos antiguos que fueron saqueados de Afganistán e Irak durante los años de guerra recientes en esos países.

María Luz Cárdenas, antigua curadora principal del Museo de Arte Contemporáneo en Caracas, aseguró que “el daño moral es enorme. Hay una generación entera que no va a tener memoria porque está siendo negada a una conexión espiritual con su patrimonio que sólo el arte puede proveer”.

Marshall Billingslea, secretario adjunto a cargo de investigar la financiación del terrorismo que ha llevado al gobierno de Trump a sancionar a funcionarios venezolanos y a evitar que Maduro saquee los bienes petroleros de la nación en el exterior, es el funcionario a cargo de esta cacería artística.

Gracias a la ayuda del diplomático venezolano, Billingslea ha estado creando un inventario de todas las obras de arte asignadas a las misiones diplomáticas en los más de 50 países que reconocen a Guaidó como líder legítimo de Venezuela. Al mismo tiempo, buscó la ayuda de los Carabineros de Italia -que cuentan con la brigada de arte más importante del mundo- y ha pedido a grupos de museos internacionales que estén alerta ante el potencial saqueo del patrimonio cultural venezolano.

Billingslea, nominado recientemente por el presidente Donald Trump al máximo cargo de derechos humanos del Departamento de Estado, no respondió a una solicitud de declaraciones. Su audiencia de confirmación era el jueves.

Un dato importante es que el esfuerzo rememora a la Segunda Guerra Mundial, cuando la Oficina de Control de Fondos Extranjeros del Ministerio del Tesoro rastreó obras de arte propiedad de judíos robadas por los nazis, utilizadas para evadir un bloqueo aliado. De esa iniciativa nació la Oficina de Control de Bienes Extranjeros, que ubica y congela los bienes de individuos y negocios sancionados.

Las crecientes sanciones financieras de Estados Unidos en Venezuela se han convertido en un gran obstáculo que le impide al gobierno de Maduro y sus allegados tener acceso a instituciones financieras de occidente. El mercado de arte, oblicuo y no regulado, es considerado un medio ideal para almacenar ingresos ilegales de corrupción que el Congreso controlado por la oposición calcula que ha llegado a 400.000 millones de dólares en años recientes bajo el gobierno socialista.

Ernesto Villegas, ministro de Cultura de Maduro, no respondió una solicitud de información sobre la situación de las obras desaparecidas o los alegatos de la oposición de que han sido robadas.

Exempleados de la embajada alertaron discretamente a legisladores de la oposición hace unos años de que las obras de arte en la residencia en Washington estaban en peligro, según detalló Vecchio.

El embajador dijo que la última vez que fueron vistas fue en una foto distribuida por la Embajada de Venezuela en 2012, en la que dos pinturas enmarcaban la entrada a un elegante salón.

Muchas colecciones no exhibidas propiedad de la gigante petrolera estatal PDVSA, así como el tesoro de armas, curiosidades y objetos de colección en el Banco Central de Venezuela que pertenecieron al héroe de independencia Simón Bolívar, El Libertador de la nación, tienen un destino incierto.

Cárdenas apuntó que “no hay razones para pensar que se lo hayan llevado, pero hay un silencio alrededor de ellos, una censura de información que nos hace dudar dónde están las obras maestras”.

En el centenario Museo de Bellas Artes, la situación es desesperada. Sólo un tercio de sus 18 galerías están abiertas al público; el resto han permanecido cerradas por meses por renovaciones, aunque no se ve que estén remodelando nada.

Un empleado veterano aflojó una delgada cuerda anudada que era la única seguridad para los salones cerrados donde el calor era sofocante, y donde se encuentra una colección de invaluables pinturas barrocas y grabados delicados del siglo XVIII del maestro español Francisco de Goya.

Recordó que cuando comenzó su trabajo hace dos décadas había 34 curadores guías. Hoy, sólo quedan dos.

Pese a no haber información sobre posibles obras robadas, la colección es vulnerable. Dijo que hace unos meses un empresario chino iba al museo todos los días a tomar fotos y que a través de un traductor ofreció grandes sumas de dinero por un jarrón griego antiguo. Sólo desapareció cuando el personal retiró el objeto de la exposición.

“Una noche podría haberse quedado durmiendo en el museo”, subrayó el hombre con resignación. Y remató: “Uno puede imaginar muchas cosas”.

Con información de: ElEstímulo

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