Opinión

Eduardo Montalvo: Me niego a vivir la nueva normalidad

Durante el transcurso de mi vida he podido vivir el vertiginoso desarrollo de las ciencias y de la tecnología, lo que me ha obligado a mantenerme actualizado para no quedarme atrás. Por Eduardo Montalvo Pero, a mi edad ya no estoy dispuesto a adaptarme a la nueva realidad que los medios de comunicación están promoviendo […]

Por Allan Brito
Eduardo Montalvo: Me niego a vivir la nueva normalidad
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Durante el transcurso de mi vida he podido vivir el vertiginoso desarrollo de las ciencias y de la tecnología, lo que me ha obligado a mantenerme actualizado para no quedarme atrás.

Por Eduardo Montalvo

Pero, a mi edad ya no estoy dispuesto a adaptarme a la nueva realidad que los medios de comunicación están promoviendo con tanta insistencia. Ellos nos quieren vender la idea de que de ahora en adelante debemos adecuarnos a un nuevo modo de vida, que han dado por llamar “the new normal”.

Mañana, tarde y noche nos meten el cuento de que las cosas serán distintas, preparándonos así para que nos vayamos acostumbrando a ceder nuestros derechos y libertades a cambio de mantenernos sanos y vivos.

Esto ya pasó después del fatídico 11 de septiembre, y el resultado fue la irreparable pérdida de derechos y de libertades ciudadanas.

Ahora, pretenden hacer lo mismo, pero yo no estoy dispuesto a ceder ni un ápice de mis libertades: De mi libertad de elegir si me da la gana de usar mascarilla o no, mi libertad de transitar libremente por donde se me antoje, la libertad de expresar abiertamente mis opiniones, y la libertad de profesar mi fe sin restricción alguna.

Este esfuerzo propagandístico de los medios es una estrategia que pretende quebrantar nuestras mentes y voluntades mediante la difusión del miedo de enfermarnos y de morir. Este miedo se ha apoderado de los más vulnerables física y mentalmente, tomado así el control de sus pensamientos y de sus emociones.

El mejor ejemplo de esto es cuando vemos a choferes en sus vehículos, conduciendo solos, con los vidrios arriba, el aire acondicionado encendido y su mascarilla puesta. Esto demuestra que los medios están teniendo éxito mediante el empleo de sus malintencionadas recomendaciones, sus tergiversadas informaciones, y su malévolo sensacionalismo.

Las mascarillas son y deben ser usadas sólo por las personas enfermas, no por las personas sanas.

El propósito de éstas es evitar que las personas enfermas contagien a las personas sanas, pero, hay muchas personas que creen que el uso de mascarillas las salvará milagrosamente de contagiarse con el Virus Chino.

Pero, si después de pasar 3 meses aislados y recluidos en sus casas aún no han desarrollado ningún síntoma asociado con esta infección, entonces están sanos y el uso de la mascarilla no tiene ningún sentido.

Tenemos que dejar de lado el miedo a la muerte y comenzar a vivir nuestras vidas de nuevo, con optimismo y con fe. No podemos quedarnos escondidos en las sombras de la auto reclusión, temerosos a enfermarnos y a perder nuestras vidas.

El único que tiene control sobre la Vida y la Muerte es Dios, y sólo Él sabe cuándo y cómo vamos a morir. Así que no pierdas más tu tiempo, apaga la TV, no escuches ni leas más noticias negativas y sal confiado(a) a la calle a vivir la vida que te corresponde, trabajando, estudiando, y cumpliendo con el Plan Divino que Dios tiene reservado sólo para ti.

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