Un nuevo libro retrata la increíble historia de uno de los mejores tenistas del mundo: Roger Federer.
Lo cierto es que Roger Federer es un maestro de la sincronización, por lo que es lógico que una nueva biografía sobre él llegue en un momento insólito, reportó WashingtonPost.
Bajo el título “The Long Run and Beautiful Game of Roger Federer,” “The Master”, el libro se desarrolla con la precisión casi cronológica de un reloj suizo.
Great to speak with @TennisPodcast and @DavidLawTennis on publication day for "The Master", my book on #Federer and this golden age in men's #tennis https://t.co/It5flzVc17
— Christopher Clarey 🇺🇸 🇫🇷 🇪🇸 (@christophclarey) August 24, 2021
El corresponsal de tenis del New York Times, Christopher Clarey, aprovecha al máximo sus más de 20 años de acceso periodístico a Federer en seis continentes, con experiencias como la de esperarle en un auto con chófer a la salida de un partido en un estadio abarrotado cerca de Buenos Aires, la de acompañarle en un vuelo privado a primera hora de la mañana en el desierto de California o la de almorzar con la estrella ante las vistas panorámicas del lago de Zúrich.
Clarey ofrece una ventana al mundo de “baja fricción” de Federer como atleta adinerado, pero no antes de mostrar los riesgos, a veces de alta fricción, de dedicar tu vida a la búsqueda de la gloria del tenis.
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Federer, a quien a menudo se compara con un maestro, un pintor o un bailarín de ballet, puede hacer que el juego parezca un esfuerzo artístico, por su gracia poco común.
Clarey aprecia las cualidades técnicas que convierten a Federer en un fuera de serie, como el hecho de que sus ojos permanezcan fijos en el punto de contacto un poco más que los demás.
Sin embargo, el buen reportero debe ir más allá del arte seductor y el trofeo, que incluye un récord de 20 títulos importantes, empatando por el momento con Rafael Nadal y Novak Djokovic, los otros miembros de los llamados Tres Grandes del deporte.
En busca de momentos formativos, Clarey rastrea cuidadosamente la historia del origen, viajando incluso al barrio sudafricano donde el suizo Robert Federer, de 23 años, se enamoró por primera vez de una compañera de trabajo de 18 años llamada Lynette, la madre de Roger.
Ese es sólo el primero de varios giros fortuitos del destino. El autor señala algunas de las claves que tuvieron que encajar para que el joven talento se convirtiera en la superestrella de marca que es “Roger”.
El adolescente Federer, por ejemplo, tuvo que elegir el tenis en lugar del fútbol, que (como Nadal) probablemente podría haber jugado profesionalmente.
Los entrenadores y sus padres tuvieron que ayudarle a encauzar su energía desenfrenada y a reforzar su fragilidad emocional.
“Estos son los puntos de inflexión”, escribe Clarey, “como el hecho de que Robert Federer exigiera a su temperamental hijo que encontrara su propio transporte a casa en Basilea”, subrayando cómo el joven Roger no fue “mimado a la luz de su potencial”.
A través de decenas de entrevistas, “El Maestro” destaca a algunos de los miembros del equipo de Federer más infravalorados públicamente pero de crucial influencia, como el preparador físico y confidente Pierre Paganini, el psicólogo de rendimiento Christian Marcolli y el difunto entrenador Peter Carter, cuya trágica muerte en 2002 pareció provocar una profunda maduración en Federer.
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El libro también explica cómo el romance olímpico entre el adolescente Roger y la también jugadora suiza Mirka Vavrinec se convirtió en una relación que combinó sus funciones personales y profesionales dentro del equipo Federer, y en un matrimonio que ha sido la base de su éxito a largo plazo.
El libro también desvela hábilmente las capas de algunos de los partidos más importantes de la carrera de Federer, incluida la victoria en Wimbledon en 2001 sobre Pete Sampras que anunció el ascenso del Federer adolescente; su regreso al título del Abierto de Australia en 2017; y los históricos descalabros en Wimbledon en las derrotas ante Nadal en 2008 y Djokovic en 2019 (las entrevistas con ambos rivales profundizan en las reflexiones del libro).
Los comentarios de un grupo de jugadores del Salón de la Fama completan este retrato de Federer como una presencia fácil en el vestuario con un instinto asesino requerido una vez que entra en la cancha, incluso con los jugadores del tour que son amigos.
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También es un humanitario políglota con los pies en la tierra que se considera un ciudadano del mundo. “Me considero realmente un tipo normal”, dice a Clarey, “con una vida fascinante como tenista”.
Federer califica este escalón profesional, en el mejor de los casos, como una “experiencia extracorporal” total, y eso fue antes de convertirse en uno de los deportistas mejor pagados del mundo.
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La emoción en su voz era tan clara como su mensaje:
Su recuperación no ofrece ninguna garantía sobre su regreso al tenis de competición, por no hablar de las alturas enrarecidas que ha ocupado durante décadas, como uno de los más grandes que jamás haya empuñado una raqueta.
Federer, que cumplió 40 años este mes, se perderá el Abierto de Estados Unidos, que comienza el 30 de agosto.
Dado que se encuentra en una encrucijada de su carrera, es el momento oportuno para reflexionar sobre el hombre que hay detrás y dentro de la imagen, para considerar cómo un adolescente sensible y de temperamento fuerte evolucionó hasta convertirse no sólo en un campeón equipado, sino también en el embajador mundial preeminente de su deporte.
Federer habló de su salud
La semana pasada, el legendario tenista suizo miró directamente a la cámara y compartió la noticia: necesitaría otra operación de rodilla “para darme un atisbo de esperanza de volver al circuito de alguna forma”.
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Entonces, ¿qué lleva a Federer a plantearse un nuevo regreso tras una operación de rodilla, después de muchos meses de ausencia del juego? ¿Qué impulsa a este hombre de familia de 40 años cuando parece tenerlo todo? La semilla puede verse en lo que le dijo a Clarey en 2012 sobre su vida en el circuito:
“Me siento muy afortunado, y supongo que esa es también una de las razones por las que me gustaría jugar más tiempo, porque estas cosas no van a volver cuando te retiras”.
Como dicen los fieles a Federer: Allez Roger.
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